La Jornada 13 de agosto de 1997

Marcos: no somos nosotros los que obstaculizamos la paz

III.- La disyuntiva de la nación: diálogo y verdad, o mentira y enfrentamiento.

``Debo manifestar a usted que es necesario que desechen esa farsa ridícula, que los hace tan indignos y tan despreciables, y que tuvieran más tacto para tratar con gente honrada, pues deben ustedes saber que las negociaciones de paz se arreglan con los ciudadanos, presidente y vicepresidente de la república, señores Francisco I. Madero y doctor Francisco Vázquez Gómez, que son la cabeza y los únicos encargados de arreglar la paz y no conmigo que soy un simple elemento en mi categoría de general, (...) Ruego a usted y a todos sus secuaces se dirijan a la cabeza y no a los pies para arreglos de paz y no me confundan a mí con Figueroa, que no es más que un pobre miserable (al) que sólo lo impulsa el interés y el dinero.


Festejo zapatista. Foto: Omar Meneses

Por último diré a ustedes que yo me he levantado, no por enriquecerme, sino para defender y cumplir ese sacrosanto deber que tiene el pueblo mexicano honrado y estoy dispuesto a morir a la hora que sea porque llevo la pureza del sentimiento en el corazón y la tranquilidad en la conciencia.

Emiliano Zapata.

PD.- Aprovecho la oportunidad que ya que usted se apena por la paz, de una manera pacífica me entregue la plaza de Cuautla, Morelos, en bien de los vecinos de la ciudad, que serán las víctimas que sufran las consecuencias; que yo no necesito que me hagan favores pues nunca he pedido clemencia más que a Dios, ni la necesito de nadie más que de El. Vale''.

Carta a Fausto Beltrán, 10 de mayo de 1911.

En la nueva situación política en México, el señor Zedillo apuesta ahora a cerrar el cerco legal en contra nuestro. Se ha dado cuenta de que sus fuerzas militares no sólo no han podido contenernos, sino que están inconformes con el papel que los políticos les han dado. Quiere el señor Zedillo que el nuevo Congreso de la Unión le dé el aval legal para aniquilarnos. Espera, de los legisladores del PAN y del PRD, la ayuda que complete el nudo para la cuerda de horca que nos tiene destinada.

Algunos dirigentes del PRD hacen suya la palabra gubernamental y ponen como primer punto de la agenda legislativa ``la pacificación'' de Chiapas. ``Pacificación'' decían los poderosos al hablar de sus campañas asesinas contra los indígenas en la Colonia. ``Venimos a pacificar'', decía Huerta cuando, bajo las órdenes de Madero, perseguía y asesinaba zapatistas. Pero frente a la inexplicable amnesia de estos perredistas con respecto a que el problema en el sureste mexicano, y en todo el país, es que el gobierno no cumple su palabra, otros miembros del PRD unen su voz y su lucha a las de los que exigen diálogo verdadero y paz justa y digna.

El señor Zedillo pretende que el PRD encabece la trampa en contra de los zapatistas, trata de convencerlo de que nosotros, y todo lo que representamos, somos un obstáculo en su camino. No todo el PRD coincide con esta idea, así lo demuestran no pocos militantes perredistas que simpatizan con el zapatismo.

Mientras tanto se oyen voces que exigen al EZLN que regrese al diálogo y firme la paz. Se equivocan de interlocutor. No somos nosotros los que obstaculizamos la paz, ni los que nos negamos a cumplir con nuestra palabra, ni los que hostigamos a las comunidades, ni los que asesinamos indígenas. Es el mal gobierno.

La paz no está en una firma. El gobierno está dispuesto a firmar cualquier papel, pero no está dispuesto a cumplir su palabra. El verdadero problema es que la mentira que el señor Zedillo llama ``diálogo'' sólo conduce al enfrentamiento, a la violencia y a la posposición de soluciones reales. El diálogo, si se lo quiere efectivo y auténtico, sólo puede darse si hay verdadera voluntad de cumplir los acuerdos. Los que exigen la paz deben dirigirse a quien se niega a acordarla nueva, justa y digna: el supremo gobierno. A él, y a...

IV. Las otras manos sucias: el Ejército antinacionalista, la Iglesia reaccionaria y el capital extranjero.

``No dude usted del ejército nacional, señor presidente, pues todos son hermanos míos y le protesto a usted de nuevo nuestra adhesión y respeto''.

Huerta a Madero, noviembre de 1911
(meses antes de asesinarlo)
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Un nuevo escándalo sacude al país. Las implicaciones del narco con el alto mando del Ejército federal mexicano ponen a tambalear a uno de los pilares en que se sostiene el sistema de partido de Estado. El Ejército federal sigue en su transformación en fuerza política y se contamina de toda la podredumbre que el Poder difunde entre la clase política.

