La Jornada 2 de octubre de 1997

``Ya no se justifica la rebelión en Chiapas'': Zedillo

Rosa Elvira Vargas, enviada, y Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 1o. de octubre Ť Aquí, en la puerta de entrada a la región de los Altos y más tarde en Comitán, punto de acceso a la selva, el presidente Ernesto Zedillo llamó a la reflexión y a aceptar que México y Chiapas viven una nueva etapa donde no existen ya las razones que pudieron justificar los hechos ``tristes y dramáticos'' de la rebelión armada de 1994. Entonces, convocó a todos los actores involucrados en el conflicto chiapaneco a dar el paso definitivo para la paz y llevar el diálogo y la negociación ``a sus últimas consecuencias''.

Aseguró que es falso que el gobierno apueste al desgaste o al paso del tiempo para resolver los problemas de Chiapas, pero externó su confianza en que al avanzar en la atención a los problemas sociales del estado, ``también vamos a ir quitándole razones al encono y al enfrentamiento''.

Fueron intervenciones las del Presidente que, sin embargo, contrastaron con el discurso del gobernador Julio César Ruiz Ferro dirigido, dijo, a quienes no entienden o no quieren entender ``que la integridad de nuestro territorio y la vigencia de las leyes e instituciones es irrenunciable en todos los rincones de Chiapas''.

A su vez, Zedillo dijo que la inconformidad no surgió de la nada o de un discurso, sino que se originó por los verdaderos y profundos problemas de miseria que aquí existen, pero llamó a asumir que hoy, banderas que reivindicó el EZLN --al que nunca mencionó por su nombre-- al estallar el conflicto, ya han sido conquistadas. Banderas como la democracia, ya las han conquistado los mexicanos; banderas que se fundaban en el abandono, en la falta de comunicación, en la falta de trabajo conjunto con las comunidades, ``no son banderas válidas'', están también ya conquistadas y por eso ``ha llegado el momento de la reflexión para aceptar que estamos en una nueva etapa y que no podemos mantener el lenguaje, no podemos mantener las actitudes que si alguna vez tuvieron razón de ser, hoy ya no la tienen''.

En tres años, la inversión pública en Chiapas ha superado los 56 mil millones

En su reiterada convocatoria a reiniciar el diálogo, el presidente Zedillo pidió contribuir a la reconciliación y renovar las bases legales, sociales y materiales que faciliten una convivencia armónica, productiva y provechosa entre todos los mexicanos, ``indígenas y no indígenas''.

En la ciudad coleta y luego en Comitán, únicos puntos de su gira por Chiapas, Zedillo hizo un recuento de las obras y acciones gubernamentales para superar las condiciones de pobreza que afectan a ``segmentos importantes de población''. En los últimos tres años, mencionó, la inversión pública ha sido superior a los 56 mil millones de pesos a precios actuales.

Con todo, al paso de la gente, en las intervenciones de los alcaldes, en las desafiantes protestas estudiantiles y de normalistas, el Ejecutivo recibió los mismos reclamos de atención a los rezagos que distinguen a Chiapas como uno de los estados de mayor marginación en el país. ``Dejemos la búsqueda de víctimas y de culpables; todos somos responsables'', afirmó Zedillo ante dirigentes indígenas y autoridades locales de 17 municipios de los Altos. Los pueblos indígenas --añadió-- como todo el pueblo de México, reclaman de cada uno de nosotros que resolvamos con buena voluntad nuestras diferencias. Además, aseguró que en Chiapas poco a poco irán creándose las condiciones sociales para que exista tranquilidad, armonía y paz social que merecen las regiones inmersas en el conflicto. La paz y la armonía, dijo, ciertamente van a provenir de la voluntad política, pero ésta de poco serviría si no hubiere capacidad para construir las condiciones sociales de bienestar. Indicó que desde que era presidente electo ha asumido que si bien hay elementos de razón en quienes se han rebelado, ``también es importante que se reconozcan la responsabilidad y los compromisos que el gobierno de la República tiene, sí con los chiapanecos, sí con quienes se han inconformado, pero también con todos los mexicanos''.

