La Jornada 7 de agosto de 1997

Cada año se limpian 120 mil mdd en el mundo, revela Interpol

Antonio Castellanos Ť Producción, tráfico y consumo de drogas, sumados a la pobreza y la desigualdad, amenazan socavar el progreso democrático y económico de la última década en el continente americano. Se estima que anualmente en el mundo se lavan 120 mil millones de dólares provenientes del narcotráfico, revela el documento de la Interpol titulado El crimen organizado trasnacional: amenaza para la seguridad global.

En el texto se destaca que el control de depósitos de 10 mil dólares en algunos países como México, ha empujado a los narcotraficantes a canalizar sus recursos hacia casas de cambio, bienes raíces, apuestas legales (casinos y ganadores ficticios de loterías), seguros de vida, compraventa de joyas y obras de arte y cheques de viajero.

El documento firmado por el comisario inspector de la Policía Federal Argentina y coordinador regional para las Américas de la Secretaría General de Interpol, Juan Carlos Antoniassi, dice que las organizaciones criminales están en condiciones de prosperar aprovechando las debilitadas políticas y la pérdida de autoridad que padecen numerosos países desde 1980.

Puntualiza: ``En periodos de crisis estos recursos --cuyos dueños buscan más respetabilidad que rentabilidad, porque estarían dispuestos a perder más de 30 por ciento de sus ganancias--, siempre encontrarán candidatos aún sucios, porque el dinero no tiene olor y las economías de los países no son dependientes de la droga, sino del dinero de la droga''.

Las organizaciones de narcotraficantes no dudan en contratar expertos en finanzas para reintegrar en el circuito económico el producto de sus delitos, a través de todas las técnicas posibles frente a intermediarios como banqueros, notarios y comisionistas. La Federación Bancaria de la Unión Europea contabilizó casi 100 métodos diferentes de lavado de dinero.

Según el documento, ``algunos economistas piensan que el dinero sucio pervierte las profesiones hasta ahora representativas de un mundo donde el dinero circulaba sólo en manos socialmente reconocidas, y esta oleada de narcodinero parece sólo comenzar''.

Agrega que la actividad central para el crimen organizado es el contrabando en todas sus formas, incluido el tráfico de drogas, armas de fuego y vehículos robados, así como la trata internacional de blancas y la inmigración ilegal. Entre los servicios extralegales proporcionados se encuentran el juego ilícito, los documentos falsos, los desechos tóxicos, el fraude con cartas de crédito y la usura.

Puntualiza que el narcotráfico está en manos de criminales organizados. Los grupos que controlaban la parte esencial de la producción y del negocio de los estupefacientes no eran muchos: los cárteles colombianos para la cocaína, tríadas (Hong Kong, Taiwán y China) para la heroína del Triángulo de Oro, mafias italianas y organizaciones turco-kurdas para la Medialuna Dorada. En la actualidad, luego del desmembramiento del cártel de Cali en Colombia, no se puede decir que se conozca perfectamente a sus potenciales sucesores, puesto que se desarrollan luchas violentas por ocupar el espacio vacante debido a que es demasiado el dinero en juego como para dejarlo ``pasar de lado''.

El estudio de Antoniassi señala que el dinero sucio entra, circula, busca refugio y prospera en todos los sectores, y cada día más estos capitales irrumpen en la vida cotidiana. Se debe olvidar el estereotipo de criminal tipo gángster estadunidense de los años 20, porque las transacciones dudosas van más allá de los paraísos fiscales, advierte.