La Jornada 25 de julio de 1997

CHIAPAS: DAR PASOS HACIA LA PAZ

El exhorto formulado al EZLN por el presidente Ernesto Zedillo para reanudar el diálogo de paz en Chiapas es un indicador positivo de la disposición del gobierno federal para alcanzar una salida pacífica y negociada al conflicto en esa entidad de la República. A esta posición alentadora del Ejecutivo hay que sumar el llamado del jefe de la delegación gubernamental, Pedro Joaquín Coldwell, a todos los actores involucrados en el proceso pacificador para que el nuevo esfuerzo de negociación tenga como base el espíritu de los acuerdos de San Andrés Larráinzar.

Más allá de estas actitudes auspiciosas de parte del gobierno federal, hay que recordar que fue éste el que originó la suspensión del proceso de paz al rechazar la propuesta de la Cocopa en materia de derechos y cultura indígenas.

En esta lógica, no basta el exhorto presidencial para permitir el reinicio de las pláticas con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sino que corresponde al gobierno dar el primer paso en la reactivación del diálogo mediante acciones concretas de conciliación y distensión en la zona de conflicto, que permitan crear el clima propicio para la celebración de los primeros contactos y encuentros entre las partes.

Por otro lado, existen nuevos factores y circunstancias políticas que deben tomarse en cuenta a la hora de reanudar las negociaciones. En primer lugar, si bien corresponderá a la próxima Legislatura resolver sobre posibles reformas legales tendentes a solucionar las causas de fondo del conflicto chiapaneco, es necesario que los actuales miembros de la Cocopa, aunque dejarán sus curules en fecha próxima, impulsen de inmediato el diálogo de paz y sienten las bases para que sus sucesores retomen pronto y en las condiciones más favorables sus labores de interlocución.

Si en términos legislativos el diálogo se encuentra detenido inevitablemente hasta la instauración de la próxima Legislatura, esto no debiera ser causa para demorar la reactivación de un proceso tan trascendente para el país como la pacificación de Chiapas. En este sentido, la composición del Congreso --más plural y sin mayoría absoluta-- resultante del 6 de julio, le dará a la Cocopa mayores márgenes de acción y decisión que los que ha tenido hasta ahora, circunstancia que le permitirá llevar al pleno del Congreso, con buenas expectativas de éxito, el texto que consideren procedente.

La persistencia del conflicto chiapaneco resulta incompatible con el empeño de la sociedad mexicana, demostrado en la pasada jornada comicial, para alcanzar una normalidad democrática, así como el establecimiento del clima de paz necesario para la cabal atención de las causas hondas que dieron origen al levantamiento zapatista: la miseria, la discriminación, la injusticia, la impunidad y la marginación económica, política y social que padecen, de manera lacerante, los pueblos indígenas. Por ello, aprovechar las condiciones favorables que actualmente se presentan para reactivar el diálogo de San Andrés es un imperativo que deben asumir todos los involucrados en el proceso negociador.