La Jornada lunes 18 de agosto de 1997

Iván Restrepo
Dengue y cólera

Oficialmente, son 126 personas las afectadas por dengue clásico en Quintana Roo en lo que va del año; 50 por ciento más que en 1996.

El dengue hemorrágico, el más temible, ha causado cuatro muertes. Algo peor ocurre en Tabasco, donde se han registrado hasta ahora 2 mil 550 casos (600 por ciento más que en 1996), de los cuales 40 son del hemorrágico. También hay numerosas personas con paludismo, especialmente en la zona fronteriza con Guatemala. En Tamaulipas, en una sola semana se detectaron 32 casos de dengue clásico con lo cual los afectados por ese mal ascienden en este año a más de 300. Las autoridades anunciaron medidas para evitar que en esta temporada de lluvias aumente el número de enfermos, así como para prevenir la hepatitis tipo A que cobra víctimas entre quienes consumen alimentos o agua contaminada.

Pese a las tareas de fumigación en zonas de encharcamientos y al programa de limpieza de basura con el fin de eliminar al mosquito aedes aegypti, que transmite el dengue, en los últimos siete meses éste ha causado daños a la salud de 276 personas en el puerto de Acapulco; 37 fueron hospitalizadas al padecer el tipo hemorrágico.

En tanto, dicho mal parece burlar la alerta sanitaria establecida en varias áreas de Veracruz con el fin de controlarlo. En efecto, en las últimas semanas se reportaron 30 enfermos en los municipios de Córdoba y Atoyac.

Por lo que toca al cólera, aumentó notablemente en Puebla el mes pasado, y son más de 250 los casos en este año, localizados especialmente en Izúcar de Matamoros, Atlixco y Acatlán. Es el más grave brote en los últimos tres años. Su propagación se atribuye a la contaminación de los ríos Atoyac y Nexapa y a la falta de cloración del agua destinada a consumo humano. Mientras en Hidalgo ascienden a siete los últimos afectados, en Michoacán las autoridades prohibieron la venta de mariscos y pescados crudos para consumo directo a fin de evitar la proliferación de dicho mal pues se comprobó que en los mencionados productos en forma sistemática aparecían bacterias perjudiciales a la salud humana. En Tamaulipas igualmente toman medidas para evitar que siga aumentando el cólera, especialmente en Tampico, Madero y Altamira. Agosto es el mes crítico para el surgimiento de una epidemia por lo que se estableció un operativo especial para proteger a la población.

En San Luis Potosí hubo 20 enfermos de cólera los dos últimos meses. Y aunque en lo que va de 1997 una cuarta parte de toda la población de Tlaxcala ha sufrido enfermedades diarréicas, las autoridades de salud no temen que el cólera cause daños y se propague, pese a que el último mes se reportaron 16 casos. La presencia de la bacteria se atribuye a la defecación al aire libre que realizan muchas familias por carecer de letrinas y drenaje apropiados, por consumir alimentos elaborados en la calle sin las mínimas medidas de higiene y por comer verduras que no están debidamente desinfectadas. Por su parte, en la zona oriente de Morelos hubo la última semana más de 100 afectados por la enfermedad de los pobres, como la llama el secretario de Bienestar Social del estado.

En fin, mientras Tabasco y Yucatán se disputan el nada honroso campeonato en casos de dengue, y se subestima oficialmente la información sobre enfermedades que resurgen entre la población más desprotegida del país, el actual modelo económico sigue haciendo estragos, especialmente entre más de 20 millones de compatriotas que viven en pobreza extrema. Lo que ahora sucede con dos enfermedades que son el mejor rostro del atraso, echa por tierra el optimismo de los funcionarios y, sobre todo, prueba que los programas de salud pública que tanto prestigio dieran a México, han declinado notablemente en aras de un enfoque biológico, carente de contenido social y de participación ciudadana.