Bárbara Jacobs
Los niños poetas

La Antología de literatura para jóvenes de Hugo Gola te abre los ojos. Lee Mi lumía, de Oliverio Girondo, y entenderás qué es un poema. Si no te gusta leer, óyelo. ``Señor Williams, ¿podría usted decirme, simplemente, qué es poesía?'', se pregunta William Carlos en el mismo libro, para contestarse: ``Un poema es una organización de materiales''. ``Mi lu/ mi lubidulia/ mi golocidalove/ mi lu tan luz tan tú que me enlucielabisma''. Podríamos seguir. Sólo que ``el arte, como se dice, es una cosa seria'', nos recuerda unas páginas más adelante Cesare Pavese. ¿Y leer? ¿Y escribir poemas? ¿Y ser joven?

Me decía: ``Es como tú; se la pasa leyendo''. Y yo pensaba: ``Ojalá que a esa edad yo me la hubiera pasado leyendo''. Leía, pero ten por seguro que a los ocho, nueve años no: ``Y descentratelura/ y venusafrodea/ y me nirvana el suyo la crucis los desalmes/ con su melimeleos''. Insistía: ``No hace más que leer. Le ordenamos dedo en alto que haga la tarea; que deje el libro de lado mientras pasamos a la mesa; pero abrimos la puerta del baño, vemos el cepillo de dientes con pasta intacto, y a Joy en un rincón acurrucada bajo la luz leyendo''.

Antes de que cumpliera 16 años, Anna pagó sobrepeso un verano porque viajó con 50 libros, para leerlos durante las vacaciones. ¿Autores? Homero, Virgilio, Gibbon; de Shakespeare por lo menos tres dramas; todo Montaigne; uno que otro Dickens, uno que otro James. ¿Y sonreía? Y bailaba. Años antes, en un descuido había escrito detrás de un dibujo abstracto en un pedazo de papel: ``Hierba''. Decía, el 15 de diciembre de 1989: ``A lo lejos en la selva/ resplandecientes hojas de hierba húmeda/ bellas y delicadas''. Sumida en un sillón, los rizos casi rojos enredados en un chongo en la nuca, lee descalza Anna. ¿Es posible que a los 10 años de edad una niña escriba poemas, Hierba? Reunírselos y publicarlos: consecuencias: estudiar. Uno nunca tiene la certeza de nada; pero mucho menos de lo que es bueno o malo para un niño poeta.

Los editores de la Antología de poesía de jóvenes norteamericanos año con año reúnen los poemas seleccionados entre menores de 18 años de Estados Unidos. En 1996 seleccionaron Canción del mar, de Joy. En el poema ``llega el amanecer, y la arena/ es una colcha de toallas de playa./ Un caleidoscopio de colores''. Es posible. Joy dice: ``Luego oyes crujir a los camarones,/ y a las olas romper contra las rocas''. Joy usa anteojos; de más pequeña era parlanchina. Ahora si habla te cuenta lo que lee. Cuando llega la noche en su poema ``Las nubes se concentran en la neblina blanca./ La luz de la luna también se concentra,/ iluminando la playa''. Aquí, Joy a los 11 años.

Durante una primavera, reclinada en la alfombra de la casa, Anna escribió 15 poemas que corrigió con diccionarios y preguntas, cavilando, sumida en sus ideas. Minutos antes de regresar a su país, la vi pensativa ante la ventana. Parecía absorber lo que después se formaría como recuerdo. Atraer un cuerpo y retener entre sus moléculas las de otro. ¿Anna, no poeta?

``Leer no es fácil'', explica Pavese en la Antología de Gola para jóvenes; dice que hay que tomar en serio los libros, como uno toma en serio a una persona. ¿Quién toma en serio a un poeta?

Una cosa seria son los niños poetas. Las lecturas para jóvenes bien leídas los hacen madurar. ¿Entonces los dañan? Bien elegidas. En su Prólogo, Hugo Gola dice: ``Quizás, aunque uno envejezca, la adolescencia que tuvimos perdure en algún lugar de nuestra sensibilidad''. Atraer la adolescencia y retenerla. Para Gola, ``lo importante es el entusiasmo que la escritura misma ocasione, la capacidad que tenga de producir placer en el lector''. William Carlos Williams repite lo que le preguntan: ``¿Pero una palabra, no debería significar algo cuando uno la ve?'' Pero paso las hojas para atrás y leo más de Mi lumía: ``Mi lubella lusola/ mi total lu plevida/ mi toda lu/ lumía'', para que no se acabe la compañía poética entre las moléculas del cuerpo.

No todo es poema. Hay cuentos, leyendas y sueños en la Antología de Gola, y consejos, el VII de Rilke al joven poeta. ¡Otra vez¡ ¿Todos hemos de ser poetas? Autores anónimos, atribuciones, versiones y muchos de los nombres y los títulos que no podían faltar. Llévatela como toda lectura ¿de tu vida? Memorízala.

Pavese atormentado recuerda que ``los libros, cuanto más pura y llana sea su voz, tanto más dolor y tensión han costado a quien los ha escrito''. ¿Lo vamos a tomar en serio? Voy a leer para conocer el dolor del poeta a la vez que maduro. Retener la adolescencia; atraerla desde el lado de acá de la ventana; cautivar las moléculas de las ``resplandecientes hojas de hierba húmeda'' que atrapó Anna niña, conquistar la arena convertida en ``colcha de toallas de playa'' que vio Joy niña. O volver a empezar. El dolor no es exclusivo del poeta. El mundo y la vida no están al pie de los niños poetas en exclusiva. Existo. Puedo. ¿Qué me detiene?.