La Jornada 30 de agosto de 1997

Ocuparon miles Manhattan con un ¡basta ya! contra la violencia policiaca

David Brooks, corresponsal, Nueva York, 29 de agosto Ť Las caras subterráneas de esta ciudad conquistaron hoy con su ira la principal avenida de Brooklyn, el histórico puente del mismo nombre, e inundaron las calles de Manhattan frente a la alcaldía de esta ciudad, en una manifestación donde se coreó ``basta ya'' en creole, francés, español, y en un inglés de múltiples acentos, ante el incremento de la violencia del cuerpo que supuestamente debería proteger a los ciudadanos: la policía.

Miles de haitianos, dominicanos, puertorriqueños, afroamericanos, judíos, jamaiquinos, gays, sindicalistas y estudiantes marcharon para protestar contra la brutalidad policiaca tras el ataque de cuatro policías a un haitiano, Abner Louima, a principios de este mes.

El madrugada del pasado 9 de agosto, Louima fue detenido frente a un bar, golpeado por varios agentes, trasladado a la delegación 70, donde dos agentes lo llevaron al baño, lo violaron con un palo de un destapador de inodoros o de una escoba, que luego le introdujeron en la boca rompiéndole varios dientes y lo dejaron sin atención médica durante más de hora y media. Louima sigue hospitalizado recuperándose de una cirugía más. Cuatro policías fueron acusados.

La marcha de hoy tenía un mensaje claro: el de Louima no es un caso aislado, más bien es parte de una creciente tendencia de violencia policiaca casi siempre ejercida contra las comunidades pobres, de inmigrantes, y gente de ``color''.

``Lo que ocurrió no es nuevo, no es extraño, es algo que ha ocurrido durante años'', dice a La Jornada durante la marcha el reverendo Brown, de Brooklyn. ``Pero hoy es un momento de unidad entre gente de color y blancos, de afroamericanos y caribeños en solidaridad''.

El denominado ``Día de la ira'' fue convocado por organizaciones haitianas, encabezadas por la Alianza Hatiana Americana. Ondearon banderas de Haití, Puerto Rico, africanas, dominicanas. Políticos de la ciudad, junto a reverendos protestantes, musulmanes, católicos, marcharon los cuatro kilómetros que separan la Plaza del Gran Ejército (cerca del centro de la comunidad haitiana más grande de Estados Unidos), en Brooklyn, de la alcaldía en Manhattan.

La principal avenida de Brooklyn, Flatbush, cerrada al tráfico, fue ocupada por entre 5 y 10 mil manifestantes. ``Sin justicia, no habrá paz'', coreaban. La policía, que trataba de impedir el paso por la pista para autos del Puente Brooklyn, finalmente cedió ante la insistencia de los manifestantes, que en miles llegaron al parque frente a la alcaldía, y la avenida Broadway debió ser cerrada al tránsito. Cientos llevaban lo que se ha convertido en el símbolo de la protesta: un destapador de inodoros.

La comunidad más marginada, del país más pobre del hemisferio, logró reunir a las diversas comunidades de esta ciudad y espantar con su furia y su dignidad a los políticos y sus policías. El representante federal Major Owens agradeció: ``quiero dar las gracias a los dirigentes de la comunidad haitiana por haber liberado hoy al pueblo de Nueva York''.

No hay violencia. ``Eso es exactamente lo que ellos quieren'', comentó uno de los organizadores a este reportero. Se demuestra en tres horas de camino y otras tres de manifestación que los violentos no son los miembros de estas comunidades, más bien son las fuerzas de seguridad.

``Arriba, abajo, Giuliani al carajo'', coreaban unos latinos, en rechazo al alcalde Rudolph Giuliani. ``La policía está matando, ¿qué vas ha hacer?'', se lee en una pancarta. ``Queremos nuestros derechos humanos'', dice otra. Policías fueron apostados a lo largo de la marcha, patrullas abajo, helicópteros arriba. Los vehículos de la policía neoyorquina tienen pintado un lema: ``Cortesía, profesionalismo, respeto''. Las consignas y pancartas tienen otra percepción: ``Corrupción, violación, tortura''.

Líderes comunitarios, religiosos, miembros de la familia de Louima y representantes de organizaciones de derechos civiles hablaron ante unas 10 mil personas en el ayuntamiento. Entre los asistentes a la marcha están los aspirantes a la alcaldía, ya que habrá elecciones para jefe de gobierno en noviembre. Para Giuliani (que busca su reelección) este incidente es una pesadilla; para sus contrincantes, una oportunidad.

Samuel Nicolas, vocero de la familia de Louima afirma a la multitud: ``Estamos hablando de un hombre que se negó a morir, quien se negó a mantener silencio. Estamos cansados, y ya no aguantaremos más. No importa cómo se vea uno, el color de su piel, qué idioma hable, cuando uno sangra todos sangramos en rojo. Nadie en el mundo tiene el derecho de brutalizar a un hijo de Dios''.

Víctimas y familiares de quienes han padecido la brutalidad policiaca en Nueva York contaron sus historias: la mujer china que fue golpeada y arrestada, la judía de edad avanzada que fue hostigada y encarcelada por enfrentar a un policía, el padre y tío de dos adolescentes acribillados (uno con 14 balas, el otro con ocho) por policías. Richie Pérez, dirigente del Congreso Nacional de Derechos Puertorriqueños, leyó los nombres de 18 personas muertas a manos de la policía --asiáticos, negros, latinos-- y pidió unidad a esas comunidades. ``Estoy cansado de enterrar a nuestros preciosos jóvenes'', dijo.

El año pasado Amnistía Internacional emitió un informe sobre la brutalidad policiaca en Nueva York que señaló el incremento de las quejas contra la policía, desde 977 en 1987 a más de 2 mil para 1994 (el último año del que se tienen cifras oficiales). AI investigó más de 90 casos de brutalidad o fuerza excesiva de la policía de fines de los ochenta a 1996 y detectó que la mayoría de las víctimas pertenecían a minorías raciales, particularmente afroamericanos, latinos y asiáticos. Y de acuerdo con el informe, sigue incrementándose el número de quejas contra el Departamento de Policía más grande del país (con unos 38 mil agentes).

Pero AI, al igual que varios oradores hoy, señalaron que Nueva York no es excepción a nivel nacional. La policía de Los Angeles, Nueva Orleans, Chicago y Filadelfia, entre otras, han recibido atención por casos extremos de brutalidad. El Centro de Derechos Constitucionales y otras organizaciones convocaron a una manifestación nacional en Washington para el 12 de septiembre en protesta contra la brutalidad policiaca. David Love, del Centro de Derechos Constitucionales, señaló hoy a este diario: ``Estamos observando una epidemia de brutalidad policiaca a nivel nacional''.