Con motivo de diversos viajes realizados, a lo largo de este año, a la capital guatemalteca, platicamos con los historiadores Carlos Lara Roche y Miguel Alvarez Arévalo sobre la urgente necesidad de catalogar y restaurar el acervo pictórico de artistas novohispanos que se conserva en aquel país, en virtud de que gran parte del mismo se encuentra en lamentable estado de conservación.
La presencia en tierras centroamericanas de cuadros de maestros mexicanos como Cristóbal de Villalpando, Juan Correa, Pedro Ramírez, José de Páez y Miguel Cabrera, revela el gran prestigio del que gozaron dentro y fuera de nuestro país, a la vez que nos abren la posibilidad de estudiar la influencia que pudieron ejercer en pintores locales como Pedro de Liendo y Salazar, Francisco Montúfar, Antonio de Montúfar, Thomas de Merlo, Pedro de Alvarado Mazariegos y Francisco Cabrera.
Al respecto, tan sólo recordemos la serie pictórica sobre la vida de San Francisco de Asís --de la que ya hemos hablado en estas páginas-- realizada por Villalpando para el convento franciscano en Santiago de Guatemala, que constó de 33 grandes lienzos (de los que sólo sobreviven 14 allá y uno más en Denver), así como 16 de menor formato con otros temas. Actualmente se tienen localizados en colecciones privadas, un Retrato de San Francisco y una Muerte de San José, además de una Virgen de Guadalupe en la iglesia de San Jerónimo, Baja Verapaz.
Por su parte, Juan Correa está presente sobre todo en Antigua, con un Apostolado solicitado para la congregación de la catedral en 1680, en cuya realización siguió el mulato --apunta Lara Roche-- ``las indicaciones de los tratadistas clásicos''. De gran formato, ahora se encuentra diseminado entre el Museo de Arte Colonial (3) y la iglesia parroquial de San José (8). Asimismo hay que mencionar el lienzo de Los cinco señores (fechado y firmado) en el citado museo; las santas vírgenes Ursula, Catalina y Lucía en el templo de Ciudad Vieja; varias guadalupanas en templos citadinos; una Presentación de Jesús en el templo (similar a la del antiguo convento de Santa Mónica, en Puebla) en la iglesia de San Francisco el Grande; y dos atribuciones, San Francisco de Asís y Santa Clara.
Asimismo, en Antigua se localizan dos retratos de José de Páez con personajes de la orden bethlemita: el hermano Pedro Joseph de Bethancourt y el fraile Rodrigo de la Cruz. De Pedro Ramírez alberga la catedral de Guatemala 14 pinturas con episodios de la vida de la virgen María, además de dos grandes obras sobre temas eucarísticos inspirados en modelos de Rubens.
Por último, de Miguel Cabrera hubo --según Luis Luján-- ``mucho más de las pinturas que ahora conocemos, seguramente muchas desaparecidas por los terremotos y el proceso destructivo del tiempo''. En colecciones públicas y eclesiásticas se pueden ver una espléndida Inmaculada Concepción (firmada y fechada en 1758, Museo Colonial) y dos guadalupanas, tanto en Catedral como en el templo de San Agustín de la capital. Un regio escudo de monja con la Purísima se conserva en colección privada antigüeña.
En los años recientes, el Instituto de Antropología e Historia de Guatemala ha restaurado, en colaboración con su similar en México, lienzos de Villalpando y Ramírez. Sin embargo, muchas otras obras corren el riesgo de perderse por el acusado deterioro que presentan y por lo inadecuado de algunos sitios donde se resguardan, como los sótanos (antigua sacristía) del templo franciscano. De ahí que algunos funcionarios culturales del gobierno guatemalteco, así como el actual embajador de México, personas sensibles a estos temas, hayan mostrado interés por su conservación e inventario. Resta esperar que los correspondientes trámites y acuerdos se lleven a cabo, lográndose, por fin, el rescate de tan importantes obras pictóricas.