Temporal, la función militar antinarco: PGR
Elena Gallegos/I Ť Cuando se decidió la detención y consignación del general Jesús Gutiérrez Rebollo ``no se pretendió desatar la ira de los generales'', precisa el procurador Jorge Madrazo. Conviene en que de no haberlo hecho, él mismo hubiera incurrido en responsabilidades, y adelanta que el apoyo de los militares en la lucha contra el narcotráfico es exclusivamente ``temporal... transitorio'' y que en dos años -tiempo en que espera se conforme un cuerpo civil de élite- ``les daremos las gracias'' por su respaldo.
Comenta que en estos momentos más de veinte militares están siendo procesados por delitos contra la salud, pero que -``al igual que lo señalé como presidente de la CNDH''- ello no significa una deshonra para el Ejército como institución, del cual hace una férrea defensa. Admite, además, que los casos de infiltración y corrupción descubiertos en las fuerzas armadas son infinitamente menores que los registrados en la Policía Judicial Federal (PJF).
En una amplia entrevista, el procurador general de la República descarta cualquier posibilidad de que pueda pensarse siquiera -mucho menos negociarse- en ``pactos de convivencia'' con los cárteles de la droga. ``¡Eso sería una calamidad! ¡Sería no sólo garrafal y absurdo, sino delictuoso'', rechaza.
Insiste en que Gutiérrez Rebollo ``nos traicionó'' y que sólo ha dicho ``mentiras y necedades'' para defenderse, pero que se tiene un importante cúmulo de pruebas para que permanezca ``donde debe estar... ¡en la cárcel!''
Madrazo, quien apenas a dos meses de hacerse cargo de la PGR sufrió su primer revés al descubrir que su encargado de combatir al narcotráfico, el general Gutiérrez Rebollo, estaba presuntamente implicado con uno de los cárteles, recapitula lo que ocurrió entonces -febrero- y habla con largueza de la lucha que se tiene al frente para sanear a una institución infiltrada, corrompida e ineficaz, y en la que la sociedad ha dejado de creer, batalla que -asegura- no está perdida.
``Golpe muy serio''
El relevo que lo llevó de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a la PGR, luego de que el presidente Ernesto Zedillo despachara al panista Antonio Lozano Gracia, se dio en los momentos en que esta última institución vivía un acelerado proceso de deterioro.
El personaje central de esta situación era Pablo Chapa Bezanilla, cuya figura se ligaba a osamentas sembradas, videntes y testigos que se desdecían a la menor provocación. Esto motivó, primero, el escándalo y, después, la chacota en amplios círculos de la sociedad.
Madrazo hace, de entrada, un reflexión sobre los retos que tiene enfrente y de las cuestiones que lo llevaron, no obstante los riesgos, a aceptar el cargo. Es en este contexto que se llega al punto del general Gutiérrez Rebollo (dos testigos clave en su proceso han sufrido ya atentados).
-¿A dos meses de llegar a este cargo se descubrió lo del general, cómo afecta eso a su gestión?
-Fue un golpe muy serio para la PGR todo el caso de Gutiérrez Rebollo; también para el staff del procurador y para mí mismo.
``El 6 de febrero tuvimos noticias de que podría estar vinculado al cártel de Juárez, y en los siguientes días, con las evidencias que se presentaron, se confirmó todo esto, hasta llevarnos al ejercicio de la acción penal por narcotráfico, crimen organizado, cohecho y acopio de armas.
``Fue un golpe fuerte para la organización del trabajo que ya teníamos -lamenta con enojo-, y a nivel emocional de muchos de nuestros servidores públicos. Gutiérrez Rebollo llegó a la PGR con el reconocimiento de haber tenido algunos de los éxitos más importantes en este país en la lucha contra el narcotráfico: decomisó cantidades muy importantes de droga y detuvo a algunos de los capos del narcotráfico más conocidos.
Narra cómo, poco a poco, se fue desenredando toda la madeja que tejió el general para ocultar sus nexos con el cártel de Juárez, de Amado Carrillo, El señor de los cielos.
-¿Cómo complicó...?
