Guillermo Almeyra
La ``compatibilidad'' entre caballo y jinete

Algunos observadores de la cuestión italiana critican a Rifondazione Comunista acusándola de irreflexiva, sectaria y hasta neostalinista (¡querría, según ellos, nada menos que una versión spaghetti del socialismo en un solo país!) y le dicen que impide que Italia entre en Europa (como si expulsase al país del continente) y que --¡horror!-- no busca la compatibilidad entre la política del capital y de sus personeros y los intereses de los trabajadores.

Todo eso porque RC, correctamente, pretende ser fiel al mandato de sus electores y a los intereses no sólo de los trabajadores italianos sino también de todos los del mundo, y se opone a los cortes masivos al Estado social y pide se concrete la semana laboral de 35 horas (como, por otra parte, y sin tanto escándalo, piden los socialistas franceses desde el gobierno).

La ``compatibilidad'', para algunos, es como la que debería existir entre jinete y cabalgadura: ésta, sin protestar, debe aceptar ser llevada de las riendas y cargar con las nalgas de aquél para ir donde su patrón quiera y, a cambio de todo eso, tendrá su ración de pasto (fijada por el mismo patrón). ¿Qué ``gobierno de izquierda'' es el que aplicaba la política de Maastricht y del FMI, en traducción italiana de los grandes banqueros, y prefería hacer cortes presupuestarios a costa de jubilados, jóvenes, ancianos, desocupados, en vez de tocar la especulación o la inútil Defensa? ¿Qué ``centroizquierda'' que busca ampliarse con el apoyo de la derecha o con la reconstitución de la Democracia Cristiana derechista y cortar con los sindicatos y con RC? ¿Qué partido ``democrático'' de ``izquierda'' es el que escoge a los banqueros y no a los trabajadores, prefiere correr el riesgo de ser desbordado y desangrado por la izquierda y de perder los tan largamente soñados puestos gubernamentales y decenas de diputados en nombre de la ``compatibilidad'' con el capital y, como ejemplo de su cultura y apertura, presenta en el último Festival nacional de su periódico L'Unitá un strip tease masculino, con coito simulado en escena y todo, ya que para él la política es espectáculo y total se sabe como termina esa palabra?

Las opciones, ahora, son varias: 1) un gobierno de minoría y de mera gestión, con fuerte inclinación a la derecha y apoyos puntuales de ésta que lo sostendrá ``como la cuerda sostiene al ahorcado'', 2) un gobierno ``técnico'', ``del presidente'', 3) un milagro de recomposición de la mayoría, de última hora, gracias al cedimiento de una parte del PDI y de Romano Prodi o, por el contrario, de un ala ``posibilista'' existente en Rifondazione, 4) nuevas elecciones, que darían la mayoría a la derecha, aunque ésta está dividida y harían perder más de 50 bancas al centroizquierda y unas pocas curules a RC, que no sólo mantendría lo esencial de su fuerza actual sino que pasaría, según los sondeos, al 16 por ciento de los votos, aunque quedando aislada y sin poder de negociación.

Italia es el país del transformismo y del acomodamiento, de modo que todo es posible. Sin embargo, hay que admirar la ``clase'' con que el llamado centroizquierda se encamina hacia un suicidio de clase, pues lo comete en nombre precisamente del sector social que tiene las riendas y cabalga sobre el lomo de los demás. Es notable también cómo los adoradores de la compatibilidad no saben ver más allá de los números oficiales y de las relaciones de fuerza en las instituciones. ¿No se les puede ocurrir que RC salva a la izquierda y prepara su retorno al gobierno con las movilizaciones que inevitablemente trasladarán a la calle y los centros de trabajo el problema de la política económica y social? ¿Francia, el hundimiento de los socialistas con Mitterrand, las movilizaciones de noviembre de 1995 y las sucesivas y la vuelta de unos socialistas izquierdizados y casi populares no les dicen nada? Esta gente que olvida que el Estado es una relación social, una relación de fuerzas, y que el capitalismo es dominación, cree a pie juntillas en la inviolabilidad de las ``leyes'' de la economía, según el Evangelio de Hayek y Milton Friedman, y se horroriza cuando alguien trabaja para liberar las mentes y desgarra el velo de la ``compatibilidad'' y muestra la divergencia existente entre los intereses de los explotados y de los explotadores, tanto en el país como en lo que respecta a en cuál Europa se quiere entrar. Es que no hay nadie más utópico que el que quiere congelar la historia.