Leve explosión en un lujoso hotel de La Habana; en EU, Alfa 66 se deslinda
Afp, Efe, Reuter y Ansa, La Habana, 4 de agosto Ť Un artefacto explosivo de baja intensidad estalló esta mañana en el vestíbulo del lujoso hotel Meliá Cohiba de La Habana, sin causar serios daños materiales ni víctimas, en el marco de una serie de atentados contra el principal sector de la economía cubana, el turismo.
``Fue un hecho de poca envergadura, pero hizo mucha bulla'', dijo a la prensa Juan José de la Vega, presidente de la empresa Cubanacán, propietaria del hotel que administra la cadena española Sol Meliá.
La firma hotelera confirmó a su vez, en un comunicado, que a las 7:05 hora local se produjo ``una pequeña explosión'' en el vestíbulo del hotel de cinco estrellas, causando leves daños y sin que se registraran víctimas, y se limitó a señalar que las autoridades cubanas ``investigan los hechos''.
``El hotel se encuentra funcionando con absoluta normalidad y a plena ocupación'', agregó el comunicado de Sol Meliá, que recordó que la firma española administra actualmente ``siete hoteles en Cuba y tiene prevista la apertura de un segundo establecimiento en La Habana en mayo de 1998''.
El comunicado fue divulgado varias horas después de la explosión y luego de que la prensa extranjera se presentara en el lugar para solicitar información, pero su ingreso a las instalaciones fue impedido por guardias de seguridad del hotel.
Desde el exterior del edificio no se pudieron apreciar daños materiales, y el área afectada por la explosión, de unos cuatro metros cuadrados, fue tapiada para su inmediata reparación.
Algunos de los huéspedes del Meliá Cohiba dijeron a la prensa no haber escuchado el estallido. ``No debe haber sido muy grande'', sostuvo una española que rehusó dar su nombre.
El hotel, ubicado frente al malecón habanero, fue también el supuesto blanco de una bomba de poca potencia en abril, según medios estadunidenses, pero los ejecutivos de la cadena española atribuyeron la explosión en la discoteca a tuberías de gas en mal estado.
Posteriormente, el 12 de julio pasado, dos bombas, también de escasa potencia, estallaron en los hoteles Nacional y Capri de La Habana, con un saldo de tres heridos leves y daños en cristales y mobiliarios.
Poco a poco, el turismo ha ido desplazando a la decaída industria azucarera como principal generador de divisas. El año pasado logró ingresos brutos por mil 300 millones de dólares por la visita de más de un millón de turistas. Para este año, las autoridades cubanas esperan 1.2 millones de visitantes extranjeros, que podrían dejar ingresos por mil 750 millones de dólares.
El gobierno cubano confirmó las explosiones del 12 de julio y denunció que los autores y los materiales empleados procedían de Estados Unidos, pero sin presentar pruebas. El pasado 26 de julio, fiesta nacional cubana, el vicepresidente Raúl Castro dijo que los atentados ``se llevan a cabo, entre otros objetivos, para frenar el pujante y exitoso desarrollo turístico'', y reveló que ``hemos frustrado en los últimos años varias de esas acciones y disponemos de pruebas de que las mismas se fraguan en Estados Unidos''.
El estallido en el Meliá Cohiba ocurrió la víspera de la clausura del XIV Festival de la Juventud y los Estudiantes, que reúne aquí a unos 12 mil jóvenes de todo el mundo, quienes han expresado su solidaridad con Cuba frente al endurecimiento del bloqueo económico estadunidense.
Además, el próximo miércoles arrancará en la capital cubana un encuentro de sindicalistas provenientes de 61 países, quienes buscarán elaborar un programa de acción frente a las consecuencias del neoliberalismo.
En Miami, la organización paramilitar de exiliados anticastristas Alfa 66 negó que sus ``células clandestinas'' que operan en Cuba sean autoras del atentado en el Meliá Cohiba, pero aseguró que las ``otras bombas'' en los hoteles Capri y Nacional ``fueron confirmadas por nuestras células''.