Pero aquí, en San Cristóbal, el gobernador Julio César Ruiz Ferro aprovechó la tribuna y la visita del Presidente para referirse con largueza --también sin mencionarlas directamente-- a las recientes acciones de los zapatistas. Aseguró que ningún territorio aislado de la ley, ningún parlamento autónomo ha sido ni será punto de acuerdo o de negociación de la paz y la reconciliación. Dijo que los llamados y los juramentos a no respetar la ley son una propuesta a la anarquía y que de ésta germina la descomposición de los pueblos. En alusión a viejas teorías expresó que las sociedades sin cohesión, sin unidad social son presa fácil de ideologías ``provenientes de otras latitudes, ajenas a su cultura y formas de vida''. Si eso quieren para Chiapas, asestó, ``están equivocados''. Aquí, en todo hombre y en toda mujer, en cada ciudad, pueblo y comunidad, en cada centímetro de esta noble tierra, prevalecerán las libertades y los derechos que la Constitución consagra.

Sucede que para el gobierno de Ruiz Ferro, la creación de municipios rebeldes por parte del EZLN, con su propia demarcación geopolítica, leyes y autoridades, ha resultado un nuevo factor de tensión, sobre todo por la resonancia incluso internacional que alcanzó el ``nuevo municipio'' llamado Ernesto Che Guevara. Se anuncia además que en breve podrían instalarse autonomías en al menos otras dos demarcaciones y que llevarían por nombres Lucio Cabañas y Primero de Enero. Los tres ayuntamientos se encuentran ubicados en la región autónoma Tzotz Choj.

Para algunos analistas locales e incluso en la lectura de las autoridades, si bien en lo económico tales municipios son inviables puesto que no reciben trato presupuestal alguno, organizativamente sí representan de facto la aplicación de una autonomía territorial en zonas indígenas, similar a la contemplada en los acuerdos de San Andrés Larráinzar. Quizá por ello, al hablar en el acto donde se firmó el acuerdo social para el bienestar y desarrollo de la región de los Altos, Zedillo dijo que definir objetivos comunes y la forma de cumplirlos requiere de un nuevo pacto entre el Estado y los grupos sociales de Chiapas. Un pacto, insistió, basado en un compromiso claro con quienes viven en la pobreza. Lo fundamental, planteó, es llegar a acuerdos regionales y dentro de la pluralidad. Entonces afirmó que para establecer acuerdos como aquél, debió partirse del reconocimiento de que los enconos, los agravios y los conflictos acumulados son resultado de una débil presencia de las instituciones y de los atrasos en el avance de la democracia.

La dirigencia de la Asamblea Estatal Democrática del Pueblo Chiapaneco pidió al primer mandatario --en documento manuscrito-- solución a sus gestiones sobre predios recuperados en 14 municipios en los Altos, que ``después de tres años y medio de haber sido tomados no hay solución al problema''. También le solicitaron atender lo relativo a 61 peticiones de predios rurales, con lo cual aseguran se solucionaría el problema agrario de su organización. ``Nos oponemos a los desalojos, pero sería un error volver a invadir masivamente, aunque si no hay solución nos orillan a esta situación'', afirman.

En Comitán, con los integrantes de los centros de atención social del Programa Cañadas, moderado por el titular de la Sedeso, Carlos Rojas, se realizó un diálogo entre convencidos con esa forma de trabajo en las comunidades. No faltaron, sin embargo, las referencias a las desconfianzas iniciales, a la suposición de que se trataba de establecer sólo nuevas oficinas burocráticas, pues ``no conocíamos qué cosa era un cheque'', según dijo Daniel Trujillo, de Pueblo Nuevo. Luego expresó: ``Hoy ya sabemos manejar los recursos que nos llegan directamente''.

Y se pudo ver que al menos en cuanto a defender los recursos, en Las Cañadas ya hay buen aprendizaje, pues Mario Alfaro, del centro de atención social de Francisco I. Madero, dijo que hoy ``ya sabemos que priorizar es seleccionar las solicitudes'', pero también pidió que esos presupuestos vayan directamente a las obras que fueron elegidas y no paren ``en bolsas rotas''.

Ahí mismo se oyó al alcalde de Las Margaritas, Armando Levi Guillén Díaz, asegurar que ``nosotros no queremos guerra, queremos paz, progreso, caminos'', pero también dijo que para el año 2000 ``dejaremos de ser zona marginada, dentro de un marco de paz e institucionalidad''.

Pero de entre todos los que hablaron y escucharon sobre los centros de atención social, hubo un alcalde que esperó hasta el final para decir, en corto, lo que ocurre en su municipio. Rogelio Santés, munícipe perredista de Altamirano, dijo al Ejecutivo que a estas alturas del año y para realizar obras, ``no tenemos, ya no tenemos ni un peso''.

--¿Ejercieron todo? --interrogó el presidente Zedillo.

--Todo --respondió el edil.

``A ver, Carlos (Rojas), de las `secas' , pero hay que ampliar el presupuesto'', dispuso de inmediato el Presidente.