Antonio Gershenson
Tarifas eléctricas e inversión

El asunto de las tarifas eléctricas es objeto de atención pública, de nuevo. Líderes empresariales se expresan contra un aumento real. La Comisión Federal de Electricidad cortó el abasto de energía al alumbrado público del municipio de Huatabampo, y se estaba por cortar en partes del de Hermosillo, Sonora. Si bien ya antes se habían tomado este tipo de medidas, sobre todo en Chiapas, ahora llegan a centros de mayor actividad económica.

Algunos congresos estatales también se han pronunciado al respecto, y se han estado formando frentes encaminados a buscar la reducción de tarifas. Pero, al mismo tiempo, este año no entrará en operación ninguna nueva planta de generación de electricidad, ni tampoco está programada ninguna para el año próximo. Sin una inversión importante en el sector eléctrico, en un futuro no lejano pueden venir los apagones, programados o imprevistos, por insuficiencia de energía.

Es un hecho que, desde hace un tiempo, se han presentado casos de individuos y de municipios que no han tenido con qué pagar. Pero una baja general en las tarifas, por un lado, afectaría los recursos del sector eléctrico para prestar el servicio, y por otro aumentaría subsidios injustificados. Estos últimos deben eliminarse, como una de las fuentes que permitan, por un lado, más inversión, y por otro, que se puedan mantener y reestructurar los subsidios socialmente justificados. Si en ciertos casos se revisan tarifas a la baja, de algún lugar tienen que salir los recursos.

Voy a mencionar los dos tipos de subsidio que considero injustificados. Uno es el que subsiste en las tarifas de mediana y sobre todo alta tensión. Mientras que el precio promedio de 1996, antes del IVA, que pagaron las empresas pequeñas y medianas que reciben electricidad en baja tensión fue de 76 centavos por kilowatt-hora; las que la reciben en tensión media, la pagaron a 33 centavos, y las de alta tensión, a 22 centavos. Estas últimas fueron en ese año 408 empresas, pero consumieron el 26.3 por ciento de la electricidad total.

No sólo se trata de lo desigual del cobro. Las empresas de baja tensión, en el contexto de lo que se ha llamado la crisis, tuvieron reducciones en su consumo eléctrico, frente al año inmediato anterior, del 2.2 por ciento en 1995 y del 2.7 por ciento en 1996. Pero desde este punto de vista no todos tuvieron crisis. Las empresas de tensión media aumentaron su consumo en 2.2 por ciento en 1995 y en 10.1 por ciento en 1996; y las de alta tensión, tuvieron aumentos de 9.8 por ciento en 1995 y 15.3 por ciento en 1996. Esto último es la causa de que la demanda total de electricidad haya aumentado en 1996 en un 7.2 por ciento (frente a una previsión oficial del 5 por ciento), a pesar de la reducción del consumo en varios sectores, incluidos los servicios municipales. Por lo mismo, el momento en el que la generación eléctrica ya no alcance se acerca, a medida que el consumo aumenta más de lo previsto. Por lo mismo, considero que debe haber este año, como los hubo en los dos anteriores, un aumento real en las tarifas de mediana y alta tensión.

El otro subsidio injustificado se otorga a los grandes consumidores domésticos. En las tarifas domésticas, los primeros kilowatts-hora consumidos en el mes se cobran muy baratos, y a partir de cierto consumo, los kilowatts-hora excedentes ya se cobran de modo que cubran los costos totales de esa energía. Pero por enorme que sea el consumo de una residencia, no se le dejan de subsidiar los primeros kilowatts-hora. En lugares en que se subsidian más kilowatts-hora, porque en zonas cálidas se usa más el aire acondicionado, el tramo subsidiado es mayor. Esto se justifica en muchos casos, pero no en el de los mayores consumidores. El caso extremo es el de la tarifa 1E, aplicable a los lugares más cálidos en verano. En 1995 el número de consumidores de más de 2 mil 500 kilowatts-hora mensuales era en números redondos de 11 mil, y eran el 2 por ciento de los consumidores domésticos de esa tarifa. Con las tarifas de 1996, cada uno de ellos recibió un subsidio de mil 500 pesos al mes durante los seis meses de tarifa de verano.

Finalmente, no es tema de este artículo, pero menciono que otra parte de los recursos necesarios debe provenir del aumento en la eficiencia del sector eléctrico mismo.