Aunque la mayoría de los estadunidenses está de acuerdo, en términos generales, en que la nación necesita una agencia de inteligencia, sólo un pequeño número de personas puede realizar una evaluación coherente sobre cuáles deberían ser las funciones esenciales de esta instancia; menos aún pueden ponerse de acuerdo sobre sus funciones y responsabilidades específicas. Hay que recordar que la CIA es producto de una guerra mundial en la cual los conflictos incluían problemas, desacuerdos y temas de seguridad nacional claramente definidos, creíbles, y evidentes para el electorado. Desafortunadamente, los conceptos de ``seguridad nacional'' en los que se fundamenta la base política y práctica para la existencia de la CIA están cambiando y evolucionando de manera fundamental, y es altamente improbable que regresen a su estado anterior.
Con el derrumbe de la Unión Soviética, el punto neurálgico, la razón de ser de la CIA, desapareció en un tiempo relativamente corto. En un esfuerzo de sobrevivencia, la agencia ha ofrecido una redefinición de su misión y justificaciones públicas para allegarse de apoyos políticos. Algunas de estas ``nuevas misiones'' incluyen recolección de inteligencia económica sobre países con intereses contrarios al interés económico de Estados Unidos y recopilación de información sobre problemas del medio ambiente, problemas demográficos y epidemias. También se han sugerido operaciones encu- biertas contra cárteles criminales y grupos transnacionales del crimen organizado. Pero, para un electorado cínico, apático y hastiado de la corrupción política en el país, estas justificaciones son poco persuasivas.
Aunque estemos de acuerdo en que las actividades de inteligencia son esenciales para un gobierno viable, por democrático que sea, este consenso se esfuma cuando empezamos a definir cuáles son los objetivos y la metodología que esta agencia debería utilizar.
En el caso de la CIA, ¿qué constituiría una amenaza real para la seguridad nacional de Estados Unidos? Su poder tecnológico, económico y militar es tal que ningún otro país lo puede sobrepasar. El reto principal son pequeños conflictos regionales, basados en problemas étnicos, religiosos, lingüísticos o históricos, es decir, justamente el tipo de conflictos en los cuales la CIA ha demostrado repetidamente su incapacidad. Se puede argumentar, con fundamentos lógicos y objetivos, que los riesgos más grandes que Estados Unidos va a afrontar en el futuro son internos, inclusive el de la migración ilegal y el narcotráfico.
En Estados Unidos algunas organizaciones empresariales y compañías de alta tecnología argumentan que otros países o competidores internacionales están robando secretos tecnológicos y procesos de punta y amenazan la preminencia tecnológica del país. Funcionarios de seguridad pública indican que los retos más grandes para la seguridad nacional son el control del narcotráfico, la posibilidad de conflictos raciales, la desobediencia civil, el sabotaje y el terrorismo de extremistas políticos, como grupos fascistas de extrema derecha, grupos antiabortistas, etcétera. Estos riesgos, por reales que sean, son ambiguos y difusos. Aunque crean cierta ansiedad pública, no representan un peligro real y contemporáneo. Esfuerzos por parte de la CIA por entrometerse en estos temas son contraproducentes y carecen de apoyo político.
Estamos llegando a un punto en la historia del mundo en el cual los problemas sociales, demográficos, ecológicos, políticos y delictivos son tan complejos e interdependientes que no pueden ser unilateralmente resueltos por un solo go- bierno, ni siquiera por el más poderoso del mundo. La interdependencia afecta por igual a países desarrollados y poderosos, a naciones en vías de desarrollo y a estados atrasados.
En consecuencia, el control que los gobiernos tenían en el pasado sobre la seguridad nacional y el bienestar interno, el tradicional papel de agencias de inteligencia, militares y de orden público (la raison d'àtre del Estado), se están desmoronando con una rapidez sorprendente. Por ejemplo, muchas de las decisiones que afectarán al futuro econó- mico de millones de mexicanos se toman en Washington. Un gran numero de actividades que pueden tener un impacto real sobre el futuro de millones de estadunidenses, dependen de las decisiones que tome el gobierno mexicano en torno de su política de control del narcotráfico, de inmigración y de medio ambiente. Por esta razón, el crecimiento e influencia de las organizaciones no gubernamentales no sorprende. Este proceso está siendo acelerado por los avances de las telecomunicaciones y computación, los cuales reducen los esfuerzos de control del flujo de la información, la economía y el sistema monetario, a una impotencia crónica.
* El autor, nacido en México, fue agente de inteligencia de Estados * Unidos. Actualmente se desempeña como reportero de investigación * especializado en temas de inteligencia y narcotráfico en América * Latina. Puede ser contactado en [email protected].