Habrá amplia simplificación tributaria: Hacienda; riesgoso relajar la política fiscal: Mancera
Antonio Castellanos Ť El gobierno federal propondrá al Congreso de la Unión un déficit fiscal de entre 35 mil y 40 mil millones de pesos, una amplia simplificación tributaria para facilitar el pago de impuestos y, en el paquete que enviará a fines de este mes o principios de noviembre, no considera disminuir ninguna tasa impositiva, afirmó anoche el subsecretario de Hacienda, Martín Werner.
Los senadores de PRI y PAN Juan Ramiro Robledo y Rosendo Villarreal, respectivamente, le recriminaron la falta de supervisión ante lo que llamaron ``voracidad de los banqueros'' y la falta de programas consistentes para combatir la marginación en todo el país, que cada vez se agudiza más. El panista le insistió en la necesidad de disminuir las tasas de los impuestos sobre la renta, al valor agregado y a los activos de las empresas.
Werner se reunió durante casi tres horas con los integrantes de la comisión senatorial de Hacienda, encabezada por Rodolfo Becerril Straffon, y reiteró que la desaparición de las secretarías de Turismo, de la Reforma Agraria y de Contraloría Desarrollo Administrativo, no compensarían una disminución en la captación de tributos. Respecto de la banca precisó: ``los rescates ya terminaron''.
Habló de los programas para combatir la pobreza, pero no convenció a los legisladores que cuestionaron la política económica del gobierno federal, en la que, dijeron, no se observa una clara tendencia para sacar de la marginación a millones de mexicanos. Los avances se observan en lo macro, pero no se han podido derivar en favor de los mexicanos de menores ingresos.
El priísta Robledo le preguntó hasta dónde iría el gobierno para apoyar la mala administración de los banqueros, y lo inquirió sobre la política que se seguirá para frenar lo que ``parece ser una voracidad de los banqueros''. La diferencia entre lo que pagan a los ahorradores y lo que cobran a los que solicitan créditos, dijo, es enorme.
Al respecto, manifestó que ``los rescates a la banca terminaron'', y rechazó que no exista supervisión. Las autoridades correspondientes, indicó, han sido muy estrictas y de ahí las intervenciones gerenciales y el saneamiento de sus programas. Ahora participan otros inversionistas nacionales y extranjeros y hay confianza en que una mayor competencia moverá las tasas de interés a la baja.
El funcionario rechazó que el peso esté desnivelado en su tipo de cambio frente al dólar. En todo caso, dentro del sistema de libre flotación en que se encuentra recibirá las señales del mercado para ajustarse al alza o a la baja. No hay una intervención de la Comisión de Cambios que integran la Secretaría de Hacienda y el Banco de México.
Werner dijo que en el paquete económico que el gobierno federal enviará a la consideración del Congreso de la Unión se prevé un déficit fiscal de 1.25 por ciento respecto del producto interno bruto (PIB), que representaría entre 35 y 40 mil millones de pesos. En el presente año el déficit fiscal programado fue de medio punto en relación con el PIB.
Los senadores le manifestaron su preocupación por el ingreso de capitales extranjeros, porque buscan mayores rendimientos de corto plazo, y Werner explicó que ello no es realmente cierto, porque de los 16 mil millones de dólares que se calculan de inversión foránea para este año, la mayor parte (12 mil) han sido colocados en programas de largo plazo.
El resto, expresó, están en inversión de portafolios, que no necesariamente es especulativa o que podrían provocar desajustes en la economía en caso de retirarse. Se trata de capitales invertidos en la bolsa, en empresas sólidas cuyas acciones tendrían que ser compradas por otros inversionistas.
Werner insistió sobre el déficit fiscal que propondrá el Ejecutivo federal al Poder Legislativo, y expresó que es un porcentaje manejable que, además, le permitiría ofrecer mayores posibilidades de financiamiento para el sector privado, no presionar la inflación y tampoco las tasas de interés, concluyó.
Roberto González Amador Ť El gobernador del Banco de México, Miguel Mancera Aguayo, se manifestó ayer contra un relajamiento en la política fiscal que lleve al gobierno federal a incurrir en un mayor déficit presupuestal, pues ello provocaría tasas de interés más elevadas y la apreciación real del tipo de cambio.
``La política fiscal no debería relajarse. Lo que sí conviene es continuar afinando la orientación y la ejecución del gasto público, de manera que produzca la mejor combinación posible de beneficios sociales y económicos'', dijo Mancera durante una reunión del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
El gobernador del banco central, quien dejará ese puesto en diciembre próximo después de ocuparlo durante 15 años, consideró que en este mes la inflación será de alrededor de 0.8 por ciento, la cual, dijo, sería la menor variación mensual desde noviembre de 1994.
Anticipó que existen las condiciones económicas para que la inflación anual de este año sea de 15 por ciento, nivel previsto por el gobierno a principio de 1997. Sin embargo, dijo, ese resultado será menos factible ``si las decisiones que se tomen en lo que resta del presente año, en lo concerniente al salario mínimo y al ajuste de los precios y tarifas de bienes y servicios suministrados por el sector público, entran en vigor antes del próximo ejercicio, alterando así el programa establecido para 1997''.
Mancera Aguayo acudió anoche a entregar los premios nacionales de investigación financiera del IMEF correspondientes a este año.
Durante un discurso dirigido a los asistentes al evento, el gobernador del Banco de México afirmó que durante las últimas semanas se han escuchado opiniones en el sentido de que una política fiscal expansiva -es decir, un mayor déficit fiscal- apoyaría la recuperación económica.
En este sentido, aseguró que el financiamiento de un mayor déficit presupuestal implica necesariamente retirar poder de compra a inversionistas privados o a consumidores, o bien, a unos y a otros, salvo que se recurra al endeudamiento externo.
Tres posibles escenarios, de haber mayor déficit fiscal
Enseguida, Mancera Aguayo delineó tres escenarios que, a su juicio, se darían si el gobierno decide incurrir en un mayor déficit fiscal.
Primero, dijo, una posibilidad sería que el mayor déficit fuera cubierto con recursos del mercado financiero nacional. En este caso, el gobierno competiría con el sector privado por los recursos disponibles en dicho mercado. Las tasas de interés subirían hasta que los inversionistas privados y los consumidores dejaran de demandar recursos por una cantidad igual a los fondos adicionales requeridos por el sector público.
De este modo, la inversión privada y el consumo descenderían tanto cuanto aumentara el déficit fiscal.
Una segunda posibilidad, planteó, sería financiar el déficit con emisión de dinero. En este escenario, abundó, surgirían presiones inflacionarias y cambiarias que conducirían a tasas de interés más elevadas y menor gasto privado.
En su tercer escenario, Mancera señaló que si el déficit fiscal fuera financiado con recursos externos, posibilidad poco viable debido a que no es indefinida la cantidad de recursos que los inversionistas están dispuestos a canalizar a un país. En este caso, también aumentaría el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos.
``Según lo expuesto, tasas de interés más elevadas y la apreciación real del tipo de cambio, son algunos de los efectos que pueden esperarse de un mayor déficit de las finanzas públicas''.
Mancera Aguayo manifestó que la recuperación del crecimiento económico experimentado por el país en los últimos meses y el abatimiento de la inflación ha sido resultado de la aplicación de un conjunto de políticas coherentes entre sí. Una de las piezas torales para el logro de los avances referidos, aseguró, ha sido la estricta disciplina fiscal. ``Sin ella no se habría dado el descenso de las tasas de interés'', sostuvo.