Al igual que hace varios años el grupo Provida ha demandado a la Secretaría de Salud y al Conasida por promover el condón para la prevención del sida. Sin embargo, a diferencia de 1989 cuando ocurrió la primera demanda --que fue deshechada por el entonces procurador general de la República por improcedente-- y cuando se asumía que el condón era eficaz pero había pocos estudios que lo apoyaran, hoy en día la evidencia científica con que contamos y que apoya el uso del condón para la prevención del sida es amplia e inobjetable. Varios estudios prospectivos poblacionales han mostrado la eficacia del condón de latex en la prevención de la transmisión del VIH cuando este se usa de manera consistente. En particular quiero señalar el estudio Europeo publicado en el New England Journal of Medicine en 1994 que mostró que el uso consistente el condón en 124 parejas heterosexuales discordantes (uno de los dos infectados) no condujo a ninguna infección por VIH a pesar de haber ocurrido más de 15 mil episodios de relaciones sexuales (vaginales o anales) entre ellos mientras que entre las 121 parejas que usaron el condón de manera inconsistente o que no lo usaron ocurrieron 4.8 seroconversiones por cada 100 personas-año. El otro estudio que vale la pena señalar es el realizado en Tailandia, publicado en la revista AIDS en 1996, donde un programa de ``100 por ciento de uso de condón'' en establecimientos donde se practica el sexo comercial ha logrado que el número de nuevas infecciones por VIH por año disminuya de 214 mil 700 en 1990 a 136 mil 300 en 1992 y que la seroprevalencia en conscriptos haya disminuido de 4 por ciento en 1993 a 2.7 por ciento en 1994 a pesar de que el uso de condón aumentó del 14 en 1989 al 60 por ciento en 1994, es decir, que no se alcanzó el objetivo del 100 por ciento. Otro resultado positivo de dicho programa en Tailandia fue la disminución del número de infecciones transmitidas sexualmente de 4.5 por mil en 1990 a 1.6 por mil en 1994. Este programa tiene dos componentes: 1) utiliza medios administrativos para que los condones sean usados en establecimientos donde se comercializaba el sexo en el 100 por ciento de los encuentros y 2) utiliza campañas masivas de comunicación promoviendo el uso de condón en relaciones sexuales comerciales. Para el desarrollo de esta intervención, se requiró de liderazgo nacional, participación de medios masivos de comunicación, concientización sobre la epidemia de sida, campañas dirigidas para uso de condón, reconocer que la prostitución existe más que descalificar su existencia, organización de la industria del sexo comercial, participación de clínicas locales de Enfermedades de transmisión sexual (ETS)/sida trabajando integradas en una red nacional, seguimiento de casos y contactos, y supervisión de la incidencia de ETS como indicador de efectividad del programa.
En el labortorio, en condiciones ideales, la eficacia de un condón de latex para prevenir transmisión del VIH es superior al 99 por ciento y estudios como los anteriormente señalados nos permiten afirmar que la eficacia de los condones cuando se utilizan de manera correcta y consistente es cercana al 100 por ciento. Sin duda alguna los condones pueden romperse, se estima que en aproximadamente el 0.5 por ciento de los contactos sexuales vaginales y el 3.6 por ciento de los contactos sexuales anales con condón estos se rompen. ¿Es dicha tasa de ruptura de los condones suficiente como para que estos no se promuevan como una medida de salud pública? De ninguna manera, la ruptura del condón no es sinónimo de infección ya que se estima que la probabilidad de infección luego del coito vaginal entre una persona infectada y una no infectada es del 0.03 al 0.05 por ciento.
Por otro lado, se rompen mucho más las promesas de fidelidad conyugal que los condones y no por ello se ha sugerido que se deje de promover el que una persona le sea fiel a su pareja. Dada la probabilidad de ruptura de los condones y la probabilidad de infección luego de contacto vaginal sin condón se requieren de aproximadamente 32 mil 200 contactos sexuales con condón entre una persona infectada y una no infectada para que ocurra una infección; ejemplificando, en una pareja en la que la mujer estuviese infectada con VIH y el hombre no lo estuviera y tuviesen dos contactos sexuales por semana utilizando condón consistentemente se requeriría de 322 años para que ocurriese infección. Si no usaran condón, el tiempo promedio necesario para que el hombre se infectara sería de 2 años. Sin embargo, para obtener este promedio a nivel poblacional, algunos casos se podrían infectar al primer contacto no protegido y otros, por ejemplo, después de 200 contactos sin condón. (Comunicación personal del doctor José Antonio Izazola, Director Ejectuvo de SIDALAC).
