En la plataforma electoral de Cuauhtémoc Cárdenas se propuso crear una universidad para el Distrito Federal. Un estudio minucioso de la educación del nivel de bachillerato y de la educación superior en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), permite concluir que la propuesta no procede.
Los datos que veremos provienen de un estudio que revisó, entre muchas otras, las siguientes variables: a) grupo de población en edad de cursar bachillerato; b) población escolar de ese nivel; c) tasa de escolaridad; d) tasa de incremento del grupo de edad; e) tasa de crecimiento de la población escolar de bachillerato 1990-1995; f) incremento marginal de la población escolar.
Conforme al comportamiento de esas variables, la ZMCM puede dividirse en tres regiones claramente diferenciadas: la región I, compuesta por los municipios conurbados: Acolman, Atizapán de Zaragoza, Coacalco, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec, Huixquilucan, Nicolás Romero, Tecamac, Tepotzotlán, Tlalnepantla y Tultitlán; la región II incluye a Chalco, Chicoloapan, Chimalhuacán, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl, La Paz, Valle de Chalco Solidaridad, y tres delegaciones del DF: Milpa Alta, Tláhuac, y Xochimilco; la región III, incluye a todas las delegaciones del DF --con excepción de las tres mencionadas--, y tres municipios conurbados: Cuautitlán, Naucalpan y Texcoco. De acuerdo al conteo censal de 1995, en la región I el grupo de edad sumaba 273 mil 645 jóvenes y acudían al bachillerato en esa región, 51 mil 272, lo que arroja una tasa ponderada de escolaridad de 22.62 por ciento. En la región II habitaban 205 mil 611 jóvenes y asistían al bachillerato 39 mil 240, lo cual da una tasa de escolaridad de 25.51 por ciento. En la región III habitaban 511 mil 635 jóvenes y asistían al bachillerato 326 mil 599, lo que da una tasa de escolaridad de 80.77 por ciento. En realidad la diferencia entre las tasas de escolaridad de la región III y las dos primeras no son tan acentuadas, dado que parte de los alumnos de bachillerato de la III, habitan en las regiones I Y II.
El dato central: en la región I el grupo de edad crece a una baja tasa media anual ponderada de 0.97 por ciento, en tanto que la población escolar de bachillerato crece a una alta tasa media anual ponderada de 9.29 por ciento. Esos comportamientos arrojan un incremento marginal de la población escolar de bachillerato (el aumento del último año considerado), de 4 mil 763 alumnos. En la región II el grupo de edad crece a una alta tasa de 9.32 por ciento y la población escolar lo hace también a una alta tasa de 10.79 por ciento. Esos datos dan un incremento marginal de 4 mil 234 alumnos.
En la región III ocurre lo contrario: el grupo de edad disminuye a una alta tasa media anual de 3.62 por ciento y la población escolar también disminuye, a una tasa de 1.22 por ciento anual. Esos datos arrojan un decremento marginal de 3 mil 994 alumnos.
Crear oferta educativa superior en el DF no tiene sentido. En cambio, es necesario atender el futuro previsible: tendremos un aumento moderado del incremento marginal anual en la región I, mientras que en la región II el incremento marginal tenderá al alza con rapidez, dadas sus altas tasas de crecimiento del grupo de edad y de escolaridad en el bachillerato. Las regiones I y II representan --más la región II a mediano plazo--, una amplia demanda potencial de educación superior.
Entre tanto, la infraestructura educativa de nivel superior del DF se hallará cada vez más desahogada, a menos que la ``política'' aconseje llevar todo el egreso presente y futuro del bachillerato de los municipios conurbados del EM, a inundar la oferta educativa superior del DF, tal como ocurre con todo el equipamiento urbano (vial, de transporte, hospitalario, educativo, etcétera) de la capital del país.
Una planeación adecuada tendrá que tomar en cuenta el estado de la vialidad actual y los proyectos viales existentes, los medios de transporte, los tiempos de recorrido, en la zona conurbada, buscando utilizar al mínimo la archisobrecargada infraestructura del DF. Tendrá que tomar en cuenta, por otra parte, las nuevas tendencias de los mercados profesionales, y la necesidad de nuevas profesiones, entre otros elementos necesarios (la creación de una planta de profesores altamente capacitados, por ejemplo, es un asunto que no es de solución instantánea).
A la zona conurbada le urge ampliar su oferta educativa de bachillerato y de nivel superior, y le urge mucho más al resto del país. Pero nos urge también planear las cosas con precisión, mediante estudios profundos, información depurada, buenos enfoques y estar al tanto de la revolución educativa que está gestándose en el mundo.