La Jornada martes 26 de agosto de 1997

Luis Hernández Navarro
La disputa por la legitimidad

El anuncio de que mil 111 zapatistas marcharán sobre la ciudad de México ha abierto un nuevo episodio en la disputa entre los rebeldes y el gobierno federal por la legitimidad política.

El gobierno federal insistirá en que los resultados de los comicios del 6 de julio le dan un aval democrático que obliga al EZLN a integrarse, sin más, en el actual sistema político. Esgrimirá, como prueba de ello, tanto el reconocimiento de los triunfos opositores como la realización de la misma marcha zapatista. Los rebeldes buscarán evidenciar la existencia de muchos Méxicos y la ausencia de un Estado de derecho y de democracia en amplias regiones del país. Mostrarán como testimonio, tanto la situación de los pueblos indios del país que los acompañarán en la marcha como la negativa gubernamental a cumplir con los Acuerdos de San Andrés.

Hasta el momento, la gobernación ha usado hacia la movilización insurgente la misma medicina que puso en práctica en las pasadas elecciones: tratar de convertir la derrota en victoria. Para ello, ha difundido en los medios la versión de que la razón principal de la marcha es la participación del EZLN en el Congreso del FZLN y su conversión inmediata en fuerza política.

Ciertamente, los zapatistas vendrán a la ciudad de México para ser testigos de la realización del Congreso del Frente, pero esto no significa ni que dejan ya las armas, ni que esa es la única razón de su presencia en la capital de la República, ni que vienen a pedir la reanudación de los Diálogos de San Andrés. El EZLN se desplazará hasta el DF para facilitar la formación de un gran movimiento indígena nacional, para exigir el cumplimiento de los Acuerdos sobre derechos y cultura indígena firmados por el gobierno el 16 de febrero de 1996, para saludar a la sociedad civil de lo que han llamado el ``territorio siempre rebelde y digno'', y para recordar que la historia se hace desde abajo y no como una concesión negociada desde arriba.

Hace casi un año, el gobierno federal fracasó al tratar de evitar que los zapatistas vinieran a la ciudad de México a participar en la fundación del Congreso Nacional Indígena. La comandante Ramona llegó hasta el DF, a pesar de las amenazas oficiales y de la alerta apocalíptica de algún panista despistado que anunció el fin del Estado mexicano si se permitía su salida de Chiapas. En el camino, el gobierno perdió también el debate legal, la polémica en la opinión pública y escaló la dimensión del conflicto hasta niveles absurdos. Hace poco más de un mes, distraído por el proceso electoral, tuvo que aceptar el hecho consumado de que una delegación zapatista viajara a Europa. En estas circunstancias no sería sensato que tratara de evitar la nueva marcha a la ciudad de México, ¿o es que los rebeldes pueden desplazarse por el antiguo continente sin problemas pero tienen prohibido hacerlo en su país?

La movilización hacia el centro de los poderes del país es un eslabón más en la cadena de iniciativas políticas pacíficas promovidas por los zapatistas. Las conversaciones de San Cristóbal, la formación de la CND, la Consulta Nacional, las pláticas de San Andrés, el Foro para la Reforma del Estado, la salida de la comandante Ramona han sido acciones que buscaron crear las condiciones para transitar pacíficamente a la democracia, movilizar a la sociedad civil y romper el cerco en contra del EZLN.

La estrategia gubernamental de hacer de una derrota una victoria requiere, sin embargo, para tener éxito, de unidad dentro del gobierno y de paciencia. Y, a juzgar por las declaraciones del subsecretario de Gobernación, Ausencio Chávez, en el sentido de garantizar la seguridad de los miembros del EZLN, siempre y cuando se presenten sin máscaras, y de los movimientos del Ejército en San Cayetano, éstas han comenzado a perderse. Los zapatistas han anunciado que irán al centro de los poderes del país ``sin más armas que la historia, la razón y la dignidad rebelde''. Ninguna ley los obliga a no llevar paliacates o pasamontañas.

En la disputa por la legitimidad estará también involucrada la nueva Cámara de Diputados. La movilización indígena más importante en décadas, la protagonizada por el EZLN y el Congreso Nacional Indígena, llegará a la ciudad de México en pleno debate sobre el Informe Presidencial y el nuevo Presupuesto. ¿Qué harán los nuevos legisladores?

P.D. El desgobernador de Chiapas ofreció ``el resguardo'' de la policía del estado a la caravana zapatista. Habría que preguntarle si su oferta incluye el que sus muchachos disparen desde un helicóptero como lo hicieron en El Bosque, o el poner en práctica sus inovaciones en el mundo de la tortura aplicando el método de la plancha caliente.