La Jornada 19 de octubre de 1997

El desastre no era previsible: Zedillo

José Gil Olmos, enviado, Acapulco, Gro., 18 de octubre Ť Existe el peligro de que algunas comunidades de Oaxaca mueran de hambre si la ayuda en despensas no llega a tiempo, advirtió el presidente Ernesto Zedillo, al iniciar un recorrido por las zonas afectadas por el huracán Paulina en los estados de Guerrero y Oaxaca. En tanto que a las críticas de incapacidad y reacción tardía de los gobiernos federal, estatal y municipal, respondió que son ``superficiales'' e injustas, al tiempo de hacer una defensa del ``gobierno nacional'' sin el cual, asentó, hubiera sido imposible enfrentar los problemas.

Horas antes de partir hacia Oaxaca, Zedillo anunció la aplicación inmediata de un plan emergente de reparación de caminos rurales ahí, ya que desde su primer día de visita dijo haber observado desde un sobrevuelo las señales desesperadas de los habitantes.


En el poblado El Chino, en el municipio de Pinotepa Nacional,
en Oaxaca, el huracán destruyó 280 casas dejando en pie sólo
40 de ellas.
Foto: Aurelio Fernández/La Jornada de Oriente

Ahora, manifestó, ``ya no estoy tan preocupado, ya no estoy tan angustiado como hace tres días cuando, la verdad, tenía miedo de que hubiera hasta un problema de mortandad grande''. Sin embargo, aceptó que ``todavía tenemos situaciones críticas'', por lo cual se aplicarán todos los recursos para restablecer las comunicaciones adecuadas en las comunidades oaxaqueñas.

Al cumplirse diez días del embate del meteoro en las costas de estas dos entidades, el Ejecutivo escuchó nuevas quejas de la insuficiencia del apoyo gubernamental en colonias populares y residenciales cubiertas de arena, lodo y agua.

En 48 horas, el abasto de agua en el puerto de Acapulco

Frente a estas exigencias, dijo que en las próximas 48 horas se restablecerá el abastecimiento de agua en Acapulco, aseguró que se mantendrá la alerta sanitaria, que permanecerá el programa de empleo y vivienda temporal, y que paulatinamente comenzarán a funcionar las escuelas afectadas.

Zedillo paleó tierra para tapar unos hoyos en la colonia Emiliano Zapata, entre vivas y porras de los colonos, caminó entre el lodo y se metió entre las casas llenas de arena de la zona residencial Praderas de Costa Azul, edificada sobre una reserva ecológica. Pero también respondió a las críticas que se han hecho a los programas gubernamentales de prevención de desastres y de pronta asistencia social a los estragos ocasionados por Paulina.

De entrada, el presidente Zedillo respondió a todos los colonos que se acercaban para cuestionar la ayuda que ofrecen algunas agrupaciones civiles. ``Si traen despensas los particulares, esa es su responsabilidad'', dijo a una doctora en la colonia Emiliano Zapata.

Ahí, el Ejecutivo aseguró que el gobierno federal no repartía despensas porque las estaba destinando a las comunidades de Oaxaca donde, externó, ``existe el peligro que la gente muera de hambre''.

Después de recorrer las colonias populares y residenciales de esta ciudad porteña, en las cuales el agua y la arena taparon casas, vehículos y personas, Zedillo dio una entrevista a las televisoras, en donde respondió a las críticas e hizo una defensa al federalismo y a lo que llamó ``gobierno nacional''.

Dijo el mandatario haber escuchado críticas y ``menosprecio'' al trabajo de los servidores públicos, incluyendo al Presidente de la República. Señaló que también se ha dicho que ``le han fallado a la patria y al propio gobierno'' los representantes de los gobiernos.

``He escuchado críticas que no me parecen del todo justas respecto a la capacidad de reacción de los gobiernos estatales o de los gobiernos municipales. La verdad de las cosas es que no hay ninguna posibilidad que ante la gravedad de un fenómeno de esta naturaleza, un gobierno de carácter local pueda tener una respuesta efectiva si ni tiene el respaldo del gobierno de la República''.

Precisó Zedillo: ``Soy federalista, creo en el federalismo, creo en la descentralización, pero también creo en la importancia de tener un gobierno nacional que sirva a todos los mexicanos y que, en un momento dado y para muchas tareas permanentes, haga acopio de los recursos de toda la nación para servir a todos los mexicanos, pero particularmente a los que más lo necesitan, y en este momento Guerrero y Oaxaca lo necesitan, son un caso especial y estamos trayendo recursos de toda la República. El gobierno nacional, el gobierno de la República tiene capacidad para hacerlo''.

Las lecciones de Paulina

Durante el tercer recorrido que hizo a las zonas afectadas por el fenómeno en este puerto, el presidente Zedillo habló de las ``lecciones'' que ha dejado el huracán Paulina.

Luego de recorrer callejones de olores fétidos en Puerto Marqués, de recoger con pala arena y lodo que cubre las calles de la colonia Emiliano Zapata y de meterse a las casas repletas de tierra de la zona residencial Costa Azul, el Presidente atajó también las críticas al programa de previsión de desastres.

``He oído gente que dice que esto era previsible. Bueno, esto no era previsible. Se puede predecir un huracán, se puede ver dónde va a entrar. Pero nadie puede asegurar lo que trae, porque en realidad a Acapulco no le pegó un huracán, le pegó un torrente de agua totalmente sin precedentes, y eso fue lo que causó el mayor destrozo''.

De las ``lecciones'' el Presidente habló de prevenir los asentamientos humanos en terrenos peligrosos. ``He escuchado opiniones muy superficiales, como si fuera nada más decirle a la gente: ¡Sabe qué, no se puede poner ahí! Como si pudiéramos tener un policía represor para evitar que la gente se asentara en un determinado sitio. No, es mucho más complejo que eso el problema. La respuesta del gobierno no puede ser la represión, tiene que ser el ofrecerles alternativas de vivienda''.

También la lección de continuar con el programa federal de ``contingencias'' establecido desde 1995, y para el cual se le tiene asignado una partida del presupuesto federal, a pesar de la crisis económica que se ha sufrido en los últimos años.

Otra más de las lecciones fue la de reparar los errores de gobiernos anteriores. En este caso del ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa, quien en la década de los setenta mandó a construir el paso a desnivel Papagayo, que constantemente se inundaba.

``La verdad es que este paso a desnivel no tiene ningún sentido'', dijo Zedillo al anunciar que apoyaba la idea del actual gobernador de Guerrero, Angel Heladio Aguirre Rivero, de cerrar esta obra construida en la costera Miguel Alemán.

Pero la mayor de las ``lecciones'' Zedillo la reconoció en las acciones de la gente. ``De cómo esta gente está haciendo un gran esfuerzo, con una gran dignidad para salir adelante y también para ayudar a sus semejantes'', externó al terminar sus actividades en esta ciudad porteña llena de lodo que se convierte en polvo al paso del tiempo.