Incapaz de deshacerse de la figura (sólo de la figura) de Carlos Salinas de Gortari, el PRI recurre a un general de ayer y político de hoy, y oferta mentiras para el que quiera digerirlas. ``Salinas negoció con los zapatistas en 1993'' dice, y agrega: ``Ya sabíamos en 1993 que había guerrilla en Chiapas''. El hablante es el mismo que en 1993 se cansó de negar la existencia de guerrillas en el estado. ``Son talamontes. Son centroamericanos'', dijo. Una pinta sobre las paredes del palacio municipal de San Cristóbal, aquella madrugada de enero de 1994, le respondió: ``¿No que no había guerrillas?''.

Los que hoy se hacen eco de calumnias, olvidan que desde aquel enero de 1994 nosotros demandamos la destitución del tirano que usurpaba la silla presidencial. En ese entonces, los que hoy se llenan la boca de deslindes atropellados y vergonzantes, nos calificaron de ilusos y radicales por atentar contra la ``sagrada'' figura presidencial. Cuando muchos de los que hoy se autodenominan antisalinistas, incluyendo al Ejército federal, se deshacían en caravanas para adular al usurpador, nosotros levantamos la bandera de ¡Ya Basta!

En 1993, conociendo ya de nuestra existencia, Salinas de Gortari no habló con nadie más que con sus cómplices, el alto mando del Ejército federal incluido, y acordaron tapar la existencia de una guerrilla en México para no obstaculizar la firma del TLC en el congreso... ¡estadunidense! Salinas lo hizo confiando en una promesa de los militares: el 10 de enero de 1994 entrarían a aniquilar a la guerrilla. Ni modo, nos adelantamos. Lo demás son supuestos que, la historia lo demuestra, son falsos.

Además de enlodarse con el dinero del narcotráfico, el Ejército federal se llena las manos de sangre indígena, directamente o a través de los escuadrones paramilitares que entrena y dirige, en sus acciones en el otro México (Carlos Rojas acaba de otorgarle, por presiones del Ejército, 5 millones de pesos a ``Paz y Justicia'').

El Ejército federal cumple las órdenes del Ejecutivo federal, pero cada vez más, y a pesar de sus declaraciones de lealtad, aspira al Poder... como toda fuerza política dentro del sistema.

Pero no sólo el Ejército tiene intereses políticos y económicos en el conflicto chiapaneco.

La Iglesia reaccionaria ve en el conflicto del sureste mexicano una vía para recomponer su influencia. Como desde hace siglos, la Iglesia reaccionaria busca un poder que nada tiene de celestial y sí mucho de diabólico. Pero no sólo la Iglesia católica, la cúpula evangélica clama por el aniquilamiento de los zapatistas y proponen, como solución alterna, la salida de Marcos del país.

El gran capital internacional, principalmente el estadunidense, también tiene particular interés en que el conflicto en Chiapas no tenga otra solución que la eliminación de las comunidades indígenas. Para él, los indios significan un estorbo para apropiarse de los ricos yacimientos de petróleo y uranio, además de las maderas preciosas, que abundan en...

V.- La posición y el lugar de los zapatistas.

``En atención a los servicios que ha prestado usted a la revolución --dijo Madero a Zapata--, voy a procurar se le gratifique convenientemente de manera que pueda adquirir un buen rancho''. Zapata respondió: ``Yo no entré a la revolución para hacerme hacendado, si valgo algo, es por la confianza que en mí han depositado los rancheros, que tienen fe en nosotros pues creen que les vamos a cumplir lo que se les tiene ofrecido, y si abandonamos a ese pueblo que ha hecho la revolución, tendría razón para volver sus armas en contra de quienes se olvidan de sus compromisos''.

Los acuerdos de la mesa I del Diálogo de San Andrés fueron entre el Ejecutivo federal y el EZLN, por medio de sus respectivos representantes. Zedillo no cumple su palabra y se niega a reconocer los derechos de los pueblos indios alegando mentiras. Mientras no cumpla con lo acordado, no sólo el diálogo es inútil y falso, sino que, además, se cuestiona toda la vía del diálogo como verdadera solución a los conflictos.

No volveremos al diálogo hasta que se cumplan las condiciones mínimas, entre las que se incluye el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés en materia de ``Derechos y Cultura Indígenas''. Esta es nuestra posición.

¿Nuestro lugar? Está con los indígenas y seguiremos luchando por ellos, hoy y...

VI.- Mañana...

``es el libertador del esclavo, es el que promete riquezas para todos..., ha ofrecido el reparto de tierras y la prédica empieza a dar sus frutos, los indios se han rebelado''.