-Resultó extraordinariamente difícil el proceso de restructuración de la PGR después de su caso. Y es que hay que entender que la Procuraduría no es una miscelánea en la que, para poder arreglarla, podamos bajar la cortina, acomodar la mercancía y limpiarla, y después abrirla para poder dar el servicio. Esto es como un coche que va a toda velocidad y a toda velocidad lo tenemos que componer.
``Pero como dice el dicho `no hay mal que por bien no venga'. Se fue Gutiérrez Rebollo a donde tenía que estar, que es la cárcel, y llegó un excelente fiscal, quien tiene en su responsabilidad, además de estar combatiendo todos los días al narcotráfico, buscar una nueva unidad y estrategia de lucha contra el narco. Una unidad en la que podamos sentir realmente confianza, que sea eficiente y que sea realmente digna.''
Enseguida, Madrazo cuenta cómo ``al paso de los días'' asimilaron el caso Gutiérrez Rebollo: ``buscamos que se hiciera cabal justicia y presentamos todas las pruebas al juez''.
Golpea la mesa de la amplia sala de juntas en la que la entrevista se realiza: ``¡Nos sentimos traicionados! ¡Es como si nos hubieran dado una puñalada por la espalda! ¡Nunca lo hubiésemos creído, ninguno de los que se sentó a la mesa con Gutiérrez Rebollo! Porque él estuvo sentado aquí, en esta mesa; nunca supusimos que el general estaba involucrado en estos casos. Pensábamos que era un hombre honesto y que tenía los mejores títulos para que la lucha contra el narco viviera su mejor momento''.
-El Ejército había sido como una parte ``intocada'' por estos asuntos, ¿no existió el temor de despertar la ira de los generales?
-Jamás me planteé despertar la ira de los generales ni tengo la más mínima intención de hacerlo. Pero no veo por qué deba despertar esa ira, si ante evidencias tan claras como las que teníamos de que este señor había incurrido en delitos, no lo procesábamos. Incluso yo hubiera caído en responsabilidades y desde luego que no estaba dispuesto a hacerlo. Con las pruebas en la mano lo llevamos a Almoloya y enfrentamos el proceso que la Constitución establece.
``Espero que los señores generales no se sientan airados porque el procurador y el secretario de la Defensa Nacional cumplen con su deber.''
-¿Lo apoyó la Sedena?
-Absolutamente. Recibí todo su apoyo y además el del Presidente; el más interesado en que esto se llevara ante los tribunales para que tuviera un debido proceso legal fue el secretario de la Defensa, el general Enrique Cervantes Aguirre.
-¿Debido a la publicación de documentos robados y por el caso de Gutiérrez Rebollo se habla de que se están generando problemas al interior del Ejército y que se pudieran estar reflejando en la tarea misma de la PGR?
-Yo no lo he percibido así. No tengo la información suficiente para hacer un análisis de lo que está pasando hacia dentro de las fuerzas armadas. Esa no es mi responsabilidad, pero hacia la PGR no lo he sentido. Tengo dos generales trabajando muy cerca, y debo decirle que lo hacen estupendamente bien. El general Alvarez Nara, como director de la PJF, y el general Tito Valencia, como director del Cendro.
Aquí puntualiza que los oficiales que colaboran con la PGR realizan un trabajo civil que implica separarse de las fuerzas armadas para laborar bajo las órdenes de un civil que es el procurador.
-¿Se le critica que haya entrado en contradicciones sobre lo que postuló desde la CNDH y la presencia de militares en las instituciones de procuración de justicia?
-No. Yo lo que dije como presidente de la CNDH, y digo como procurador, es que no hay que olvidar las facultades y funciones constitucionales que a cada dependencia del gobierno federal se le otorga y, en este sentido, son personas que no se están desempeñando como militares y que han tenido resultados importantes en la lucha contra el delito, pero que obedecen las órdenes del procurador. Hay otros militares que me están auxiliando en algunas delegaciones, como la de Baja California, Tamaulipas y Sonora, pero lo hacen bajos leyes y mandos civiles.
-¿Esto ha sido motivo de mucha polémica?
