Néstor de Buen
Madrid, unos cuantos días

Hace calor. Y no es el momento para que haga calor. Mediado septiembre debería haber empezado el otoño pero el verano, que ya se había despedido, se quiso pasar unos días más de vacaciones.

Las consecuencias son interesantes. Las chicas, casi siempre guapas y de buen porte, han dado por andar con blusitas o playeras que les quedaron cortas, con un riesgo premeditado de mostrar sus lindos ombligos.

Y con el mismo sentido del ahorro, las minifaldas tampoco pasan desapercibidas. No se ve, ciertamente, elegancia pero acaba uno con tortícolis.

Cumplo el grato compromiso de integrar el jurado que esta mañana del jueves oyó la lectura (es un decir) de la tesis doctoral de Guadalupe Salmonte.

Dirigida por el titular del Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, mi fraternal amigo Alfredo Montoya Melgar --quien, por lo mismo, no integró el jurado--, la tesis de 479 páginas trata de ``La dimensión laboral de los procesos internacionales de integración económica'', y es un análisis muy cuidadoso y bien documentado de los aspectos sociales de la Unión Europea, del Tratado de Libre Comercio (TLC) y del Mercosur, el acuerdo cuatripartito entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.

Guadalupe Salmonte fue alumna mía en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán, y por cierto que muy destacada.

Decidió hacer el doctorado y eligió la Universidad Complutense y la precisa dirección de Alfredo Montoya. Con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y con gran sentido de la austeridad vivió en Madrid cerca de tres años, que hoy culminaron con el examen de grado en un gran salón de actos de la facultad que preside un retrato casi juvenil, con toga y birrete, de Juan Carlos I de Borbón. Es curioso que siendo rey presida, lo que lo convierte en presidente. Tal vez una vocación escondida.

Bajo la sólida conducción de Manuel Alonso Olea, los miembros del jurado oímos la presentación de la mencionada tesis, que en alrededor de 20 minutos y sin demostrar los nervios que la tenían de cabeza, desarrolló Guadalupe.

Después, cada uno de nosotros hizo un comentario amplio de la tesis, con observaciones y recomendaciones para la publicación, sin interrogatorio de ninguna clase. Al final, Manuel Alonso Olea le concedió la palabra a la ``doctoranda'' para una breve intervención.

El resultado fue la aprobación de la tesis cum laude por unanimidad. No faltaron los merecidos elogios.

El modelo de examen me gustó mucho. Deberíamos hacer algo parecido en la División de Estudios Superiores de nuestra facultad.

Entre tanto, los viejos fantasmas del fascismo aparecen, ominosos, entre los calores del que ya no es verano. En un acto celebrado en la Plaza de Toros de Las Ventas, en homenaje a Miguel Angel Blanco, asesinado por ETA, una parte del público increpó a Raimón porque cantó en catalán, y queriendo insultarlo le gritaron ``comunista'' al actor excelente que es José Sacristán.

Sólo faltaron las camisas azules y el ``cara al sol'' de los tiempos viejos de Francisco Franco.

¡Cuidado! El calor seca los pastos y el riesgo de un gran incendio no es imposible. Entre tanto, Julio Anguita, el mandamás de Izquierda Unida, juega a las purgas con el mayor estilo del camarada Stalin.