La Jornada 14 de agosto de 1997

Alza productiva y deterioro salarial, bases del proceso revaluatorio del peso

Juan Antonio Zúñiga M. Ť El proceso de revaluación del peso frente al dólar se sustenta fundamentalmente en un aumento de 15 por ciento en los índices de productividad y un deterioro aproximado de 23 por ciento en los salarios reales, respecto de los niveles que tuvieron ambas variables en 1994, según informes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y del Banco de México.

Los indicadores oficiales señalan que la obtención de mayores volúmenes de producción, principalmente en la industria manufacturera, y los menores salarios reales a los trabajadores, han conferido a los productos mexicanos de exportación una base competitiva en el mercado internacional no sustentada en la variabilidad del tipo de cambio, el cual ayer se situó en su menor nivel desde septiembre de 1996.

Por su parte, los índices en los que se basa el salario diario de cotización del Seguro Social señalan que, entre el segundo bimestre de 1994 y el mismo periodo de 1997, las remuneraciones de los trabajadores inscritos en esta institución han resentido un deterioro real de 18 por ciento, medido en pesos constantes de 1996, en series desestacionalizadas.

Además, con base en el Indice Nacional de Precios al Consumidor, el peso aún se encuentra 12 por ciento en términos reales por debajo del valor que tuvo hasta antes de la devaluación de diciembre de 1994.

De manera tal que la conjugación de estos tres factores -aumento de la productividad, deterioro del salario y la subvaluación real del peso respecto del nivel que tuvo hace 32 meses, prácticamente colocan al tipo de cambio real en un punto 40 por ciento al nivel que tuvo hasta noviembre de 1994.

Por lo menos durante los últimos 21 años, los procesos de recuperación de la economía mexicana después de cada crisis devaluatoria han conjugado estos tres factores, los cuales se expresan en procesos revaluatorios de la moneda nacional y, con excepción de la crisis que comenzó formalmente en diciembre de 1994 y alcanzó su clímax en el transcurso de 1995, los cambios de esta tendencia han respondido más a choques externos que a consideraciones económicas domésticas.

A este respecto, especialistas de grupos financieros consideran que, ``no obstante las críticas de algunos analistas en el sentido de que México debería basar su crecimiento en una moneda débil, esta estrategia no encuentra sustento en la evidencia de situaciones similares de otros países latinoamericanos''.

En el transcurso de 1997, en el que prácticamente todos los indicadores macroeconómicos muestran signos consolidados de reanimación, la paridad cambiaria sujeta al régimen de libre flotación ha repetido la experiencia revaluatoria de la moneda nacional, explican, y por lo tanto -agregan- ``creemos que la recuperación de la economía mexicana seguirá siendo acompañada de un fortalecimiento gradual del peso''.

Por lo pronto, en ausencia de choques externos, desde el término de abril pasado a la fecha, el peso se ha revaluado 2.12 por ciento respecto del dólar, mientras en junio el ingreso derivado de las exportaciones de productos mexicanos fue 24 por ciento superior al del mismo mes de 1996.