Escribo ``indios'' porque aquella vasta industria, capaz de elaborar en la octava década hasta 720 creaciones, produce en diferentes espacios cinematográficos a partir de un inicial filme sonoro, Alam Ara --realizado en 1931 por Ardeshir Irani--, incontables películas de diverso contenido y lenguaje en tres ciudades: Bombay (cine cómico, espectacular, sentimental, social y de aventuras al estilo hollywoodense en idioma hindú), Calcuta (cintas en bengalí, realizadas, entre otros directores por Debaki Bose, cuya memorable Sita conmovió a Venecia en 1934, y por Satyajit Ray, quien horas antes de morir el 23 de abril de 1992, recibió un Oscar honorario por el conjunto de su obra) y Madrás (cine-directores abocados al Tamil y al Telugu para articular verbal y rítmicamente, musicales, pero también anécdotas sobre problemas familiares).
Apartémonos momentáneamente de temáticas y lenguajes utilizados por los ``cine indios'' desde los años treinta para dirigir una mirada retrospectiva a aquella industria, precisamente ahora que el pueblo de la India celebra 50 años como conglomerado independiente del coloniaje británico --léase yugo--, hecho libertario que ocurrió en agosto de 1947.
Continuemos recapitulando fechas, ya que es indispensable señalar que los enviados de Lumiére ofrecieron una inicial proyección de imágenes en movimiento, en Bombay, el 7 de julio de 1896. En aquellos tiempos, maestros ingleses realizan algunos filmes sobre problemas teosóficos, mientras técnicos franceses --prácticos y negociantes-- establecen una sucursal de Phalké en Bombay, cuyos trabajos de índole comercial interesaron a quien debemos denominar como el primer cine-director hindú, me refiero a D.G. Phalké, quien por cierto estudió cinemática en París, precisamente en Vincennes, sede de los estudios ``Pathé Fréres', y una vez reincorporado a su región natal (Nasik en Bombay) funda la compañía Hindustani Film Co. capaz de producir bajo su dirección --entre 1913 y 1923--, varios filmes silentes, entre otros: Vida de Krishna, que viene a complementar Vida de Buda y Vida de Vishnu, del francés Camille Legrand; y La luz de Asia (otra versión de la vida de Buda) dirigida por el alemán Franz Osten.
Asimismo, demos un nuevo paso hacia adelante para dejar constancia de otra presencia del cine mudo indio, V. Shantaram, quien articuló con el apoyo de otros cuatro cineastas la Prabhat Film Company (1929), instalada en Kolhapur, sur de Bombay que le ayudó a transvasar al celuloide durante la tercera década --evidentemente sonora-- guiones de alto contenido psicológico y social, como: Amar Jyoti (Luz eterna) imágenes mostradas en el Festival de Cine de Venecia en 1936; Duniya Na Mané (El inesperado), a propósito de las restricciones que impone la sociedad a los viudos; Admi (El hombre) acerca del rechazo a la prostitución.
Recojo ahora datos --siempre imprecisos-- sobre producción y exhibición. Durante los años veinte los cineastas de la India únicamente realizaron cien filmes que se proyectaron en los 251 salones existentes en aquellos vastos territorios, o sea una sala por millón de habitantes. Años más tarde, el éxito masivo del género musical al estilo hollywoodense produjo impresionante crecimiento de la industria: 233 cintas colmadas de cantos y danzas en 1935, cuyo ejemplo mayúsculo es Shirin Farhad, articulada con 42 canciones.
La Segunda Guerra Mundial aminoró aquel caudal delirante. Unicamente cien películas anuales, cantidad que de nueva cuenta vino a acrecentarse en los años cincuenta hasta 300 producciones anuales que instalaban en los áridos terrenos de la evasión a 2 mil millones de espectadores que concurrían a 3 mil 300 cinematógrafos o fatigaban mil 450 pantallas ambulantes.
Hoy, la India es el mayor productor de películas del mundo y sus cine-creadores más destacados, como Satyajit Ray, el multipremiado director (Cannes 56 por Pather Panchali; Venecia 57, Aparajito, Berlín 62, 65, 66 y 73 por La expedición, Charulata, Nayak y Truenos lejanos, respectivamente. Y Oscar honorario por conjunto de obra, 1992) continúan estremeciendo a los cinéfilos de nuestro planeta azul y cinematográfico.