La evaluación es ahora más que nunca parte integral del quehacer científico. A través de ella, se busca establecer un diagnóstico de las condiciones o resultados de una determinada actividad y está encaminada a reconocer los atributos de excelencia de la práctica cotidiana. La evaluación en el campo científico, además de aplicarse para conocer la situación que guardan las instituciones o determinar el nivel de formación de los recursos humanos, es también, un principio cada vez más reconocido y aceptado universalmente, para realizar la primordial tarea que significa el logro de una asignación óptima de los recursos financieros de origen principalmente público, destinados al desarrollo de la ciencia.
El CONACyT, instancia más importante del Gobierno Federal para la promoción y apoyo de la investigación científica y tecnológica, ha procurado, desde su creación, el establecimiento y perfeccionamiento de mecanismos para la valoración adecuada del mérito científico. En este sentido es que consideramos como una de las mayores aportaciones de la experencia del Programa de Apoyo a la Ciencia en México (PACIME), la consolidación de un sistema de evaluación por pares.
La evaluación por cuerpos de pares y por medio de arbitrajes externos ha mostrado ser un mecanismo eficaz que está validado internacionalmente, que se sustenta en la participación de la comunidad científica y que se basa en criterios de imparcialidad y transparencia en sus prácticas y resultados.
El actual sistema de evaluación ha sido resultado de un prolongado proceso de construcción que nunca termina, en el que se ha contado permanentemente con el valioso concurso del sector académico, y se ha constituido de manera irreversible en regla y práctica invariables en todo programa operado por el CONACyT.
Aunque consciente estoy de que entre la mayoría de los presentes existe conocimiento en torno a como funciona dicho sistema, me permito describirles someramente los procedimientos y los elementos que le conforman.
Por cada programa del Consejo, ya sea que se trate de proyectos de investigación, proyectos de infraestructura, cátedras patrimoniales, repatriaciones, becas o fortalecimiento del posgrado, se publica periódicamente una convocatoria en donde se fijan las normas para competir los apoyos que se brindan.
Con base en lo estipulado en dicha convocatoria, se reciben los documentos que remite la comunidad científica o las instituciones y se procede a su revisión administrativa.
Posteriormente, las proposiciones son presentadas a alguno de los Comités de Evaluación, que de acuerdo a las atribuciones conferidas por la normatividad, conforman la instancia superior de decisión sobre la aprobación o rechazo de proyectos.
Aquí vale la pena mencionar que los Comités se renuevan sistemáticamente, con la integración de los investigadores de mayor prestigio en el país, mediante mecanismos de consenso y con base en sugerencias institucionales y elementos curriculares. Es importante llamar la atención en torno a que, en estos cuerpos colegiados, participan académicos de diversas instituciones, públicas y privadas, asícomo del interior de la República y del Distrito Federal.
Los Comités de Evaluación, aquellos de carcter disciplinario, no proceden a la toma de decisiones sin una consulta obligatoria a la comunidad de expertos. Esto se cumple mediante la obtención de valoraciones externas, las cuales son solicitadas por cada Comité a los especialistas que considera más aptos para manifestar un juicio imparcial y objetivo, acerca de las características y cualidades que toda propuesta debe reunir para efectivamente ser un punto de apoyo en favor del desarrollo científico y tecnológico nacional.
Los Comités tienen por principio no dictaminar proyectos que no dispongan de al menos dos apreciaciones externas. Pero para éstos no es suficiente tener una respuesta de los evaluadores, si dicha respuesta se limita a calificar los rubros que contienen los formatos de evaluación, sin hacer comentarios de carácter cualitativo. Por ello es que buscan propiciar una contribución de más amplio espectro.
Para los Comités resulta esencial recibir opiniones que fundamenten y expliquen la calificación que otorga el árbitro, porque estos juicios son los que permiten a los investigadores responsables de los proyectos conocer las razones por las cuales su solicitud es cuestionada o rechazada y, en el caso de las que son aprobadas, frecuentemente se enriquecen con sugerencias importantes sobre diversos aspectos de las propuestas.
Por otro lado, el CONACyT ha ampliado a últimas fechas el número de Comités por Area del Conocimiento, en virtud de la gran cantidad de proyectos que la comunidad científica presenta para su evaluación. Este incremento también resonde en forma importante a la necesidad de atender la creciente diversidad de especialidades y subespecialidades del conocimiento que se manifiestan en las solicitudes de apoyo. En igual sentido, ha crecido mesuradamente el número de miembros por cada comité, mismo que varía de 8 a 10 miembros y, en situaciones excepcionales, llega a un total de 12.
Asimismo, la base de datos de árbitros externos hoy está compuesta por más de 4 mil investigadores activos nacionales e internacionales, lo que refleja claramente que la cultura de la evaluación en el medio científico y tecnológico en México ha ido en aumento.
Retomando el proceso y como última etapa, se lleva a cabo, en sesión plenaria del Comité de Evaluación, el análisis de todos los proyectos y la consideración de las recomendaciones derivadas del arbitraje externo; la discusión para la definición final y, en su caso, priorización de los proyectos de conformidad a su calidad intrínseca y comparativa respecto al conjunto.