En 300 vecindades de alto riesgo, 3 mil familias capitalinas
Víctor Ballinas Ť Las vecindades en el DF, que en el pasado fueron palacios y fincas, suman cientos, pero ``no se tiene el dato con certeza de cuántas son'', asegura el director del Instituto de Vivienda del Distrito Federal (Invi), Jorge Jiménez Alcaraz. Se tienen documentadas 300 de alto riesgo, en las que habitan más de 3 mil familias, agregó.
Sin embargo, en 1993 el gobierno de la ciudad reconoció la existencia de 2 mil vecindades ruinosas, deterioradas y de alto riesgo en los que habitaban en esa fecha 40 mil personas. La directora del Fideicomiso Casa Propia (Ficapro), Pilar Rodríguez, informó que se tienen expedientes de mil 800 vecindades en la ciudad, pero precisó que 423 son de alto riesgo.
Jiménez Alcaraz informó ayer que de esas 300 vecindades que se tienen registradas, 100 ya están en proceso de expropiación concertada y acciones de compra-venta; 50 más integran un paquete que en breve será expropiado y el resto tendrá que esperar.
Mientras los programas oficiales de expropiación, adquisición y restauración de vecindades avanzan muy lento por la falta de recursos económicos, por los problemas jurídicos en que están inmersos, o por las disputas entre las organizaciones, sus moradores resienten el peligro y los daños.
El viernes 8 por la tarde, en la vecindad ubicada en Academia 9, junto al Museo José Luis Cuevas, en el mero Centro Histórico, se desplomó un pedazo del corredor del primer piso. Un joven que esperaba entrar al baño se vino abajo junto con dos menores que jugaban en el lugar.
Los niños Emmanuel Zedillo Rico, de 10 años, se fracturó una pierna por la caída de un piso --de entre 8 y 10 de metros de alto--, y la niña Gloria Karina Ramírez Rico, de 3 años, fue atendida en el hospital del Departamento del Distrito Federal Gregorio Salas por un golpe recibido en la cabeza.
Alfredo Gutiérrez Sánchez, de 25 años, quien esperaba entrar al sanitario, se lastimó la columna vertebral por la caída, aseveraron Isabel Rico y Cristina López.
La parte baja de la vecindad son comercios. De los 55 cuartos con que cuenta el inmueble, en 35 ``hay viviendas y en 23 se tienen locales comerciales''.
Desde la entrada de la vecindad se dejan ver montones y montones de telas. ``Son retazos que se comercializan aquí desde hace años. Bulto sobre bulto... montones por todos lados, apenas permiten el paso''.
Incluso en el primer piso, en los cuartos de apenas 10 y 20 metros cuadrados, donde habitan las familias, algunos son utilizados como bodegas de telas. Hay una familia que tiene 48 años de vivir aquí, paga 100 pesos al mes. Los otros en promedio dicen contar con una antigüedad de 10 años y pagan mensualidades de entre 300 y 400 pesos.
Este inmueble fue visitado, en su primer acto de campaña, por el entonces candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, en enero de 1994, recuerdan las mujeres Rico y López. ``Nos prometió ayuda, vinieron después del DDF; ya son casi tres años y aquí seguimos''. La directora del Ficapro recuerda: ``Sí, en efecto, esa vecindad fue visitada por Colosio en su campaña; a mí se me encargó revisar la situación, pero se complicó por la situación de los vecinos que viven ahí, de los comerciantes y del subarrendamiento''.
Los dueños, agregó, sí quieren vender. Incluso desde Guadalajara, Jalisco, donde estaban viviendo en aquellos años --hacia 1994-- vinieron a tratar de arreglarse, pero la persona que está subarrendando obstruyó los trámites y se opuso a la transacción. Luego, el INAH no quiso que se demoliera el inmueble.
Entre el riesgo viven y trabajan decenas de personas. ``No sólo es un peligro para los que lo habitamos, sino también para los que vienen a comprar'', aseveran las mujeres.
Isabel Rico, madre de la niña accidentada por el desplome del pedazo de corredor, con preocupación dice: ``Dicen que nos van a sacar, pero a dónde nos vamos. No tenemos otro lugar. Aquí entre el riesgo, poniendo vigas y maderas, atemperamos un poco, pero nos amenazan con sacarnos''.
Han ocurrido por lo menos cuatro accidentes en esta vecindad. ``Mi hija se cayó de las escaleras y quedó lastimada de la columna'', dice Cristina López, quien habita aquí desde hace 20 años.