La Jornada Semanal, 19 de octubre de 1997
ENTREVISTA CON BENJAMIN ROMERO DUARTE
Coordinador del Grupo Plural, Benjamín Romero Duarte, artista plástico, habla en esta entrevista sobre el proyecto definitivo del Instituto Metropolitano de Cultura (IMC) que en breve se le presentará a Cuauhtémoc Cárdenas, en torno a la administración cultural de la ciudad de México en los próximos tres años.
¿Por dónde se debe comenzar una discusión sobre un proyecto cultural en la ciudad más grande del mundo?
-En principio, habría que plantear y desarrollar una serie de medidas que nos permitan acceder a cierto tipo de desarrollo y disfrute cultural, porque esta ciudad carece de un conjunto de leyes que nos den este acceso.
-¿Medidas de qué tipo?
-Legislar a favor de leyes de fomento cultural que beneficien a la ciudad de México. Hasta este momento, por ejemplo, no existe una ley que garantice el derecho a la cultura, aun cuando existen tratados y convenios de carácter internacional que ha suscrito el gobierno de México. Lo que hay en esta ciudad es una administración dependiente del Ejecutivo, y todas las medidas que se toman son de carácter centralizado. El objetivo es que se tomen medidas que permitan que la ciudad de México, por sí misma, se autogobierne en materia cultural.
-¿Cuál es el fin de un Instituto Metropolitano de Cultura?
-Es un instituto que pretende coordinar, por primera vez, la actividad a nivel de la enseñanza, creación, difusión y preservación culturales.
-¿Por qué institucionalizar la cultura, si la cultura de una ciudad tiene vida propia?
-En términos abstractos existe una cultura latente en cada uno de nosotros, pero en términos administrativos las actividades culturales requieren de un reordenamiento legal. No se puede quedar al azar el presupuesto o el nombramiento de los funcionarios, siendo que todos, a través de nuestros impuestos, proporcionamos los recursos de los cuales se vale la administración pública. Por eso es necesario que la cultura, más allá de lo abstracto, busque un apoyo y se encauce en una dirección que beneficie a la ciudad en su conjunto, sobre todo si sabemos que la mayoría de los capitalinos no goza de los beneficios de la cultura. Vemos, por ejemplo, que la actividad cultural está centralizada en las delegaciones Benito Juárez y Cuauhtémoc, y el resto no tiene acceso al teatro, ni a la música, ni a la danza.
-¿Cómo hacer llegar la cultura al ciudadano común: al bolero, al ama de casa, al taxista, al estudiante, más allá de la retórica de ``cursos'', ``mesas redondas'', ``talleres''...?
-Hay diferentes vías. Primero, se mantendrían los espacios que se tienen en este momento, aun en lugares privilegiados, pero lo que se busca es reforzar aquellas zonas donde no existen espacios suficientes. Estamos manejando, como propuesta, que existan por delegación al menos cinco casas de cultura; pero, además, que éstas tengan servicios de biblioteca, galería de arte y auditorio, incluido un museo de sitio para recuperar la cultura propia del lugar, de los barrios, para que la gente se sienta identificada con una serie de valores y símbolos que puedan constituir una cultura propia del barrio.
-¿No es reduccionista pensar que la cultura está determinada por las costumbres mexicanas, las costumbres de ``nuestro barrio''?
-No, porque este es solamente un aspecto. La casa de cultura proporcionará otros servicios donde la gente encontrará un centro de apoyo cultural para fortalecer su conocimiento e incrementar su experiencia en el desarrollo de habilidades manuales e intelectuales. Otro objetivo es la creación de una estación de radio y un canal de televisión, para contrarrestar la programación consumista y comercial de los medios.
-Pero esta programación también es parte de la cultura.
-Bueno, si la manejamos como un concepto antropológico, todo es cultura; pero hay aspectos culturales que tienden a deformar, distorsionar o degradar al individuo como tal, en su relación con un conjunto de habitantes. Si nosotros proponemos una programación que tienda a elevar y exaltar los valores más auténticos de la comunidad, estaremos tocando un punto que no se ha explotado. También queremos poner carteles murales en puntos estratégicos de colonias, de barrios, de zonas marginadas del DF. Creo que sin estos elementos no sería completo el trabajo cultural.
-Nuevamente, ¿no es reduccionista pensar que la cultura se limita a rescatar o revalorar lo popular de las raíces mexicanas? La cultura se refiere también a todo lo que una ciudad ofrece sobre discos, libros, cine... actividades y artículos de consumo que cualquier ciudad cosmopolita ofrece.
