La Jornada 15 de septiembre de 1997

CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA CHINO

Efe, Ap, Xinhua, Dpa y Afp, Pekín, 14 de septiembre Ť El gobierno de China reconoció hoy, por primera vez, de manera oficial la existencia de unos 150 millones de desempleados, a los que podría sumarse un gran número de trabajadores que serán despedidos durante el proceso de privatización y modernización de empresas públicas, anunciado el viernes por el presidente Jiang Zemin, cuando inauguró el decimoquinto congreso del Partido Comunista (PC).

Durante la tercera jornada del congreso, al que asisten más de 2 mil 100 delegados de todo el país, el ministro de Trabajo chino, Li Boyong, indicó que sólo mediante rigurosos ajustes podrán introducirse mejoras tecnológicas en las empresas estatales, que necesariamente, sostuvo, implicarán una mayor movilidad de trabajadores y despidos masivos.

Con todo, Li descartó la posibilidad de que el aumento del desempleo produzca ``consecuencias desastrosas'' en China y dijo que confía en que el país asiático no sufrirá un caos social.

Según el funcionario, pese a la gran presión laboral que suponen los más de 834 millones de chinos en edad de trabajar, la aparición de métodos alternativos de propiedad y el mismo crecimiento de la economía nacional --uno de los más altos del mundo en los últimos 18 años-- permitirán absorber de manera gradual la mano de obra desocupada.

Al margen del congreso del PC, que concluye este jueves, Wang Zhongyu, ministro de la Comisión de Economía Estatal y Comercio, consideró imprescindible establecer ``un sistema de supervivencia del más fuerte'' para garantizar el desarrollo económico del país.

Señaló que el gobierno debe seguir con decisión la política de apertura económica, establecida a finales de 1978 por el fallecido líder Deng Xiaoping, de claro tinte capitalista, pero que Pekín insiste en considerar parte del ``socialismo con características chinas''.

Delegados de Taiwán, que también asisten a la reunión del PC --por ley el único facultado para gobernar--, dijeron que confían en la posibilidad de que en un futuro próximo la isla se reunifique a China, de la que se escindió en 1949 tras el triunfo de la revolución comunista.

En paralelo, dirigentes comunistas chinos calificaron de ``irrealizable'' la independencia de Taiwán y advirtieron que el presidente taiwanés, Lee Tenghui, no podrá hacer nada para cambiar ``la tendencia hacia la unificación''.