La pobreza en el agro, problema de seguridad nacional, afirma Labastida
Humberto Ortiz Moreno y Antonio Castellanos Martínez Ť La pobreza en el campo ya es un problema de seguridad nacional que no acepta más programas ineficientes de uso de recursos, advirtió el secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Francisco Labastida Ochoa.
Previno sobre el avance de lo que denominó ``la geografía de la inconformidad, que puede derivar en la geografía de la violencia y el conflicto social''.
En el medio rural, ilustró, hay más de 13 millones de personas en condiciones de pobreza extrema --cinco millones más que en 1980--, y representan un tercio de los más de 40 millones de pobres que hay en México, 20 millones de los cuales viven en las más precarias condiciones.
El funcionario habló sobre las condiciones del agro mexicano durante su participación en el simposio El desarrollo económico de México, organizado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), y alertó sobre los ``focos rojos'' derivados de la marginación socioeconómica en los estados del sureste de la República, especialmente en Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Guerrero.
``Debemos pensar que el campo no sólo requiere recursos económicos, sino programas efectivos. Si con la razón de que hay pobreza utilizamos los recursos de una manera ineficiente, no vamos a lograr una transformación de fondo'', sostuvo.
Ante empresarios y expertos en economía, Labastida Ochoa puntualizó que el problema ya no es sólo económico, sino también de estabilidad social y política.
El funcionario habló ante los representantes del poder económico mexicano, mientras circulaban rumores de su nombramiento al frente del Partido Revolucionario Institucional, tras la confirmación de la salida de Humberto Roque Villanueva.
La explosión demográfica, apuntó ha superado el crecimiento del sector agropecuario y la producción de alimentos, rubro que hoy representa sólo siete por ciento del PIB, pese a que una cuarta parte de la población vive en el medio rural.
De 1982 a la fecha la producción agropecuaria ha crecido en promedio a una tasa de 1.2 por ciento anual, mientras que la población aumentó dos por ciento cada año.
Durante este periodo la producción de alimentos por habitante se contrajo 0.8 por ciento, precisó el titular de la Sagar.
Las consecuencias ``son obvias'': primero, un gran crecimiento de la pobreza rural, equivalente a dos tercios de la pobreza extrema en el país, y que ha aumentado desde 1980 de ocho millones de personas a poco más de 13 millones.
Otra consecuencia, abundó, es un persistente déficit en la balanza comercial.
Con base en este ``apretado diagnóstico'', Labastida Ochoa propuso un cambio de fondo en el sector agropecuario, a fin de impulsar un crecimiento consistente y permanente del nivel de vida de la población rural, además de generar excedentes alimentarios.
Planteó que es imperativo pasar de la evolución extensiva aplicada en décadas pasadas a una intensiva. Agregó que es urgente una federalización que transfiera funciones a los estados y a los productores, para no aplicar los mismos planes en cada una de las regiones, microrregiones y entidades.
Recomendó poner en marcha un programa de desarrollo participativo, en el que los agricultores orienten el crecimiento, así como impulsar la capitalización y la inversión, y reducir la brecha tecnológica en el campo, pues sólo cerca de cinco por ciento de los productores dispone de tecnología de punta y 60 por ciento tiene ``graves'' rezagos.
Labastida pidió llevar el progreso agropecuario a los grupos marginados y a las regiones más pobres, y evitar que se concentre sólo en zonas altamente productivas.
Advirtió que la estabilidad social y política del país está en juego, ``porque muy cerca de la geografía de la pobreza también está la geografía de la inconformidad y de los conflictos sociales''.
El secretario de Agricultura reconoció que de mantenerse esta tendencia en el año 2000 la producción de básicos apenas llegaría a 31 millones de toneladas, cifra alcanzada el año pasado y seis millones menor a la proyectada para dentro de tres años.
Confió en que el favorable entorno económico actual, la recuperación salarial y la disminución de precios al consumidor estimulen un crecimiento de la demanda de alimentos entre la población más pobre.
``Creemos que atender este reto y tener una balanza comercial excedente requiere de grandes inversiones en el sector y de una transformación tecnológica favorable'', insistió.
En entrevista posterior, Labastida ilustró ``la geografía de la pobreza'' al citar el ejemplo de la producción de café en Chiapas: cuando el precio internacional cayó, se originó un empobrecimiento ``dramático'' de la población.
``Hay regiones y países que demuestran que es posible vivir en el campo, trabajar en actividades agropecuarias y tener un buen nivel de vida. Estamos empeñados en la transformación estructural del agro. Es factible y las evidencias dicen que esto, aun cuando toma tiempo, puede darse.''.
--¿Le alcanzará el tiempo?
--Espero que sí. Tres años y meses es corto tiempo, pero espero que no sea algo malo...
--¿Y si se va al PRI?
--Bueno... --respondió confundido y soltó la risa.