Detectó la CNBV 200 probables casos de blanqueo; los turnó a la PGR
Roberto González Amador y Juan Antonio Zúñiga M./II y última Ť La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) integró 200 expedientes de casos presumiblemente relacionados con operaciones de lavado de dinero en México, los cuales han sido enviados a la Procuraduría General de la República (PGR), informó Pedro Zamora, vicepresidente jurídico del organismo superivisor del sistema financiero.
Sin que hasta el momento se conozca públicamente el desenlace de los investigaciones realizadas, el funcionario explicó a La Jornada que, como resultado de las acciones para prevenir el lavado de dinero en el sistema financiero, ``ha habido algunos casos de consignaciones ante la autoridad judicial, pero nuestra labor es sólo de apoyo para servir a quien detenta la facultad de ejercer acción penal''.
Pero mientras las leyes mexicanas tratan de reforzar el combate a las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas y al lavado de dinero, los cárteles mexicanos -los de Sonora, Tijuana, Juárez y el de Guadalajara- han expandido sus operaciones fuera de las fronteras asociados a grupos de narcotraficantes de Estados Unidos, Sudamérica y Europa.
Según la publicación especializada Money Laundering Alert, la mejor documentada en la materia, los cárteles mexicanos de la droga han incrementado sus contactos con la mafia siciliana e italiana, así como con organizacines asiáticas y europeas. Existen evidencias -dice- de que los narcos mexicanos tienen actualmente contacto con pandillas en Estados Unidos, entre ellas los Bloods y los Crips.
Esta presunción ha sido documentada por las autoridades mexicanas. Un informe de la PGR asegura que ``los medios modernos de transporte, comunicaciones y transferencias de fondos y valores, han favorecido la internacionalización cada vez mayor de la delincuencia organizada.
``Esta tendencia se ve alentada por el limitado alcance geográfico de las leyes nacionales y de las autoridades del país encargadas de hacer cumplir la ley, a la que se suman los conflictos entre las leyes mexicanas y los anticuados procedimientos internacionales de obtención de pruebas y detención de delincuentes''.
La misma PGR señala que ``las organizaciones delictivas aprovechan en forma regular prácticamente todos los aspectos de los adelantos científicos y tecnológicos para colaborar a través de las fronteras nacionales e idear estrategias mundiales que ningún Estado puede contrarrestar por sí solo''.
El vicepresidente jurídico de la CNBV puntualizó que la Ley Contra el Crimen Organizado, promulgada en 1996 por el Congreso de la Unión y en la que por primera vez se tipifica el lavado de dinero como un delito federal, respondió a los compromisos internacionales adquiridos por México para combatir este fenómeno.
Explicó que los compromisos para combatir este delito fueron asumidos por el gobierno mexicano en el seno de la Organización de Estados Americanos. En ese protocolo se estableció que México haría sus mejores esfuerzos para, primero, definir el delito de lavado de dinero y, después, establecer una legislación para castigarlo.
La ley mexicana contra el crimen organizado, apuntó Pedro Zamora, se inscribe precisamente en el contexto mundial de combate al lavado de dinero, y su contenido está a la altura de leyes similares en los países avanzados. La promulgación de ese ordenamiento responde a la necesidad de combatir un fenómeno que se ha internacionalizado y que no puede ser contrarrestado sólo con una legislación interna.
A pesar de los contactos iniciados con narcotraficantes de otros continentes y regiones, los cárteles mexicanos mantienen como objetivo central de sus operaciones el suministro de droga a Estados Unidos.
De acuerdo con un reporte del Departamento de Estado de Estados Unidos, México es el mayor abastecedor de heroina, mariguana y metanfetaminas hacia ese país. El 20 por ciento de la heroína y entre el 60 y 80 por ciento de la mariguana que llega a Estados Unidos proviene de México.
Mientras, Money Laundering Alert señala que México sirve de paso al 70 por ciento de las 400 toneladas de cocaína proveniente de Colombia que se consume anualmente en Estados Unidos. Además, una cuarta parte de toda la heroína que ingresa a ese país es llevada por las fronteras mexicanas, así como el 80 por ciento de la mariguana.
``Recientemente, oficiales antidrogas de Estados Unidos han estimado que aproximadamente el 80 por ciento de la metanfetamina -conocida en aquel país como speed- que se consume en Estados Unidos fue producida por narcotraficantes mexicanos en laboratorios instalados en ambos lados de la frontera'', afirma la publicación.
Organismos oficiales de México y Estados Unidos han estimado que el monto de los recursos que cada año son lavados en México por los los grupos de narcotraficantes ascienden a 30 mil millones de dólares. La revista estadunidense Latin Trade dijo esta semana que si los fondos de narcotráfico fueran retirados de la economía, el país volvería a caer en una crisis macroeconómica.
Pedro Zamora aseguró que las autoridades mexicanas no cuentan con una base ``fáctica'' que pudiera determinar el monto de los ingresos de divisas procedentes de esa actividad. ``Hay muchas afirmaciones que se hacen, pero a nivel de autoridad no hay nada que nos conste'', dijo.
Sin embargo agregó: ``Así como se manejan cifras alegres sobre lavado de dinero en México, se puede decir que no hay ninguna base para medir estadísticamente este fenómeno. De la economía mexicana sabemos de su solidez y que su actividad preponderante la constituyen algunas actividades como las exportaciones, el petróleo y otras actividades que están a la vista''.