La Jornada Semanal, 19 de octubre de 1997
Como a la hora de las brujas, erizada de voces
Respiraciones
De una licantropía de imágenes reflejadas en paredes solas
Y sueños de desvelado
Como en la seda del beso, cuando nadie sabe cuál herejía besa
Así
Dentro del cofre impreciso del acto, y de la irrisión del tiempo
Se abre un cofre diferente
Como al pisar la dureza negra de la autopista al mar
Ondula una autopista diferente, de un país de anales
Dirigida a un mar más lejano, irreal e impregnado de olas tibias
Como en cada ensortijado de matas bermellón
Al lado de una ruta planeada a cualquier destino
Y de un trigal, un campo imantado, un punto de oro
Como en cada foto de la mirada
Y cada traza tal vez infantil del horizonte vista por la ventanilla
Y fracción encandilada de la aurora, un gran juego de los planetas,
Como en cada líquido sanguíneo atareado por llamas de artificio
Igual a una tela de Kandinsky
Como en cada ciudad muerta y ciudad querida
Como en cada sitio amado hasta la desesperación de los sentidos
Hasta desearle una corola eterna de aves carnívoras
Como en algunas rectas de pronto hirsutas, aniquiladas, negadas
Emulsiones de imágenes rojizas, ángeles barbados
Padres de una iglesia extinguida
Vírgenes embarazadas a punto de concebir arañas
Columnas rotas que quiebran los ojos en miríadas de lagrimones
Se propagan las diferencias
Y como más de ellas, insensatas y crueles, llueven simulando agujas
Por los bordes, los aleros, los canales de los tejados
Y horadan el núcleo, las raíces y la silueta invisible de todas las cosas
Y todas las criaturas creadas, coral, vulvas, sanguijuela, rubíes
Y de las magnitudes numéricas sin medida originadas en derredor del vacío
También da vueltas el folio de esta página
Como relieve en el aire de una Vía Láctea
Antonio Marimón (Córdoba, Argentina, 1944), ha publicado La escritura blanca (UNAM, 1982) y La línea es la orgía (UNAM, poemas, 1992), entre otros libros de poesía.