La Jornada 9 de agosto de 1997

Peligrosa ausencia de una política definida del gobierno de Clinton hacia Cuba: fuentes del Capitolio

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 8 de agosto Ť El Departamento de Estado negó nuevamente esta semana tener pruebas sobre la acusación cubana de que las explosiones en hoteles habaneros fueron actos dirigidos por grupos en Estados Unidos, y retó a las autoridades de la isla a presentarles tal evidencia.

Pero al intentar evaluar esta última tensión, La Jornada descubrió que aparentemente no hay nadie de alto nivel a cargo de la política hacia Cuba, o, como dijo un ex funcionario, ``no hay una política hacia Cuba''. Según una fuente legislativa que sigue estos asuntos, esta falta de ``política hacia Cuba'' es precisamente lo más peligroso.

``¿Qué van a hacer cuando se presente la próxima crisis, cuando otros locos intenten provocar algo como lo de las avionetas?'', se preguntó. Señaló que esta situación lleva otra vez a lo que ocurrió durante la crisis, cuando Bill Clinton consideró muy seriamente una respuesta militar, en gran medida por falta de opciones diplomáticas.

Las opciones que finalmente se implementaron, informó esta misma fuente (incluyeron suspensión de vuelos, limitaciones a los envíos de dinero, medicinas y otra ayuda humanitaria) fueron preparadas de antemano por ágiles políticos cubanoestadunidenses que estaban en espera de una crisis para promover sus medidas. Según la fuente, esto se está preparando de nuevo, para que en una siguiente crisis, otra vez estén ya listas las medidas a adoptar.

Tanto los que argumentan aumentar la presión sobre Cuba, como los que favorecen un relajamiento, creen que Clinton favorece un aflojamiento del embargo. Una fuente legislativa dijo a La Jornada que había escuchado al presidente expresar su deseo de ``cambiar'' la política hacia Cuba.

No obstante, añadió que no hay ninguna expectativa de que algo importante ocurrirá al respecto hasta que el presidente piense que tiene algo con que ``cubrirse'', o sea una justificación política.

Algunos expertos señalan que la visita del Papa a Cuba podría ofrecer tal ``cobertura'' para una decisión presidencial, si hay una petición del Papa para un cambio concreto en la política actual: algunos esperan que podría ofrecerse algo mínimo antes de esta visita, como suspender la prohibición del envío de asistencia médica a la isla. Sin embargo, otros opinan que la visita no ofrecerá un pretexto para cambiar la política establecida por la ley Helms-Burton.

Alfredo Durán del Comité Cubano por la Democracia, señaló: ``Clinton ha dicho que desea cambiar varias políticas, pero por cuestiones políticas internas no lo hace. Los factores políticos internos impiden una política exterior inteligente hacia Cuba''.

Promotores de un cambio en la política actual argumentan que un próximo paso mínimo sería un aflojamiento de medidas para permitir que cantidades más grandes de medicamentos y asistencia humanitaria puedan ser enviadas a Cuba. Una propuesta para suspender el embargo sobre este tipo de asistencia fue presentada en la Cámara esta primavera y una iniciativa si- milar será presentada al Senado en otoño.

``Tiene sentido cambiar esto'', afirmó la analista Gillian Gunn Clissold, de la Universidad de Georgetown. ``Estados Unidos es percibido negativamente; creo que no hay ningún otro embargo en el mundo que prohíba alimentos y medicinas''.

La administración Clinton insiste que bajo la ley existente estos productos no están bloqueados, pero los críticos señalan que en la práctica la venta de artículos médicos a Cuba ha sido muy limitada y, por tanto, constituye un embargo virtual. Pero el problema central podría no ser sólo una falta de opciones dentro del contexto político interno sino una falta de política en sí más allá de la Helms-Burton: varios expertos afirman que la política hacia Cuba ahora no ocupa un lugar prioritario en Washington por dos razones generales, la primera interna y la segunda internacional.

Como siempre, la política hacia Cuba es principalmente definida por factores internos, y algunos señalan que cuando Clinton ganó Florida en su relección, rompió el monopolio político de los cubanos republicanos sobre la Casa Blanca. Al nivel de relaciones exteriores, señalan otros, la ``resolución'' del conflicto por el derribo de las avionetas a través de la implementación de medidas por Clinton para incrementar más el embargo, llevó a que decidiera no mover nada más, tal vez con la excepción de algunas provisiones de la Helms-Burton.

