Arturo Hernández Cruz
UNAM: En defensa de la Investigación

Sorpresivamente, a principios del mes de junio, la administración de la UNAM anunció que suspendía el apoyo para cubrir los gastos de importación de equipo y materiales de consumo adquiridos en el extranjero. La nueva disposición, instrumentada con el objeto de ``racionalizar el uso de los recursos institucionales'' recibió críticas inusitadamente fuertes de un sector importante de la comunidad científica universitaria.

La preocupación de los científicos es explicable, puesto que la cancelación repentina de los fondos para gastos de importación constituye una seria amenaza para las tareas de Investigación, particularmente en aquellas disciplinas cuyos equipos e insumos se fabrican mayoritariamente en el extranjero. El nuevo recargo (40% sobre el valor de compra) gravitará sobre los subsidios asignados a los proyectos de Investigación, ya de por sí mermados por la devaluación de la moneda. Un factor adicional que contribuyó a generar malestar e irritación entre los investigadores, fué la forma unilateral y repentina en la que se implementó esta drástica medida y la falta de sensibilidad de la administración ante los reclamos que diversos grupos de investigadores hicieron llegar por los caminos apropiados.

En parte como resultado de que algunos de estos reclamos alcanzaron la opinión pública y despertaron la atención de los medios, varias semanas después de ponerla en marcha, las autoridades decidiron reformular la disposición.

En la reunión del 8 de julio con el Colegio de Directores de Facultades e Institutos, la administración anunció que:

1) Los apoyos para los proyectos en curso se mantendrán.

2) Los fondos asignados para cubrir gastos de importación se usarán íntegramente para ese fin.

3) Una comisión mixta estudiará acciones que permitan amortiguar el impacto de estos reajustes sobre la Investigación.

4) Los proyectos con financiamiento externo aprobados en fecha posterior a la disposición deberán cargar con los costos de la importación.

No bien se hicieron públicos los ajustes a la medida original, el Secretario Administrativo de la UNAM, doctor Leopoldo Paasch, convocó a una conferencia de prensa el 9 de julio para explicar la política prasupuestaria de la Rectoría. Durante la misma afirmó complacido, que a pesar de las protestas de los investigadores, la UNAM no había dado marcha atrás en su decisión de cancelar recursos para los gastos de importación de insumos para la investigación científica. Más adelante ante los representantes de diversos medios, declaró que las versiones de los investigadores inconformes en el sentido de que el trabajo en los laboratorios estaba semiparalizado por los ajustes eran afirmaciones de ``mala fe'' y que sus apreciaciones acerca de que en México no se producían los insumos necesarios para llevar a cabo su Investigación eran ``un insulto al desarrolo nacional''.

Quiero pensar que las afirmaciones vertidas a la opinión pública por el doctor Paasch no representan el sentir de las autoridades universitarias. El doctor Paasch debería imaginarse que los ``investigadores inconformes'' entre los que me incluyo, sabemos mejor que nadie lo que cuesta conseguir los fondos para llevar a cabo nuestro trabajo y que por lo mismo, tratamos de aprovechar al máximo los recursos, asignados únicamente con base al mérito científico, para sacar adelante los proyectos. Somos sensibles a las restricciones que el gobierno neoliberal que nos rige impone sobre el presupuesto de las universidades públicas, y si se nos convoca y consulta, podemos negociar y asumir compromisos que permitan racionalizar los gastos institucionales que resultan de nuestras acciones.

Finalmente, debería ser capaz de comprender que los equipos e insumos que empleamos (muchos de los cuales sólo se producen en el exterior), son los que necesitamos para producir los resultados confiables y reproducibles que son los únicos válidos en la dura arena donde competimos con otros profesionales por espacio en las revistas científicas de difusión internacional. Nuestra credibilidad está en juego en cada pieza de información que publicamos, y en ese terreno no hay lugar para la demagogia, como lo sabe cualquiera que haya defendido su trabajo ante un congreso internacional de especialistas o ante el puntilloso escrutinio de los revisores de una revista de cierto prestigio.

Esa es la Ciencia que luchamos por hacer, con el compromiso de hacerla cada día mejor y procurando imbuir con el mismo espíritu a nuestros estudiantes.

El doctor Paasch y los que comparten su ideología dentro de la UNAM, pueden estar seguros de que los ``investigadores inconformes'' seguiremos defendiendo intransigentemente nuestro derecho de seguir haciendo nuestra Ciencia desde el interior de nuestra Universidad.