La Jornada 15 de septiembre de 1997

Llaman zapatistas a la unidad de las luchas indígenas

Hermanos y hermanas del Congreso Nacional Indígena.

A nombre de todos los hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos bases de apoyo de todos los pueblos y regiones zapatistas.

A nombre de todos los combatientes insurgentes y milicianos quienes con dignidad, con rebeldía y humildad siguen en pie de lucha por democracia, libertad y justicia.


Durante la inauguración del Congreso Nacional Indígena, en
Cuicuilco.
Foto: Frida Hartz

El Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, con respeto y sencillez se dirige al Congreso Nacional Indígena para saludar y reconocer su esfuerzo como la más fiel y honesta lucha de los pueblos indígenas de México.

Hermanos y hermanas de la asamblea del Congreso Nacional Indígena.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional se solidariza plenamente con el Congreso Nacional Indígena y con todos los pueblos indígenas de México que luchan y defienden la misma causa: de libertad, del derecho, de dignidad, de la autonomía y de la libre determinación de los pueblos indios.

Hermanos, al no ser posible estar con ustedes en su gran asamblea del Congreso Nacional Indígena, entonces cuenta con ustedes una delegación de 1,111 compañeros y compañeras bases de apoyo de los distintos pueblos y regiones, que son ellos nuestros principales mandos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; ellos traen el testimonio de la guerra sucia que ha impuesto el gobierno federal y estatal en contra de nuestros pueblos y comunidades, que en estos últimos meses ha crecido considerablemente la militarización de todas nuestras zonas indígenas, la formación de grupos paramilitares o guardias blancas pagados y armados por el gobierno estatal y federal, asesorados y entrenados por elementos del Ejército Federal y de Seguridad Pública, con el objetivo de destruir la unidad, la organización y acabar con el EZLN.

Nuestra delegación viene para encontrarse con ustedes y con todos los demás hermanos indígenas de todos los estados de nuestro país, porque creemos que ha llegado el momento de romper las cadenas del cerco militar y político del mal gobierno, que cada día aprieta más en contra de nuestros pueblos indígenas, por eso decidimos salir de la selva y de las montañas sin necesidad de pedirle permiso al mal gobierno para encontrarnos con nuestros hermanos indígenas, para exigir el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígenas, que el mal gobierno se ha negado a cumplir con su palabra y ha dado por olvidada la voz de miles de hombres y mujeres indígenas y no indígenas de toda la nación mexicana, para exigir juntos las demandas de los pueblos indígenas de Chiapas y de todo México.

Hermanos, nosotros como indígenas, nuestros problemas y necesidades no son pocos ni sencillos, nuestro dolor y sufrimientos no son nuevos, los indígenas traemos 505 años de opresión, de despojos, de esclavitud y de muerte; pero también 505 años de resistencia, de experiencia de lucha y de rebeldía.

Pero ante esta situación de destrucción y de exterminio a los pueblos indígenas, es necesario encontrarse con todos los hermanos de raza y de sangre, es necesaria la unidad, la organización y la solidaridad de todos los pueblos indios de México, de América Latina y del mundo, es necesario que luchemos juntos, que exijamos juntos nuestros derechos a la vida, a la tierra, al respeto, a la autonomía, a la libre determinación y a ser tomados en cuenta como pueblos y miembros de una nación con todos los derechos que merecemos.

Porque los pueblos indígenas siempre hemos sido excluidos, marginados y olvidados, fuera de las leyes constitucionales, fuera de los planes políticos, económicos y sociales de un país; por ser indígenas no tenemos derecho a la vida, a la tierra, a la salud, a la educación, no tenemos derecho a la libertad, ni a decidir y dirigir nuestro propio destino.

Hermanos de todas las etnias y de todas las lenguas que habitan nuestra patria: todas estas grandes injusticias de discriminación, de humillación y de ser esclavos en nuestra propia tierra para que trabajemos peor que los animales porque somos indígenas, y sin poder levantar la voz ante los patrones porque somos considerados como seres inferiores, fueron las razones suficientes de nuestro levantamiento armado el primero de enero de 1994, porque no nos quedaba otro camino.

Por democracia, por libertad y por justicia para todos es nuestra causa; morir para que todos vivan con justicia y dignidad es nuestro pensamiento. Para todos todo, nada para nosotros.

El EZLN está alzado en armas para exigir soluciones justas a todas las demandas de los pueblos indígenas y no indígenas de México.

El EZLN no se levantó en armas para conquistar algún puesto político o para que el supremo gobierno nos trate de conformar con migajas.

El EZLN se levantó en armas por: trabajo, tierra, vivienda digna, alimentación, salud, educación, libertad, justicia, independencia, paz con justicia y dignidad, respeto a los indígenas y a su cultura e igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

El EZLN exige patria para todos, donde los que habitan en ella vivan con derecho y dignidad.

Por eso los zapatistas estaremos siempre con las luchas y con el movimiento indígena nacional, que tiene por objetivo defender el derecho, la dignidad, la cultura, por conquistar el lugar que nos corresponde por derecho y por herencia, por rescatar lo que nos ha sido arrebatado como nuestra madre tierra, nuestra riqueza que era para el bien común y no para el enriquecimiento de unos cuantos, nuestra cultura y nuestra ciencia que era para engrandecer a los pueblos y no para dominar.

Los zapatistas no dejaremos de luchar hasta que nuestros pueblos tengan lo que ahora no tienen, hasta que nuestra patria y su riqueza ya no tenga que ser vendida o entregada a manos de extranjeros explotadores.

Por eso los zapatistas, dejar de luchar, ¡no! rendirnos, ¡no!, vendernos, ¡no!, traicionar la sangre de nuestros héroes y mártires, ¡jamás!

Primero muertos antes que el soberbio nos arrebate nuestra bandera de lucha.

¡Vivir por la patria o morir por la libertad!

Democracia, libertad y justicia.

Desde las montañas del sureste mexicano, Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Septiembre de 1997.