Combatirá el tricolor abusos del poder, dijo al asumir la dirigencia
Rosa Icela Rodríguez Ť El Partido Revolucionario Institucional (PRI) combatirá con energía los abusos y los desbordamientos de poder y demandará a los servidores públicos comprometerse con la legalidad, señaló su nuevo dirigente Mariano Palacios Alcocer. Así ``como el presidente Ernesto Zedillo ha recibido el apoyo de su partido en los momentos más difíciles'', expuso, se exigirá de sus colaboradores ``respuestas eficaces y oportunas a las justas demandas del priísmo nacional''.
Al protestar como presidente nacional del PRI ante el Consejo Político Nacional, el diputado reconoció ``el revés histórico'' que enfrentó su partido en las elecciones del 6 de julio: ``debemos aprender a ser partido de oposición y aceptar con madurez que ha llegado un momento crucial de nuestra historia, tan importante como lo fuera el surgimiento del PNR en 1929''.
Los gobernadores escucharon cuando indicó: ``Tenemos que reconocer al resto de los partidos políticos como nuestros pares y ser capaces de entablar con ellos un diálogo respetuoso y tolerante, en el marco de la negociación y la búsqueda de los consensos, sin suponer que el derecho de decir la última palabra nos está reservado''.
De entrada, después de haber sido electo presidente del CEN del PRI, el ex gobernador de Querétaro hizo un reconocimiento al presidente y secretario general salientes, Humberto Roque Villanueva y Juan S. Millán, tras pedir ``la dignificación del trabajo partidista y la reivindicación colectiva de la política en México''.
Luego recordó que el PRI tiene 39 por ciento de la votación en la Cámara de Diputados, invitó a la militancia ``a rescatar la moral de victoria entre nuestras filas'' y repetidamente instó ``a la unidad y cohesión sin distingos generacionales'', pero sobre todo al rescate de la justicia social y a las demandas populares.
Frente al secretario del Consejo Político Nacional, Esteban Moctezuma Barragán, Palacios Alcocer se mostró resuelto a ``encabezar un proyecto político que movilice los enormes activos del priísmo nacional, que nos conduzca a recobrar con energía el rostro de identidad ideológica y pertenencia política'', y recibió aplausos con la convocatoria para impulsar el trabajo militante de los jóvenes y las mujeres priístas.
En un auditorio Plutarco Elías Calles repleto, manifestó que en adelante la relación con todos los interlocutores será de tolerancia e inclusión, sobre todo con los medios de comunicación.
También señaló que el compromiso de su partido es fortalecer el estado de derecho y la vigencia de la legalidad, lo que conlleva ``a limitar el ejercicio del poder político por la fuerza normativa del derecho''. Hizo énfasis en que ``el compromiso con la legalidad implica sujetar nuestra conducta a la norma jurídica'', para después señalar que ``el PRI está obligado a demostrar su probada capacidad de transformación, de ajuste de autocorrección''.
Ni autodenigración ni triunfalismos
Antes de que Mariano Palacios Alcocer y Socorro Díaz Palacios fueran ungidos como dirigentes máximos del priísmo nacional, recibieron el apoyo incondicional de gobernadores, líderes estatales y de los sectores obrero, campesino y popular.
En representación de los 239 diputados federales, el chiapaneco Roberto Albores Guillén pidió reconocer ``problemas y carencias internas, errores, omisiones y desviaciones ideológicas, para no caer en el inmovilismo destructivo''.
Se manifestó además por responder con eficacia a los desafíos que imponen las transformaciones y ``reformar las estructuras'' de su partido para enfrentar los retos actuales. Resumió en 11 puntos la propuesta de los legisladores del PRI, entre ellos, una reforma interna, recuperar la confianza y la credibilidad ciudadana y luchar por un desarrollo económico que beneficie a las mayorías.
Causó escozor entre sus correligionarios cuando se refirió a ``nuestra realidad electoral: ni autodenigración ni triunfalismos tampoco complejos de culpa''.
En su turno, Elba Esther Gordillo, secretaria de la CNOP, desde la óptica de ``un priísmo agraviado, exigente, demandante'', reclamó una democracia interna y una reforma de fondo y la renovación de las prácticas internas.
En nombre de los tres sectores del priísmo, la profesora llamó a defender la democracia, la equidad, la justicia social, y un respeto a la política, para combatir ``desde todas las trincheras a la corrupción, haciendo de la ética política una práctica pública''.