La Jornada viernes 17 de octubre de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Este domingo, en Tabasco, se pondrá nuevamente a prueba la eficacia del método electoral madracista. De su buen resultado dependerá, en primera instancia, el fortalecimiento de la franja política de los duros y, luego, su capacidad de influir tanto en la conducción inmediata de los asuntos priístas como en la postulación de candidato presidencial, con el propio Roberto Madrazo Pintado como virtual aspirante en campaña.

Henchido por las diversas victorias con las que se ha reconstituido desde que le impidió al presidente Zedillo quitar a Madrazo de gobernador para mandarlo de secretario de Educación, el priísmo tabasqueño pretende ahora mostrar a nivel nacional el poder de la resistencia frente al centro y los buenos resultados numéricos derivados de la impúdica aplicación del más viejo de los manuales de acción electoral priísta.

Para ese lucimiento de intenciones futuristas, y para el pleno desarrollo del proyecto de poder hankista-salinista, Madrazo Pintado necesita ganar las elecciones de este domingo --de presidencias municipales y de diputaciones locales-- con márgenes suficientemente amplios y sin una protesta poselectoral sólida.

Después del carro completo de las diputaciones federales el pasado 6 de julio, y de la exitosa campaña de división y apabullamiento con la que ha hecho disminuir la fuerza perredista antes estruendosa y vigorosa, Madrazo Pintado cree que con los resultados dominicales en puerta puede convertirse en el símbolo de la resurrección priísta y en un serio aspirante a la candidatura presidencial.

La idea no fluye sólo en los gabinetes de análisis de la Quinta Grijalva, sino también a lo largo de todo el país, mediante la constitución de informales grupos de ``amigos'' de Madrazo Pintado, a quienes se ha contactado por la vía postal y telefónica y a quienes se pretende mantener unidos y alerta ante cualquier promoción política para el gobernador tabasqueño.

Victorias priístas a la antigüita

Con ese magno objetivo por delante, la estructura gubernamental del estado sureño se ha dedicado abiertamente a comprometer el voto en favor del PRI a cambio de obras, servicios y recursos. Los funcionarios madracistas saben que deben poner todo el aparato oficial al servicio de los candidatos priístas, y en esa línea se han manejado marcialmente. Todo para los candidatos del PRI. Por otra parte, cada funcionario de importancia ha sido responsabilizado personalmente del triunfo del tricolor en los 17 municipios y en los 18 distritos electorales locales.

Junto con el plan electoral en curso se ha incrementado la permanente campaña de confusión y división dirigida a los partidos opositores, especialmente al PRD. Los conflictos internos se han difundido con esmero y hay denuncias de que las disidencias han sido alentadas y financiadas por el madracismo. En ese terreno, la promiscua recolección de simpatizantes y activistas ha hecho que en Tabasco, como en muchas partes del país, el perredismo enfrente serias divergencias internas, naturales e inducidas, que ayudan a mantener su imagen de partido violento y desordenado. Una prensa monetariamente irrigada ha sido usada como sistemático instrumento de elogio al madracismo y de erosión del Partido de la Revolución Democrática.

En tales circunstancias, los priístas tabasqueños albergan una certeza genuina de que podrán ganar la mayoría de los cargos en disputa y evidenciar la presunta debilidad del perredismo. Una fuente gubernamental federal comentó a esta columna que en la recomposición política tabasqueña, y como consecuencia de la batalla estratégica que se ha librado contra Andrés Manuel López Obrador, podría darse un resurgimiento concertado del panismo. Ciertos indicios periodísticos en medios absolutamente controlados por el madracismo muestran una súbita actitud benevolente para con los panistas. En uno de esos diarios se analizaron inclusive las coincidencias discursivas y de propósitos entre Carlos Medina Plascencia y Madrazo Pintado.

Por todo lo anterior queda claro que este domingo se juega mucho más que los cargos locales a elegir. Con buenos resultados en la mano, el madracismo fortalecería al grupo de poder económico y político jefaturado por el hankismo y el salinismo, reiteraría al presidente Zedillo --con ánimo pedagógico-- el camino para ganar las elecciones y comenzaría a moverse abiertamente la maquinaria que buscará instalar a Madrazo Pintado como serio aspirante a la candidatura presidencial priísta.

Ni modo: más de Beltrones

A punto de dejar la gubernatura sonorense (abandono físico, pues políticamente se mantiene encaramado en la debilidad de su sucesor, Armando López Nogales), Manlio Fabio Beltrones está disparando contra todo lo que se mueve: critica el llamado de Mariano Palacios Alcocer para que el PRI aprenda a ser oposición; habla de la posibilidad de que el Ejecutivo se reelija; dice que Zedillo hace un esfuerzo similar al realizado en Chile y España ``tras la dictadura'', y responde a empresarios que no tiene ninguna posibilidad de ser presidente de la República pero... ``por el momento''.

El tema de la reelección requiere contexto. Beltrones dice ``confiar mucho'' en ella, sobre todo de los órganos legislativos''. Entendiendo que se refiere a la reelección inmediata, pues la discontinua ya existe, el sonorense ha dicho que no se debe tener ``miedo a los tabúes que desde hace tiempo hemos alentado, por experiencias pasadas, ya que no se encuentran en concordancia con el presente. A partir de ello, de la reelección de los órganos legislativos, podíamos empezar una discusión posterior para ver la posibilidad de la reelección en el área ejecutiva''.

Exculpación publicitaria, pero no jurídica

Figura política permanentemente acusada de vinculación con segmentos sórdidos como el del narcotráfico, Beltrones busca con sus declaraciones abrirse un nuevo espacio y promocionarse como operador político de pensamiento moderno.

Una de las trabas para su eventual recontratación política es el reportaje en el que The New York Times lo liga con el tráfico de drogas. Solicitante de acción penal contra quienes resultaran responsables de la acusación periodística, Beltrones, al igual que otro gobernador involucrado, Jorge Carrillo Olea, de Morelos, fueron notificados por la Procuraduría General de la República de que a pesar de creer que existían elementos suficientes para proceder contra los culpables de difamación y calumnias, no era posible ejercer la acción penal porque el delito se cometió en Estados Unidos, donde no existen los delitos de opinión.

La explicación del punto de vista de la PGR no constituye, desde luego, una exoneración jurídica, sino la parcial interpretación del caso a cargo de una oficina del gobierno federal cuyo historial reciente, por lo demás, muestra una grave abundancia de opiniones y criterios que luego han sido deshechos en los tribunales nacionales e internacionales.

Con un lenguaje que lo mismo alberga la postura jurídica, que da pie al manejo publicitario presuntamente exculpador de los gobernadores, el boletín 308/97, emitido por la PGR el 4 de octubre pasado, lo que expresa es que la parte autorizada para ejercer la acción penal ha determinado no ejercerla, por entender que no procede, pero de ninguna manera significa que los presuntos difamadores y calumniadores (los periodistas del NYT, Sam Dillon y Craig Pyes) sean culpables, ni que los presuntos acusados de narcotráfico sean inocentes. Esa decisión sólo puede emitirla un juez mediante una sentencia, pero tal culminación procesal necesitaba de la acción penal que la PGR decidió no ejercer.

De cualquier manera, Beltrones espera la significativa visita del presidente Zedillo a Sonora el último día de su mandato y, publicitariamente exonerado, aunque social, política y jurídicamente no lo sea así, sigue opinando y opinando, en busca de que sus palabras tengan algún acomodo.