Chocan reporteros y escolta del arzobispo Rivera
Claudia Herrera Beltrán Ť La misa que ofició ayer el arzobispo Norberto Rivera en la Arena México terminó en una gresca entre periodistas y personas que acompañaban al prelado. A consecuencia del incidente, Rivera se quejó de haber sido agredido física y verbalmente por los reporteros, mientras un periodista resultó con una herida leve y varios comunicadores golpeados.
El enfrentamiento se suscitó cuando Rivera rehusó opinar sobre la homilía en la que el sacerdote José Raúl Soto defendió las ``obras sociales'' de narcotraficantes. El jerarca religioso cortó a los reporteros con un ``no sé de qué me hablan'', mientras personas que iban a su lado repartían golpes y puntapiés a quien pretendía acercarse al prelado.
Por la noche, el Arzobispado de México envió un comunicado en el que manifestó su pesar ``por el comportamiento que tuvieron diversos reporteros que cubren de manera suplente las actividades de la iglesia'' y los responsabilizó de haber hostigado al arzobispo ``con el fin de obtener una declaración, incluso agrediéndolo física y verbalmente''.
Precisó que Rivera no tiene guardias privados que lo acompañen, ``como han asegurado algunos medios'' y expresó que si hubo reporteros empujados o lastimados se debió al ambiente de agresión física y verbal que generó ``la persecusión de los reporteros suplentes''.
En la búsqueda de una entrevista con el arzobispo primado de México, el periodista Antonio Noria, del diario La Crónica, resultó con una pequeña herida en la frente, que según la versión del reportero fue producida con el báculo de Rivera.
Los reporteros Alejandro Herrera, del periódico Unomásuno y María Elena Martínez de la Vega, de Televisión Azteca también se quejaron de haber sido agredidos por parte de los vigilantes que se encargaron de impedir cualquier acercamiento con el arzobispo.
A su vez, la grabadora de la reportera Gabriela Flores, del diario El Universal fue hecha pedazos por un vigilante que aventó el aparato cuando los representantes de los medios de comunicación pretendían conseguir una declaración del prelado al término de la homilía.
Después del momento de violencia, el director de comunicación social de la arquidiócesis, Héctor Fernández Rousselon, dijo a los periodistas que los iba a reportar por haber intentado golpear al arzobispo y mencionó que si seguían con esa actitud podían ``irse al cuartel''.
La misa que congregó en la Arena México a cerca de 10 mil fieles católicos dio inicio a las 17 horas y se desarrolló con tranquilidad durante más de una hora.
En su mensaje a los feligreses convocados por el movimiento Renovación Cristiana en el Espiritu Santo, Rivera manifestó que ``la Iglesia está atravesando una época de críticas, no sólo desde fuera, como siempre, sino de aquellos que debían estar comprometidos con la verdad y estar de lado de la justicia''.
Antes de concluir la celebración eucarística, personal de prensa de la arquidiócesis pidió a los representantes de los medios que dejaran el paso libre a Rivera y que mejor lo esperaran en una zona habilitada, como la sacristía, a fin de que el arzobispo tuviera oportunidad de despedirse de sus fieles.
Sin embargo, el jerarca religioso salió del escenario por otro lado, lo que motivó que los comunicadores se fueran tras él haciendo frente a los empujones que daban los jóvenes que hacían una valla en el lugar.
Interesados en saber cuál era el punto de vista de Rivera sobre el apoyo que diera el sacerdote José Raúl Soto a las obras sociales que realizaron los narcotraficantes Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo Fuentes, los periodistas acercaron sus cámaras y grabadoras al prelado.
En respuesta, el arzobispo señaló que no sabía a qué se referían con esas preguntas. Y fue entonces cuando empezaron los jaloneos que duraron algunos minutos mientras el arzobispo era conducido a una zona de acceso restringido.
Según la versión oficial de la arquidiócesis, la negativa de Rivera de contestar las preguntas de los reporteros se debió a que sólo tiene versiones periodísticas de la homilía que pronunció el sacerdote Soto el viernes 19 de septiembre en la Basílica de Guadalupe.
El comunicado advierte que hasta tener información confiable se estará en posición de hacer un pronunciamiento sobre el mensaje de Soto, aunque aclara que la Iglesia católica rechaza al narcotráfico, pues lo considera un flagelo de la humanidad contrario a la doctrina católica.