Para Alfredo Durán, miembro de la junta directiva del Comité Cubano por la Democracia, con sede en Miami, que aboga por un cambio en la política bilateral, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos están congeladas por ambos lados. En Washington, señaló Durán vía telefónica, el objetivo es ``mantener el estatus quo... Es- tados Unidos no quiere hacer nada y se escuda detrás de la Helms-Burton para no hacer nada''. Del lado cubano, la ley se utiliza exactamente de la misma manera, y esta ``desafortunada'' situación, no producirá un cambio mínimo a ``corto plazo''.

Pero otros advierten que sucesos en la isla podrían provocar un cambio en la política estadunidense, y en espera de la próxima crisis, varios políticos estadunidenses están preparando una nueva serie de opciones con la cuales responder.

Una investigación de La Jornada ha detectado 24 diferentes iniciativas legislativas pendientes en el Congreso sobre Cuba, incluso esfuerzos para aflojar el embargo, como otras para apretarlo más. La mayoría, según sus autores, no tienen mucha probabilidad de ser aprobadas, pero serán utilizadas como ``puntos de presión'' para influir en la dirección de la política estadunidense.

Por ejemplo, legisladores conservadores irritados por la continua suspensión de una cláusula de la Helms-Burton por Clinton, han introducido una medida para quitarle esa opción. Otros proyectos buscan incrementar las penas impuestas a empresas que continúan invirtiendo en Cuba o intentan limitar la cooperación de agencias multilaterales como la Agencia Internacional de Energía Atómica con Cuba.

Aunque estas iniciativas no están procediendo hoy día, sus promotores esperan que algún hecho en la isla podría permitir que sean presentadas como opciones políticas, y con el caso reciente de los bombazos, algunos están observando con atención si esto podrá presentar esa oportuni- dad. Sin embargo, los analistas de Cuba en este país no tienen más que especulación sobre las bombas en tres hoteles en La Habana y todos dicen que no se puede rechazar la idea de que podrían ser acciones promovidas por grupos cubanos en Estados Unidos, pero también podrían ser obra de agrupaciones internas en Cuba.

Dos coyunturas más que serán cuidadosamente observadas a corto plazo por los políticos estadunidenses serán la visita del Papa y el próximo congreso del Partido Comunista, para ver si ofrecen oportunidades de promover sus iniciativas.

Figura clave que podría desaparecer

Durante los últimos 30 años, una figura armó lo que ha sido uno de los grupos de cabildeo político más efectivos en la historia de este país que logró influir directamente en el diseño y contenido de la política estadunidense hacia Cuba. Jorge Mas Canosa, fundador y dirigente del la Fundación Nacional Cubanoamericana, ha jugado un papel fundamental en mantener y apretar el bloqueo contra su país de origen.

Pero ahora, con informes de que su salud se está deteriorando y, por otro lado, que su influencia política (gozaba de un acceso casi ilimitado a la Casa Blanca y a círculos influyentes del Congreso) ha disminuido por la derrota republicana en 1992, y por la pérdida de Florida frente a Clinton el año pasado, se habla ahora más de lo qué sucederá cuando Mas Canosa ya no ocupe el poderoso lugar en el esquema político en torno a la relación bilateral.

Sin embargo, representantes de la fundación insisten que Mas Canosa sigue ejerciendo el liderazgo y las funciones ejecutivas. ``Anunciamos hace unos ocho meses que estaba enfermo, pero el la reunión anual de la fundación en junio, se veía más saludable que en mucho tiempo'', nos dijo un representante de la organización.

Al mismo tiempo, la fragmentación de la comunidad cubana de Florida, el único bloque latino que mayoritariamente era del Partido Republicano, provocada tanto por las políticas de Clinton en sus primer periodo, cuando abrió cierto espacio a otras corrientes anticastristas, ha generado un cambio en la política interna de Miami.

Junto con esto, La Jornada se ha enterado de que circulan documentos en la Casa Blanca en espera de la aprobación del presidente para remover a Mas Canosa de su influyente puesto en la junta directiva de TV y Radio Martí y ``elevarlo'' a un puesto honorífico pero con menos poder real.