Otro argumento que con frecuencia escuchamos es que los condones ``fallan''. Sin embargo, sabemos que el principal motivo de falla de un condón como método preventivo está en la forma de utilizarse: por ejemplo, debe utilizarse sólo con lubricantes solubles en agua y jamás con lubricantes a base de aceite. Además, como ya se mencionó, el uso de condón para ser protectivo contra el VIH debe usarse constantemente, es decir en todos los contactos sexuales.
Los grupos como Provida argullen que los condones fallan ``en un 12 por ciento para prevenir el embarazo como método de planificación familiar''. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que en este indicador se considera falla el no haber usado el condón; es decir, la falla del método es que no se utilizó un condón. Evidentemente, hay otros indicadores que representan mejor la eficacia del condón cuando sí se usa. Entre usuarios experimentados que sí utilicen el condón adecuadamente, se estima que tiene una eficacia de 98 por ciento para prevenir embarazos.
En estudios comunitarios en Gran Bretaña, la tasa de falla de los condones, medido como embarazo, son equivalentes a 1 en 10 mil actos.
Tomando en cuenta que la transmisibilidad del VIH es diferente a la probabilidad de embarazo --es mucho más ``contagioso'' el embarazo que el VIH-- se debe tener cuidado en el uso de estas estadísticas basadas en embarazos y traducirlos acríticamente en indicadores de eficacia para la prevención del VIH.
¿Cuál es la mejor manera de evitar la infección por el VIH? En teoría lo sería el abstenerse de tener relaciones con personas infectadas. Sin embargo, la realidad es que los jóvenes en México están iniciando las relaciones sexuales entre los 14 y los 15 años y que, una vez que se casan, muchos de ellos tienen más de una pareja pese a ser México un país predominantemente Católico. No estoy en contra de promover el retraso del inicio de la vida sexual entre los jóvenes y la disminución del número de parejas sexuales entre los adultos como estrategias complementarias de prevención del sida, pero creo que el señor Serrano Limón y la jerarquía de la Iglesia Católica deberían hacer mejor su trabajo pastoral y consejería premarital y dejar de ver ``la paja en el ojo ajeno'', así contribuirían de una manera positiva a la lucha contra el sida.
En los últimos dos años han ocurrido importantes avances en la terapéutica contra el VIH lo que pudiera distraer la atención de la importancia de la prevención. Es por ellos que en un país tan Católico como España se acaba de lanzar unaexcelente campaña de prevención en el Museo del Prado que muestra una reproducción de ``La Maja Desnuda'' e incluye un condón y la leyenda ``La prevención también es un arte'' y en un país tan puritano como Suiza se acaba de lanzar una campaña cuyo lema dice: ``Las nuevas terapias son esperanza para algunos, el condón es seguridad para todos''.
¿Porqué no ha sido posible aumentar de manera apreciable el uso del condón --un método de barrera-- en México? Sin duda alguna porque existen enormes barreras para la prevención entre las que podemos listar a la baja percepción de riesgo de la mayoría de la población, al machismo, a una sociedad permisiva que aplaude al hombre que tiene muchas parejas y a Provida y otros actores que han canalizado sus esfuerzos no en la prevención del sida sino en el desacreditar al condón con mentiras e información no sustentada como algunas de las principales barreras.
En 1993 el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos publicó un resumen de la eficacia del condón (Morbidity and Mortality Weekly Report 42:588-91; 1993) y ese mismo año el Conasida hizo lo propio (Salud Pública de México 35:508-17; 1993) insistiendo que el condón era altamente eficaz para prevenir la transmisión sexual del VIH y que, su principal falla, era que no es utilizado corecta o consistentemente. Hoy en día, existiendo evidencia sobre la eficacia del condón tan sólida y científicamente validada, el secretario de Salud, doctor Juan Ramón de la Fuente, un eminente científico y hombre con una profunda sensibilidad y entendimiento de la problemática del sida, ha dado inicio a una campaña de prevención del sida dirigida a adolescentes donde el condón es piedra angular de dicha campaña. La comunidad científica debe apoyarlo y el procurador deshechar la denuncia, al igual que en el pasado, por improcedente.
Ahora sólo falta que los mexicanos aumenten de forma importante el uso del condón para poder lograr desacelerar el avance de la infección por VIH/sida.
El autor es profesor asociado de medicina y salud púbica, de la Universidad de Emory, Atlanta, GA. E.U.A.