Los viajes ilustran. Y un poco más los viajes académicos. Hoy, jueves en la noche, Panamá. País para mi entrañable. Porque en Panamá recibieron a mi padre en los primeros años del exilio americano: México pagaba muy poco a los profesores, la UNAM especialmente, y Don Demófilo, ilustre civilista y un muy importante funcionario en el Gobierno de la República española, aceptó una invitación más generosa de la Universidad de Panamá.En poco tiempo fué nombrado Decano y enseguida Director fundador del Instituto de Derecho Comparado.
Fué su reencuentro con la academia.Empezó a escribir. Dictaba conferencias en Cuba, Centroamérica, Venezuela y Colombia. Pasaba las vacaciones en México, con nosotros.Pero una cirrosis que se presentó a fines de 1945, producto de una hepatitis mal curada, motivó su muerte, terrible, ya en México, en junio de 1946.Tenía 55 años.
Unos años después, por iniciativa del otro profesor español Manuel Cano Llopis, se fundó la Biblioteca de la Facultad de Derecho que desde entonces se llama ''Demófilo de Buen''.
Hoy se reinauguró en un nuevo local, allí mismo, en el campus tradicional. En presencia del Rector pero bajo la iniciativa del vicerector, mi entrañable amigo Rolando Murgas y con la presencia para mi inesperada de la hija y las dos bellas nietas del Prof. Cano Llopis, se celebró un acto en el que tuve la oportunidad de regalar a la Biblioteca un espléndido retrato de mi padre hecho por la mano maestra de Lucinda Urrusti.
Pero por la tarde cumplí mi deber académico.Junto a un joven y brillante laboralista panameño, Jorge Federico Lee, antiguo Ministro del Trabajo, traté el tema actual y preocupante de la movilidad de los trabajadores a iniciativa del patrón.Tema incómodo, ciertamente en la línea de las corrientes que olvidan la justicia social y la sustituyen por la productividad, la competitividad y la calidad.Temas de reservas, incorporado al Código de Trabajo de Panamá en un art. 197 bis desde 1995, sospechoso de todas las sospechas.
Pero también se trató otro tema de moda: el acoso sexual.Lo desarrollaron una psicóloga, Dra. Nilda Santamaría, bien, un poco en plan de esos cursos de capacitación que se apoyan en cuadros y textos visibles en pantalla, y un profesor de Derecho, Julio César Acosta.
Es un tema que no me acaba de convencer.Hoy dijeron y yo creía recordarlo, que en México ya es delito tipificado.Tal vez necesario en Derecho penal pero me parece que estaría un poco de más en nuestro Derecho del trabajo.No porque no sea importante sino porque hay figuras previstas que serían suficientes: actos de violencia, amagos, injurias en contra de una o un compañero de trabajo, que de todo puede haber.Y si no va por ahí, también se pueden invocar los actos inmorales hechos en el lugar de trabajo.
Sin embargo el acoso sexual tiene aires del Norte, de los países de claro dominio matriarcal.
El problema es la eficacia.Porque no es frecuente que esos actos se hagan enfrente de testigos o ante cámaras de televisión.Lo que, por supuesto, no les quita lo que tienen de injustos en la medida en que juegan tanto con la extrema necesidad del empleo.
Este domingo, si es el dia en que leen estas notas, estaré en Buenos Aires para intervenir en el XV Congreso Mundial de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.Me temo que en pocos años la segunda parte estará de más.