Libera EU la venta de armas avanzadas a AL
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 1o. de agosto Ť El gobierno del presidente Bill Clinton levantó hoy una prohibición de 20 años sobre la venta de armamentos avanzados a América Latina, en una decisión que permitirá que Chile considere la compra de cazas F-16 o F-18 estadunidenses y, por otro lado, ha provocado que algunos críticos acusen que esto sólo impulsará la carrera armamentista en la región.
Estados Unidos había prohibido casi toda venta de sistemas de armamentos avanzados a América Latina desde que el gobierno de Jimmy Carter declaró en 1977 que existía un rechazo casi total a ellas, pues generaban una competencia militar entre los paí-ses de la región y conducían a mayor desestabilización. Hoy, en cambio, la Casa Blanca argumentó que las dictaduras militares ya fueron sustituidas por gobiernos democráticos y gran parte de las fuerzas armadas de la región han sido subordinadas al control civil, por lo cual esta política puede ser modificada.
``Después de una evaluación de la política de seguridad de la administración en América Latina, el presidente ha decidido establecer un proceso para la consideración, caso por caso, de solicitudes para traslados de armas avanzadas a países de esa región'', declaró hoy el vocero de la Casa Blanca, Michael McCurry.
De hecho, esto pone en efecto la misma política que Estados Unidos tiene para las ventas de armas avanzadas en el resto del mundo. McCurry añadió que, al considerar las solicitudes de América Latina para la compra de armamento avanzado estadunidense, el gobierno tomará en cuenta los ``objetivos guía'' de esta administración: fortalecimiento de la democracia, prevención de una carrera armamentista, apoyo al control civil de las fuerzas armadas y la promoción de la ``transparencia''.
Decisión desafortunada
Sin embargo, Robert Pastor, quien fue uno de los principales asesores del presidente Carter sobre América Latina cuando primero se estableció la prohibición de estas ventas, calificó de ``desafortunada'' la decisión de suspender esa política y señaló que este cambio se anuncia justo cuando los países latinoamericanos consideran una propuesta para promulgar una moratoria de dos años sobre la compra de armamentos avanzados.
En entrevista hoy con La Jornada, Pastor añadió que a través de una carta al ex presidente Carter, el presidente Ernesto Zedillo había endosado el llamado por una moratoria voluntaria de dos años sobre compras de este tipo de armas.
Esta decisión de levantar la prohibición de la venta de armas a América Latina llevará a ``un desvío de recursos escasos, introduce tensiones a la región cuando no se necesitan y podría desestabilizar el balance emergente entre líderes civiles y sus militares'', señaló Pastor. Agregó que hay dos propuestas legislativas pendientes en el Congreso estadunidense que apoyarían una moratoria de dos años sobre ventas de este tipo a la región latinoamericana.
Interrogado hoy sobre estos argumentos, un alto funcionario del Departamento de Estado dijo que el levantamiento de la prohibición casi total sobre ventas de armamento avanzado a América Latina no implica que todas esta ventas serán rutinariamente aprobadas, y sostuvo que la América Latina de hoy es muy diferente a la que existía hace 20 años, en los tiempos de la presidencia de Carter.
En entrevista con La Jornada, este funcionario declaró que muchos de los principales países de la región cuentan hoy día con flotas aéreas envejecidas que requieren una modernización y que Estados Unidos se arriesgaba a perder cierta influencia si no ofrecía sus aviones y así cedía este terreno a las empresas europeas.
La principal motivación para que se tomara esta decisión ahora fue que el gobierno de Chile ha anunciado que comprará 24 cazas avanzados el año entrante, en un contrato con valor aproximado de 500 millones de dólares. Las empresas aeronáuticas estadunidenses Lockheed Martin y la McDonnell Douglas han cabildeado intensamente para que la prohibición estadunidense fuera levantada y así poder ofrecer sus modelos F- 16 y el F-18 al gobierno chileno. La decisión de esta semana, si bien no garantiza que las empresas estadunidenses obtengan el contrato, permitirá que estas dos empresas presenten información detallada sobre costos y ofertas a los militares chilenos así como datos confidenciales sobre las características de estos aviones caza.
Críticos como Tom Cardamone, del grupo de derechos humanos Council for a Liveable World Education Fund, argumentan que la venta chilena ofrece un buen ejemplo del tipo de escalada que podría generar la decisión estadunidense.
Cardamone aseveró que con la compra chilena el gobierno brasileño estará bajo más presión para implementar la propuesta de comprar mil millones de dólares en aviones caza. Algunos funcionarios de la administración Clinton también están algo preocupados sobre las posibles implicaciones de tales ventas en Argentina, la cual no cuenta con los recursos para comprar cazas avanzados pero que podría percibir una amenaza mayor por parte de los nuevos equipos considerados por Brasil y Chile.
Pero hoy otro funcionario estadunidense afirmó que su gobierno considera lo que llamó ``medidas de construcción de confianza'' para calmar a los argentinos.
El único país latinoamericano que cuenta que el F-16 es Venezuela, que, según informa el Departamento de Estado, adquirió una versión muy limitada de este avión caza en 1985. Los otros sistemas de armamento avanzado que fueron vendidos a América Latina durante el periodo en que la prohibición estaba vigente fueron los misiles Sidewinder enviados a Chile, motores General Electric para los aviones israelíes Kafir enviados a Ecuador y los tanques M-60 vendidos a Brasil.
Funcionarios del Departamento de Estado informaron que México no ha recibido ningún sistema avanzado de armamento de esta categoría y sólo cuenta con una vieja flota de cazas F-5 de una tecnología relativamente baja.
Los cabilderos de McDonnell Douglas y Lockheed Martin han realizado una labor durante seis años para revertir la prohibición sobre la venta de estos armamentos avanzados, argumentando que América Latina representa ``un mercado creciente con potencial ilimitado''. Un cabildero de esta industria comentó recientemente: ``No queremos que Estados Unidos quede fuera de este mercado mientras que nuestra competencia europea consiga todo el negocio. Eso podría significar empleos aquí''.