Reportan comunidades la llegada de soldados ``más agresivos y mejor entrenados''
Juan Balboa, corresponsal /I, Cañada de Aguazul, Chis., 29 de agosto Ť En toda la Cañada de Aguazul, en Ocosingo, el Ejército Mexicano desmanteló campamentos, retiró la mayor parte de sus unidades, principalmente tanques de guerra ligeros, y redujo a la mitad el número de efectivos en por lo menos cinco campamentos castrenses -entre ellos el de Monte Líbano, base del agrupamiento contrainsurgente Mundo-, disminuyendo en casi 2 mil soldados su presencia en la zona de conflicto.
El Ejército destruyó chozas y trincheras que había construido durante dos años y medio en uno de los principales campamentos contrainsurgentes ubicado en la comunidad Perla de Acapulco -comunidad dominada por la organización Aric Indepen- diente- y retiró la mitad de los soldados asentados en Monte Líbano, San Caralampio, Candelaria, Taniperlas y Ocotalito.
Inmediaciones del cuartel de San Cayetano.
Foto: Ernesto Ramírez
En las tres principales cañadas de la zona de conflicto (Aguazul, Las Tasas y Patihuiz) el Ejército inició, a mediados de agosto, el desmantelamiento de algunos campamentos de Ocosingo y Las Margaritas; la reducción de los agrupamientos de élite de la Fuerza de Tarea Arco Iris y, paralelamente, el retiro de por lo menos 10 por ciento de las tropas asentadas en la región.
El campamento Perla de Acapulco, ocupado por el Ejército federal el 9 de febrero de 1995, fue abandonado por los militares el pasado 18 de agosto. Los soldados se trasladaron por tierra al campamento de Taniperlas, donde abordaron 120 camiones que los trasladaron fuera de la zona de conflicto, confirmó el comisario ejidal, Domingo Pérez López.
Entre el 19 y el 22 de agosto, cientos de militares abandonaron, también por tierra, los campamentos de Candelaria, San Caralampio, Taniperlas, Ocotalito y Monte Líbano.
De Monte Líbano, habitado por una comunidad tzeltal de 200 familias, y que tiene capacidad para albergar a unos mil soldados, desaparecieron las tanquetas, carros anfibios, camiones de transporte de tropas y jeeps. Unos 100 soldados que estuvieron en San Caralampio salieron en helicópteros, según dijeron los campesinos que atestiguaron el retiro.
Durante el mes de agosto, la Secretaría de la Defensa Nacional decidió el desmantelamiento de campamentos militares en municipios de las zonas de los Altos, Norte y Selva de Chiapas. Unos ocho campamentos fueron desmantelados en su totalidad y en 15 más disminuyó la cifra de personal castrense, informaron autoridades ejidales e indígenas de la zona, lo que se comprobó durante un recorrido que realizó este diario por las cañadas.
Además, se autorizó la restructuración y la reducción de 13 a ocho agrupamientos de la Fuerza de Tarea Arcoiris, formada para afrontar el conflicto zapatista, y el reagrupamiento o retiro de fuerzas en la zona donde consideran no existe ``una acción preponderante'' del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, según informes de la Séptima Región Militar.
Autoridades ejidales y pobladores de El Tumbo, El Lacandón, Taniperlas, Aguazul y Perla de Acapulco, coinciden en que en algunos campamentos de la zona de conflicto han llegado ``soldados más bravos, más agresivos'' que, suponen, están ``mejor entrenados. Lo que sí le puedo confirmar es que son muy diferentes a los soldados que siempre estuvieron por la zona: altos, fuertes y gritones'', intenta explicar Manuel, un viejo indígena entrevistado en El Tumbo.
En la última quincena de agosto, el Ejército Mexicano había desmantelado, retirado, unidades de guerra o reducido el número de efectivos militares en los siguientes puntos instalados en su mayoría después del 9 de febrero de 1995: San Cayetano (donde regresó un número menor al que había en la primera quincena de agosto), Jolnachob, Santiago el Pinar, Navenchauc, El Chanal, Temó, Nuevo Chiapas, Monte Líbano, Perla de Acapulco, San Caralampio, Ibarra, Taniperlas, Laguna Santa Elena, Nuevo Chiapas y Tumbalá, entre otros.
Reducción de militares en la zona de conflicto
De boca en boca, de comunidad en comunidad, de organización en organización, la noticia de los movimientos militares ha recorrido el valle del Tulijá y la cañada de Aguazul. La desaparición del campamento del ejido de Perla de Acapulco dio esperanzas a las comunidades, tal como había ocurrido en los Altos de Chiapas al ser desmontado el asentamiento castrense de San Cayetano, pero que finalmente no se concretó.
``Sentimos que se iban los ejércitos, que ya iba a haber paz y podíamos trabajar a gusto nuestras tierras. Vimos mucho movimiento, principalmente salida de decenas de camiones llenos de soldados y hasta la fecha no han regresado'', comentan Miguel Gutiérrez Hernández y Domingo Pérez López, de Perla de Acapulco.
``Si señor, se fueron muchos soldados y han regresado pocos. No se han ido todos, creemos que pronto se retirarán de nuestras comunidades'', dicen campesinos de Monte Líbano y Taniperlas.
Organizaciones indígenas y miembros del ayuntamiento de Palenque aseguraron que los soldados que dejaron las cañadas de Ocosingo pernoctaron unos días en esa ciudad y luego se trasladaron a Villahermosa, Tabasco.
Autoridades ejidales y líderes de la Aric-Independiente, la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas y la Coalición de Organizaciones Autónomas de Ocosingo, calculan en cerca de 2 mil los soldados (10 por ciento, si se considera la cifra de 20 mil soldados asentados en Ocosingo y Las Margaritas) que han salido de la zona de conflicto.
En la cañada de Aguazul se comprobó la desaparición de las unidades de guerra -tanques ligeros y anfibios-, una reducción del personal y menor actividad en los campamentos y, en Perla de Acapulco, el desmantelamiento total del asentamiento militar.