Cabildos, opción ante el fin de los consejos en el DF: Martínez Assad
Víctor Ballinas y Alonso Urrutia Ť Carlos Martínez Assad, responsable del proceso electoral de los consejos ciudadanos en noviembre de 1995, opina a 10 días de que desaparezcan esos órganos: ``Me parece lamentable que haya sido cancelada esta representación ciudadana por una reforma política como la de 1996, sin que se haya dado una explicación convincente del porqué desaparecerlos''.
Sociólogo, investigador universitario y especialista en temas políticos de la ciudad, Martínez Assad agrega en entrevista: ``Ni siquiera tenía que haberse dado una reforma constitucional para abolirlos; no era materia constitucional... eso cualquier jurista lo podría explicar mejor''.
El problema con los consejos, señala, ``es que se favoreció más el consenso partidario --en la reforma política aprobada en agosto de 1996--, con miras al proceso electoral de 1997, que se llevó a cabo el 6 de julio pasado, y no se pensó ni se vio en los intereses de una representación ciudadana''. La figura de los consejeros ``estaba muy limitada, no tenían facultades de decisión, son órganos de opinión y seguimiento de las actividades de cada delegado, están muy restringidos en sus funciones, pero pese a ello algunos trabajaron bien'', subraya el investigador universitario.
Martínez Assad, autor del libro ¿Cuál destino para el DF? , en el que relata desde su punto de vista el proceso en que se desarrolló la integración y conformación de los actuales consejos, asevera que éstos tuvieron muy corto tiempo de vida, apenas 18 meses. ``Fue un tiempo muy corto para que los consejeros se dieran a conocer por sus trabajos y se legitimaran''.
Insiste el especialista en temas de la ciudad: ``Fue demasiado breve el tiempo en que operaron y en ese lapso es muy difícil demostrar las bondades que podría tener una participación en este tipo de representaciones''.
Se privilegió el consenso
Se privilegió más el consenso entre partidos para la elección del jefe de gobierno que tuvo lugar el mes pasado, que en llegar a un acuerdo para establecer una nueva forma de representación porque ``si en la reforma política de 1996 que desapareció dichos consejos se hubieran preocupado por ello, en el Estatuto se hubiera podido considerar una figura como la de los cabildos que operan en los estados''.
Sin embargo, no había entonces interés alguno de los partidos y las autoridades en buscar que la representación ciudadana, de tipo vecinal, no quedara en el vacío, pues, ``insisto, pudo muy bien haber quedado plasmado en el Estatuto una forma de representación de acuerdo con el número de votos que los partidos hubieran obtenido en cada delegación''.
Explica que hoy se complica la situación de esta representación porque una de las revisiones y correcciones que se deben hacer al Estatuto de Gobierno es, precisamente, ``corregir la territorialidad en el Distrito Federal, tiene que haber alguna restructuración en las delegaciones que incrementen su número, pues en algunas como Iztapalapa y Gustavo A. Madero son demasiado grandes''.
La restructuración de las delegaciones, destaca el investigador, es indispensable y necesaria para adecuar las funciones de los delegados y acercarlos con los problemas de la población. ``Es necesario acotar más las demarcaciones , con límites precisos y circunscritos a la capacidad de su funcionamiento, para que su administración pueda ser útil a los vecinos en la solución de sus problemas''.
Para Martínez Assad hay dos escenarios que podrían ocurrir con la participacón ciudadana: ``Primero, que en la elaboración del nuevo Estatuto de Gobierno se considere su integración y se haga alguna propuesta, y el escenario pesimista, que se le den muchas largas a la aprobación del Estatuto porque está limitando las facultades del jefe de gobierno''.
En sus conclusiones, quien fungió un papel preponderante durante la etapa de integración de los consejos destaca que ``el hecho de que el Congreso esté integrado por tres fuerzas políticas significa que cualquiera de ellas puede bloquear el que se llegue a un buen acuerdo y mantener durante los próximos dos años una ciudad sin representación ciudadana''.
Lo único que estará vigente a partir de la desaparición de los consejos es la organización vecinal de jefes de manzana, y los presidentes de colonias que aún existen. Pero, explica, esa es una representación ciudadana que surge cuando se cancelan los ayuntamientos en la capital del país y quedan ablidos los cabildos.
Sin embargo, explica, en todas las grandes ciudades del mundo, los cabildos existen y se siguen manteniendo; por ello no es gratuito que se haya llegado a la elección del jefe de gobierno de la capital del país, cuando en América Latina el penúltimo gobernante en ser electo fue el de Argentina, y ya sólo quedaba elegir a la autoridad del DF.
No hay que temerle, dice Martínez Assad, a los ayuntamientos; en Francia es impresionante la estructura vecinal, ``no hay temor a los ayuntamientos. En México hay 2 mil 400 municipios, en Francia hay 46 mil en un territorio más pequeño. En la ciudad de México, por sus características, se ha descuidado este asunto, pero los sismos de 1985 hizo entender a la ciudadanía que había que tomar en sus manos el problema. Esa fecha marca un primer quiebre en la participación y en la decisión de los ciudadanos''. Luego del 85 vino el plebiscito de 1993, después la elección de 1995 y ahora la de 1997, indica. ``Hay que recurrir a las alternativas, pero no se pueden cancelar los espacios de representación ciudadana. Tendría que pensarse en algo parecido a los cabildos, que son las fomas de representación que funcionan en todo el mundo, incluido el país, y d ela cual se ha excluido a la capital del país''.
Martínez Assad concluye:.``No estoy proponiendo regresar a los ayuntamientos, pues no funcionan en todas partes; aquí en la ciudad tiene que haber una redistribución de la riqueza, pero el Consejo Consultivo de la Ciudad demostró que no servía ya; entonces, habrá que pensar en una alternativa como los cabildos, sin que haya precisamente ayuntamientos''.