La Jornada 11 de agosto de 1997

La autoridad y la población en general los ven como seres inferiores, señala el asambleísta

Karina Avilés Ť Los indígenas en la ciudad de México viven en ``esclavitud simulada'' y están sujetos a una política gubernamental de rechazo constante, apunta el secretario de la Comisión de Vivienda de la ARDF, Antonio Paz Martínez, y añade: ``para el Instituto de Vivienda, Ficapro y Fividesu, los indígenas no son sujetos de crédito porque no llenan los requisitos''.

Ni siquiera ``existe una política social de atención a los grupos indígenas'', señala en entrevista Paz Martínez, luego de reconocer que muchos de los asambleístas ``no tuvieron la sensibilidad de hacer un compromiso y apoyar a los indígenas como una cuestión de humanidad''.


Indígena en la colonia Guerrero. Foto: Fabrizio León

El priísta hace un recuento de la problemática indígena vista desde la cámara local: desde el comienzo hubo ``una apreciación errónea'' al incluir a los indios en la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, como si fueran discapacitados. ``Existe ese prejuicio, verlos como seres inferiores, no nada más por parte de la autoridad, sino de la población en general'', expuso y dijo que desconoce la razón por la que en esta Legislatura desapareció la Comisión de Asuntos Indígenas en la ARDF.

La condición ``lastimosa de miseria'' que deben enfrentar en esta capital los lleva a vivir ``hacinados en vecindades, en ruinas, en bodegas donde los encierran por la noche y les abren al otro día a las 9 de la mañana. La inseguridad es lo que caracteriza a estos inmuebles'', manifiesta.

Ante tal problemática, la Comisión de Vivienda ``tuvo la intención de llevar el planteamiento a la ARDF, lamentablemente encontramos oposición por parte del PAN, partido que no firma el acuerdo al argumentar que a los indios había que regresarlos a sus estados y que no se debía de politizar ese asunto''.

Por otra parte, dice, en reuniones con los organismos de vivienda se dijo que ``muchos de los indígenas viven en predios del DDF, por lo que era necesario la desincorporación de esos inmuebles a su favor y se les señaló que por qué a otros grupos sociales si se les desincorporaba y a ellos no''. Advierte que los grupos indígenas tendrán que enfrentar ``una situación difícil mientras no exista la disposición política y gubernamental de atenderlos como ciudadanos'' en esta capital.

Al preguntarle sobre las vías de solución para atender sus demandas, respondió: ``Lo que se requiere es una política social clara de atención a los grupos; estamos hablando de cerca de 600 mil indígenas que requieren de una atención inmediata''. Para Paz es necesario crear una institución capitalina dedicada a los asuntos indígenas, además de un fondo económico que apoye el desarrollo de sus actividades.

Por otro lado, dice, es urgente responder a la petición de ``desincorporación y expropiación de aquellos inmuebles, debido a que la utilidad pública está más que justificada''.

En el documento Indígenas urbanos en la ciudad de México, que presentó Paz Martínez ante la ARDF, especifica que son tres las prioridades de la vivienda indígena: ``Falta de respuesta institucional en materia de construcción e inicio de obra y asignación de créditos, información de viabilidad en expropiaciones, desincorporación o adquisición de inmuebles'', así como la atención a los edificios de alto riesgo en donde habitan las etnias y a ``los predios irregulares ocupados por familias defraudadas y engañadas''.

El documento enumera a más de mil 300 indígenas --ubicados en el Centro Histórico y zonas aledañas-- que fueron defraudados por supuestos dueños de los predios y cuyas condiciones de vida son la insalubridad, el hacinamiento y la inseguridad de habitar en edificios de alto riesgo.

No se alcanzaron los objetivos

La ARDF buscó los apoyos ``pero no se alcanzaron los resultados'' en materia indígena. Se sigue batallando con los créditos, varias instituciones siguen cerradas. Muchos representantes ni siquiera tuvieron la sensibilidad de atender el caso por el desconocimiento, por los prejuicios que existen, el miedo a trabajar con la gente y a comprometerse con sus problemas'', añadió. A su vez, apuntó que ``no se pudo avanzar en una ley y tampoco en hacer un foro sobre la problemática indígena para conocer de viva voz sus demandas''.

La Comisión de Atención recibió a discapacitados, pero la problemática de los indígenas ni siquiera se trató. ``No pudimos hacer gran cosa, te encuentras con candados y cierto temor para tratar esos temas'', concluyó.