-No estamos en contra de eso. También hablamos de manifestaciones culturales del extranjero que pudieran presentarse en la ciudad de México. Sería una cultura sin límite de nacionalidad, ni restringida a un tipo de manifestaciones, sino expansiva. En el proyecto está contemplada esa cultura propia, que uno genera de manera individual y colectiva pero que no trasciende a los grandes espacios culturales; que está latente, pero que tampoco se desarrolla porque no hay formas de manifestarse, no hay estímulos.
-¿En qué se distingue este nuevo proyecto de los de Conaculta, FONCA, INBA, Imcine...? ¿En qué se distingue este nuevo proyecto del monopolio de la cultura institucionalizada? ¿No es la misma élite cultural, pero revolcada?
-Primero, las personas que estamos en el Grupo Plural no pertenecemos a los grupos culturales cerrados que están en Conaculta o en el INBA. Para comenzar, partimos de una base diferente. Nosotros tenemos una idea de la democracia cívica, como de la democracia cultural, con características diferentes. Partiendo de esa base, no estamos disputando ningún monopolio. Partiríamos de un presupuesto propio, muy distante al de Conaculta, a nivel del DF. Son dos instancias diferentes que no están en competencia, ni deben estarlo; por el contrario, deben apoyarse, establecer convenios y acuerdos para llegar a una posible descentralización de festivales o actividades, museos o centros de cultura, a fin de que la ciudad de México pueda desarrollar un trabajo mucho más amplio. Nuestro objetivo es desarrollar un proyecto verdaderamente popular de la cultura, como nunca se ha hecho.
-¿Han pensado que su proyecto pudiera estar muy alejado de los intereses reales de la población del DF en materia cultural?
-Estamos desarrollando un diagnóstico sobre el estado que guarda la ciudad de México, a través del cual hemos podido ver una cantidad de divorcios y desvinculación de la comunidad respecto a la cultura. Ahora, sabemos que dentro de ese divorcio se pueden tender puentes de comunicación de carácter cultural, y dado que pretendemos desarrollar este proyecto, queremos trabajar con la comunidad. Sólo así puede tener legitimidad. En la medida en que nuestro proyecto quede aislado, no le interese a los habitantes del DF, se mantenga ese divorcio y no se tiendan los puentes necesarios, será ilegítimo.
-Términos como ``cultura rural'', ``enseñanza artesanal'', ``manualidades'', ¿no alejan al grueso de los capitalinos? ¿No están focalizando su campo de acción en lo popular y descuidando otros sectores?
-Nuestro proyecto no se queda en eso. Estamos considerando talleres de otra índole que pueden ser atractivos para muchas comunidades; por ejemplo: clases de computación, carpintería, platería, vitral, que van a permitir una relación más estrecha con la gente.
-¿Son esas las expectativas del ciudadano medio del DF en materia cultural? Es decir, un curso sobre vitral puede ser muy interesante, pero ¿interesante para quién?
-La respuesta la vamos ir viendo sobre la marcha, pero te puedo anticipar que tenemos un índice muy alto de delincuencia; uno de los orígenes de la delincuencia en la ciudad de México, que es muy alta y que se acentúa sobre todo en la parte norte, es justamente por falta de espacios de recreación. Los jóvenes de 13 a 18 años no tienen una actividad cotidiana; ni estudian, ni trabajan. ¿Qué hacen esos chavos? Yo creo que una forma de contrarrestar de manera efectiva problemas de delincuencia y drogadicción es con este tipo de espacios en los lugares más neurálgicos. La comunidad juvenil tendría una forma de encauzar sus inquietudes y deseos. Por otro lado, hay una demanda importante, en el nivel de casas de cultura, de personas de la tercera edad, que es un núcleo muy importante: nosotros no nos estamos abocando únicamente a una generación, estamos abarcando el conjunto de la población.
-¿Con este nuevo proyecto cambiará el criterio de considerar como ``verdaderamente culto'' sólo lo que precisamente se filtra a través de los organismos oficiales?
-Creo que la dicotomía que existe entre arte culto y arte popular va ir desapareciendo poco a poco, siempre que se desarrolle un proyecto eminentemente cultural vinculado con las necesidades de la comunidad y no por imposición, ni como actitud paternalista.
-¿Dónde acaba la cultura para los hombres dedicados a la cultura?
-Existe una concepción elitista. El concepto cerrado de que la cultura es solamente para un grupo docto y educado que tiene una sensibilidad especial que no le pertenece a los demás. Ese es el concepto imperante en la actualidad. Con ese concepto nosotros no estamos de acuerdo.
-Para ustedes, ¿dónde termina el concepto cultura, su campo de acción?
-Nuestro campo de acción terminaría en el momento en que la cultura, en términos de los creadores, difusores y consumidores, tendiera lazos de relación, lazos de unión y lazos de reciclamiento. El nuestro, es un proyecto inédito y popular.