La Jornada 27 de agosto de 1997

Bartlett: firmes, las centrales que asuman el cambio

El gobernador de Puebla, Manuel Bartlett Díaz, aseveró: ``hoy, en los tiempos de la globalización y el Tratado de Libre Comercio, no podemos ser receptores pasivos de recetas globales. Nos toca ser pioneros y no seguidores resignados. Tenemos experiencia, tradiciones, fibra moral y ánimo resuelto para hacerlo. No vamos a dilapidar el legado de principios y la tradición de lucha constructiva que heredamos de nuestros antepasados''.

Al ser orador en la ceremonia inaugural del congreso nacional de la Confederación Nacional Campesina (CNC), que se realiza en un centro vacacional de Metepec, Bartlett Díaz manifestó: ``en un contexto de crisis y dificultades, emprender el cambio implica voluntad de experimentar nuevos métodos y generar caminos propios, aun a riesgo de equivocarse. Pero no implica la entrega, el pesimismo, la inacción. Esta es la enseñanza de la historia de la CNC''.

Ante la dirigente nacional cenecista, Beatriz Paredes Rangel, el mandatario calificó al congreso de la CNC no como un formalismo o un ritual de conmemoraciones vacías, sino como un acto de unidad y compromiso de sus asistentes, donde ``ante un clima mundial individualista y el embate de una propuesta de desorganización, los presentes --a la convención-- asumen el compromiso de amalgamar los intereses nacionales y articularlos legítimamente en una acción común''.

En el inicio de su intervención, Manuel Bartlett dijo que ante la internacionalización económica y la exigencia de competitividad productiva, la reforma del Estado y del sector público, el desarrollo urbano, la demanda de participación en todos los niveles y la amenaza de las fuerzas conservadoras, es necesario que la CNC cambie.

``Hoy la CNC confronta la necesidad de ser leal a sus raíces esenciales y adecuarse a las condiciones presentes''. En tal sentido, indicó, las organizaciones populares están enfrentando ``el desafío de actualizarse y emprender un ajuste profundo. No a sus principios, sino a sus métodos de trabajo y programas de acción'', aclaró.

Señaló que los temas que en el presente deben ser materia de análisis en torno al agro son: ``hoy se plantea la cuestión de definir, con un contexto distinto, qué hacer con la representación real de los campesinos, un tercio de los mexicanos; cómo movilizar su potencial y articular su acción; cómo proteger sus derechos y promover sus intereses''.

Ante tal panorama, sentenció: ``Las fuerzas que se anquilosan y se someten a la inercia son superadas por la historia. Las organizaciones que asumen el cambio, que conducen la transformación, no decaen. Tampoco pierden su raíz histórica''.

El campo enfrenta nuevos requerimientos, prosiguió, como es responder a las desafíos financieros, ``productivos y comerciales sin precedente, particularmente en el cuadro del Tratado de Libre Comercio''.

Otros requerimientos son saldar el compromiso pendiente con las comunidades indígenas; pugnar por condiciones de vida en el campo similares a las urbanas y la conversión de la base productiva para el bienestar rural.

Consideró que en la lucha para alcanzar dichos propósitos, corresponde a la CNC, al igual que lo fue al ser fundada en 1938, además de ``ser un protagonista de vanguardia, es decir, defender las causas mayoritarias, enarbolar la transformación técnica, impulsar la capacitación, demandar planes viables de reconversión y diversificación, exigir al Estado programas productivos, recursos y apoyos para superar las desigualdades que sufren los campesinos''.

``Digámoslo francamente: la CNC es la red orgánica clave de los campesinos de México'', definió.

``Sobre la base de derechos irrenunciables, el campo mexicano debe asumir una nueva visión de circunstancia y de sus perspectivas, y una actitud dinámica y participativa. Promover estos intereses, a finales del siglo XX, reclama de la CNC una nueva capacidad de articulación orgánica, flexible y diferenciada de las demandas, un papel activo y resuelto en la definición de la nueva normatividad del ejido y el planteamiento firme de los reclamos rurales que habrán de satisfacer las políticas públicas'', subrayó.

Ya casi al final de su discurso, Bartlett destacó: ``Orientada por la democracia y la justicia social, banderas del Partido Revolucionario Institucional al que contribuye a dar vida, la CNC está llamada a ser el instrumento autónomo de los intereses productivos y políticos de los campesinos; a ser una organización autosuficiente, cuya acción esté apoyada por las organizaciones de productores, comercializadores y transportistas que defiende''.

``En suma, la circunstancia actual y su propia historia, su potencial único, su realidad, asignan a la Confederación Nacional Campesina un papel decisivo para la democratización del campo, la reconversión económica y la justicia social'', concluyó.

Por su parte, Beatriz Paredes Rangel dijo: ``demandamos una nueva inserción de la economía agropecuaria en el conjunto de la economía nacional. Reclamamos que el intercambio entre el sector primario y los demás sectores de la economía se rija por elementos de equidad y de correspondencia''.

``Ya lo hemos dicho en otro momento, cuando al campo le va mal, sólo los campesinos lo padecen, cuando al campo le va bien, es beneficiada toda la sociedad mexicana, por eso, en los momentos actuales, saludamos con beneplácito la decisión impulsada por el secretario Labastida, de dejar de satanizar el concepto de subsidio para el campo. Es un triunfo en el debate del análisis económico que se reconozca que el campo requiere inversión directa del sector público'', indicó.

La inauguración del evento estuvo a cargo de Francisco Labastida Ochoa, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, quien aseveró que el campo está demostrando que al lado de los problemas que tiene encierra también soluciones y respuestas favorables.

Ejemplificó: ``los campesinos de México han demostrado que le están dando mucho al país y que le pueden dar aún más. Con su trabajo obtuvieron el año pasado la cosecha más alta que el país ha tenido, de más de 31 millones de toneladas de granos básicos; con su trabajo se produjeron en el pasado ciclo otoño-invierno una cosecha de 10.5 millones de toneladas de granos, superior en más de dos millones a la obtenida en el ciclo pasado''.