VENTANAS Ť Eduardo Galeano
Los siete pecados capitales
Cuando creyó que se moría, un amigo me contó que él era culpable de avaricia, envidia, gula, lujuria, pereza, soberbia e ira: ``Jamás me confesé. Yo no quería que el cura gozara más que yo con mis pecados, y por avaricia me los guardé. No confesé que me daban envidia las moscas, que podían volar bajo la falda de esa mujer. ¿Gula? Sí, gula: desde la primera vez que la vi, el canibalismo no me pareció tan mal. Por lujuria o rayos X yo siempre la veía desnuda, como desnuda se ve la espada a pesar de la vaina. Meterme en ella era lo único en el mundo que no me daba pereza; fuera de ella, yo andaba desganado, asueñado, como bicho fumigado me arrastraba sin rumbo ni tumbo. Y en ella estuve, más entrando que saliendo, hasta que cometí la soberbia de creer que ella era yo. Y una noche, loco de ira, rompí a golpes ese espejo''.