-La verdad es que nosotros tenemos un programa para restructurar la PGR de dos años. La formación del nuevo personal policial nos permitirá, en su momento, decir a las personas del Ejército que nos están ayudando: `muchas gracias por este apoyo transitorio, temporal', pues tendremos, ahora sí, una estructura que, con personal de origen y de formación civiles, continuará el trabajo. Entonces, el valioso apoyo militar está acotado por el tiempo que nos lleve conformar, con mucho esfuerzo, este nuevo cuerpo.
Aquí desmenuza los programas que se están aplicando, no sólo para preparar, sino para admitir al personal que labora en la fiscalía que remplazó al INCD, y que van desde exámenes toxicológicos hasta profundos estudios sicológicos y socioeconómicos de los aspirantes, ``inéditos en la vida nacional''.
Se refiere entonces al gran poder de coerción y corrupción del narco: ``Estamos hablando de un negocio -según algunas cifras- que oscila sobre los 400 mil millones de dólares al año. Si un narco en este país dijo que su fortuna era de 27 mil millones de dólares y sabemos que una parte de esas espurias ganancias las invierten en corromper a servidores públicos para que puedan seguir teniendo y gozando de esos ilegítimos recursos, pues ni modo, le ha tocado a personal civil y a personal militar''.
Y se aborda lo referente a si realmente se previó establecer pactos de convivencia con los cárteles, después del documento que se publicó en el que se atribuye a Amado Carrillo -del que sostiene su convicción de que sí fue el hombre que murió hace unas semanas- hacer este tipo de ofertas.
``A mí esto se me haría una verdadera calamidad. Llegar a negociar con narcotraficantes o con delincuentes significaría tanto como que la autoridad que lo haga se convierta en delincuente y en narcotraficante. Hay un delito que se llama fomento al tráfico de drogas, que se tipificaría si alguien llegara a ese tipo de acuerdos. Esa es mi convicción y estoy cierto de que es la del Presidente y la del secretario de la Defensa Nacional. Yo la orden que he recibido del Presidente es tener una lucha sin cuartel contra los narcos.
-¿Parte de la defensa que ha hecho la familia del general Gutiérrez Rebollo, y él mismo, es que él ofreció entregar a los jefes del cártel y que eso llevó a su detención...?
-Mire, hay una Ley Federal contra el Crimen Organizado que, por cierto, ya estaba en pleno vigor cuando Gutiérrez Rebollo trabajaba como comisionado del INCD. Todas estas cosas quedan documentadas. La infiltración de agentes o el trabajo undercover hay que documentarlo.
``Nosotros llevamos un libro en la Unidad del Crimen Organizado, donde cada testigo que tiene beneficios de ley está registrado, el personal infiltrado está registrado y sabemos cómo, cuándo, dónde y con qué características. Gutiérrez Rebollo nunca hizo eso. Ahora dice que lo que pasa es que estaba tratando de desarticular al otro cártel. No, a mí jamás me lo dijo, y yo era su jefe ¿no? ¿Cómo viene ahora con esas cosas francamente absurdas y mentirosas? ¡Claro, se ve realmente agobiado por los procesos judiciales que tenemos en su contra y ha estado diciendo una gran cantidad de necedades y mentiras!
Madrazo no se queda ahí. Desafía: ``¿A ver, qué me diga Gutiérrez Rebollo cuándo me dijo que estaba trabajando de esa manera? ¡Jamás! Porque además, todo ese trabajo se hace a través de la Unidad del Crimen Organizado y tiene reglas específicas que están en la ley''.
-¿No le da miedo con todo esto?
-Si tuviese miedo, no estaría aquí. Algo con lo que he vivido como visitador, como presidente de la CNDH y como procurador es que nadie se muere la víspera. Hago mi trabajo con apego a la ley, convicción y ánimo de servir, hasta donde llegue.
``Desde luego que no se las voy a poner fácil y mi sistema de seguridad es muy fuerte y también el de mi familia, porque aquí nos estamos jugando la vida todos los días. Lo mismo tienen mis principales colaboradores. Ninguno de nosotros trabaja con miedo. Sería terrible hacerlo. No podría uno cumplir sus funciones.
Una pausa y remata: ``No es malo sentir miedo; es hasta una respuesta orgánica. Lo malo es no saber controlarlo o no saber conducir los mecanismos de defensa''