``Por ahora no'' hay fecha para reiniciar el diálogo, dice Joaquín Coldwell
Insta Rivera a la reconciliación; intransigencia, trampa mortal: Obeso
Salvador Guerrero Chiprés y Notimex Ť Presente en la Basílica de Guadalupe, a donde acudió a la concelebración de una misa por la paz en Chiapas, el jefe de la delegación gubernamental para el diálogo con el EZLN, Pedro Joaquín Coldwell, aseguró que por ahora no hay fecha para que se reanude el diálogo con los zapatistas, aunque consideró ``muy importante'' que se incorpore al debate político por la vía legal.
En entrevista, afirmó que en la construcción de la paz se requiere de todos los sectores: el Ejército Zapatista, el gobierno y la Iglesia. Señaló que ``hay un amplia voluntad política y que las dificultades siguen estando en torno al contenido del texto legal que dé cumplimiento a los acuredos de San Andrés sobre derechos y cultura indígenas''.
Consultado sobre si existe algún riesgo de violencia en aquella entidad, puntualizó que ``hoy debemos trabajar para abatirla, erradicarla, y tiene que ser una solución de raíz.
Por su parte, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Sergio Obeso Rivera, dijo que es en la intransigencia donde se encuentra la ``trampa mortal''. A su vez, el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, hizo un llamado a la ``reconciliación nacional'' basada en el perdón sincero, en la justicia que va más allá de las leyes y en la verdadera equidad entre los mexicanos.
Durante la misa concelebrada, ambos arzobispos destacaron que el diálogo es un deber irrenunciable de todos --especialmente de quienes tienen la responsabilidad más grave-- y saludaron con ``alegría'' a quienes han elegido el camino no violento para reivindicar sus demandas.
Rivera Carrera ofreció oraciones para que el ``clamor por la paz fundada en la justicia y en la dignidad de todos'' se alcance por caminos que no atraviesen la violencia y el odio. ``México no quiere las armas, no quiere otro ejército, no quiere otra bandera. Quiere la paz que pasa por la justicia y el progreso'', señaló durante el segundo día de estancia de la delegación zapatista en la capital del país.
Respecto al llamado por la paz que hicieron los arzobispos desde el púlpito, Joaquín Coldwell afirmó que es un llamado positivo que coincide con la voluntad del gobierno de concretar la paz en Chiapas.
``Creo que es una actitud positiva como lo es el congreso del FZLN, que implica la apertura de espacios políticos para que los zapatistas puedan participar en la gran discusión naional.
Durante su intervención, el presidente de la CEM, Obeso Rivera, reconoció que la paz está ``amenazada'', razón por la cual el catolicismo y la sociedad entera sienten ``gran preocupación''.
Los indígenas, dijo, no piden favores o concesiones, sino recordar que ``tienen derechos de plena ciudadanía en todos los ámbitos''. Alertó que mientras se mantiene el acuerdo de no agresión en la zona norte de esa entidad, ``grupos paramilitares buscan hacerse justicia por su cuenta''.
Propuso para esa zona ``caminar decididamente'' a una tregua, superar el vacío de autoridad y crear ``espacios de verificación'', de compromisos y decisiones. Expresó un reconocimiento a la Conai y la Cocopa, y exhortó a las partes en conflicto a buscar caminos que asegurando las causas legítimas por las que se lucha, se cumplan los acuerdos.
Por su parte, el arzobispo Norberto Rivera dijo que para construir la paz ``no debe haber límite ni a la imaginación ni al coraje para rebasar barreras e impedimentos''. Pidió superar ``el formalismo de nuestras instituciones federales'' y reconocer y promover cada vez más la riqueza de nuestras diversidades culturales y regionales.
Al finalizar la eucaristía se leyó un mensaje de la diócesis de San Criostóbal de las Casas. En él los obispos Samuel Ruiz García y Raúl Vera consideraron que con el Congreso Nacional Indígena en la ciudad de México, se vive ``una venturosa convergencia de pueblos y palabras''.
Afirmaron que la celebración de las fiestas patrias corresponde a la conciencia del pasado histórico y debe ser también ocasión para construir ``cimientos nuevos'' de una paz duradera.