José María Lozano, exigiendo el fusilamiento de Zapata,
en el Congreso de la Unión, Ciudad de México.
Agosto de 1911.

Los zapatistas marcharemos a la Ciudad de México en el mes de septiembre de este año. Mil 111 zapatistas, hombres, niños y mujeres, uno por cada una de las comunidades indígenas que apoyan al EZLN, irán a la capital.

Vamos a la Ciudad de México, sede de los poderes de la Unión, para exigir el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígenas.

Vamos a manifestar nuestra rebeldía en el ``Territorio siempre rebelde y digno'', como llamamos los zapatistas al Distrito Federal en nuestra posición del 1o. de julio de 1997.

Vamos a la Ciudad de México para repetirle al gobierno y a toda la nación que somos mexicanos, que queremos y luchamos por un México donde todos quepamos, que ya no queremos seguir viviendo en este México fragmentado que el poder promueve e impone. Vamos a exigir el lugar que merecen los indígenas dentro de la nación. Vamos a hacer nuestro el México que liberaron y defendieron los héroes que nos dieron patria. Vamos a recuperar, para los de abajo, la historia nacional, la que hoy secuestran los gobernantes para asesinarla y sepultarla bajo los índices económicos. Vamos a gritar: ¡Nunca más un México sin nosotros!

Vamos a la Ciudad de México, gigantesco espacio de rebeldías y dignidades, para saludar a nuestros hermanos y hermanas de la sociedad civil. Vamos a reconocerle a los mexicanos del DF su valentía y el ejemplo de insurgencia civil que han dado a toda la nación. Vamos a agradecerles el haberse acordado de sus hermanos indígenas. Vamos a pedirles que sigan luchando, que no se sienten a esperar que les regalen lo que deben conquistar y defender. Vamos a recordarles que hoy son la posibilidad del mañana o el riesgo del ayer, que la vuelta definitiva que la historia necesita es obra de los de abajo y no una concesión del de arriba. Vamos a decirles que esperamos algún día ser como ellos y ellas, personas que pueden hacer valer sus derechos por vías pacíficas.

Vamos, también, a ser testigos directos del nacimiento formal de una nueva fuerza política: el Frente Zapatista de Liberación Nacional.

Vamos a la Ciudad de México sin más armas que la historia, la razón y la dignidad rebelde.

Vamos a la Ciudad de México sin más rostro que el indígena que le da sustento y raíz a la nación mexicana.

Vamos a la Ciudad de México sin más palabras que las que todos los mexicanos honestos llevan dentro: democracia, libertad y justicia.

Vamos a la Ciudad de México sin más pasos que los de la búsqueda de la justicia y los del anhelo de encontrarnos con otros diferentes e iguales, y sin más proyecto que el de demandar el ser reconocidos como una parte, no la única ni la mejor, pero sí una parte de la nación mexicana.

Invitamos a todos los pueblos indios de México y a la sociedad civil nacional e internacional a que nos acompañen. Especialmente invitamos a los hermanos y hermanas del Congreso Nacional Indígena, a las organizaciones sociales, no gubernamentales y políticas independientes, a los trabajadores del campo y de la ciudad, a los artistas e intelectuales, a los colonos y amas de casa, a los homosexuales y lesbianas, a los trabajadores de la cultura y de la comunicación, a los religiosos y religiosas, a todo México lo invitamos a que marche con nosotros a la ciudad capital. Para esto los invitamos a organizarnos...

VII.- Hoy...

``Yo como no soy político, no entiendo de esos triunfos a medias, de esos triunfos en que los derrotados son los que ganan; de esos triunfos en los que, como en mi caso, me ofrece, se me exige, dizque después de triunfante la revolución, salga no sólo de mi estado, sino también de mi patria... Yo estoy resuelto a luchar con todo y contra todos sin más baluarte que la confianza, el cariño y el apoyo de mi pueblo, así hágalo saber a todos; y a Don Gustavo (Madero) dígale en contestación a lo que de mí opinó, que a Emiliano Zapata no se le compra con oro. A los compañeros que están presos víctimas de la ingratitud de Madero, dígales que no tengan cuidado, que todavía aquí hay hombres que tienen vergüenza y que no pierdo la esperanza de ir a ponerlos en libertad''.

Emiliano Zapata Salazar.
General en Jefe del Ejército Libertador.

Carta a Gildardo Magaña, 6 de diciembre de 1911.

Volvemos a hablar y es sólo para recordarles a todos que aquí estamos, que no nos hemos ido, que seguimos dignos y rebeldes. Volvemos a hablar para repetir...

¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, agosto 8 de 1997.