El jueves se publicó que, con ocasión del aniversario número 20 de que el tema indígena fuera abordado por primera vez en la Organización de las Naciones Unidas, en estos días concluye en Ginebra el 15 periodo de sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas (GTPI), foro internacional de mayor importancia para los pueblos indios,según los expertos de la ONU (La Jornada, p.9). Sin embargo, ya desde 1970 la Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección a las Minorías había nombrado al doctor José R. Martínez Cobo, de nacionalidad cubana, como relator especial para preparar un estudio sobre el problema de la discriminación contra las poblaciones indígenas, publicado en Nueva York en 1987.
En 1981 fue creado el GTPI en el seno de la subcomisión y se ha venido reuniendo cada año, con excepción de 1986. Desde entonces ha abierto las puertas de sus sesiones a la observación y consulta de numerosos representantes indios de muchos países.
La resolución 1982/34 del Consejo Económico y Social (Ecosoc) autorizó posteriormente la creación del Grupo y sus reuniones anuales. Es en este Grupo de Trabajo donde se ha venido preparando incansablemente un proyecto de declaración universal de derechos indígenas, que después del feliz antecedente del Convenio 169 de la OIT lleva el más congruente y adecuado título de Declaración Universal sobre Derechos de los Pueblos Indígenas.
El 23 de junio de 1992 el Ecosoc informó que la subcomisión, en su resolución 1991/30, había recomendado a la nueva presidenta-relatora del GTPI, Erica-Irene Daes, que desarrollara los párrafos del Proyecto de Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ya habían sido aprobados en primera lectura por los miembros del GTPI en su noveno periodo de sesiones. Informó, asimismo, que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU había acogido con agrado esta decisión en su resolución 1992/44, y que se esperaba que en el 10o. periodo de sesiones del Grupo pudiera quedar terminada la primera lectura de los párrafos aún no discutidos, de modo que enseguida se iniciara una segunda lectura de todo el proyecto de la declaración. Sin embargo, lamentablemente desde entonces la declaración no ha sido concluida ni aprobada por la Asamblea General.
Durante su intervención en el 49 periodo de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz 1992, se refirió expresamente a la importancia de las sesiones del GTPI y expresó que era ``la primera vez que la Comisión de Derechos Humanos aborda de manera especial el tema de los pueblos indígenas con la atención plena de la comunidad internacional''.
Años después de su creación, la subcomisión decidió acertadamente abordar esta problemática sólo bajo la óptica de uno de sus mandatos, el de la ``prevención de discriminaciones'', pues con sobrada razón en el seno de la ONU había voces encontradas, gubernamentales y de expertos, acerca de la pertinencia de tratar los derechos de los indígenas bajo el otro de los mandatos de la subcomisión, el de las ``minorías'', que también rechazan las propias organizaciones indígenas. Con ello se trascendieron las limitaciones del artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, que se reduce a establecer para las personas, y no tanto para los grupos, el derecho al disfrute de la propia cultura y al uso de la propia lengua. Incluso la Declaración de la ONU sobre los Derechos de las Personas que Pertenecen a Minorías Nacionales, Etnicas, Religiosas o Lingüísticas, de 1992, que adopta una posición más positiva, añade una cláusula restrictiva que no hace cabal justicia al reconocimiento de los derechos de los pueblos indios. Hoy los representantes indígenas se quejan con razón de que sus problemas no son incluidos en la sesión de la Subcomisión de Derechos Humanos del Ecosoc que se realiza regularmente durante los primeros días de agosto, ya que es la instancia que puede hacer recomendaciones a los gobiernos.
Ello no obstante, será de la mayor importancia el acuerdo del GTPI para que el gobierno de México escuche las demandas de los pueblos indios y desempantane el diálogo de Chiapas.