Adolfo Martínez-Palomo
El difícil arte de la filantropía/I

A lo largo de la historia de la humanidad el altruismo se ha manifestado en todas las civilizaciones, inicialmente como expresiones de caridad hacia los desposeídos. Esta diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio ha encontrado cauces cada vez más vigorosos con el establecimiento de organizaciones filantrópicas, sobre todo en las culturas anglosajona, judía y musulmana.

La trascendencia de la labor altruista de la Fundación Mexicana para la Salud, pionera en nuestro medio, puede estimarse mejor si la situamos dentro del marco del papel que la filantropía organizada desempeña en el país en el que ha alcanzado su mayor desarrollo: Estados Unidos. Hagamos, para ello, una brevísima incursión en el tema.

Las fundaciones norteamericanas, parte del sector no lucrativo, han crecido a lo largo del siglo como flores después de la lluvia: en el Noreste, a consecuencia de la industrialización, del acero, del carbón y de la industria automotriz; en el Sur, con el auge del algodón, el tabaco y el petróleo, y en la Costa Oeste por la agricultura y las industrias aeronáutica y electrónica. Estas fundaciones son instrumentos legales y sociales que permiten destinar fondos privados para el beneficio público. Tienen en común una serie de atributos: son laicas, independientes, no lucrativas, voluntarias y gozan de importantes exenciones impositivas.

La flexibilidad del sector no lucrativo norteamericano le permite experimentar, modificar acciones o sostenerlas, sin necesidad de atender al juicio del electorado, ni depender de las veleidades del partido en turno en el gobierno. Ello ha facilitado reformas importantes en áreas como los derechos civiles, la protección ambiental, la seguridad en el trabajo, el bienestar de los niños y los derechos de las mujeres.

Según algunos expertos, este sector debe su existencia a las limitaciones inherentes del mercado para responder a ciertas necesidades públicas, a las restricciones del gobierno como única alternativa de respuesta ante las fallas del mercado, a la necesidad de una sociedad democrática de garantizar una forma de cooperación entre individuos y al valor que esa sociedad concede al pluralismo y a la libertad.

La consolidación de las fundaciones privadas como uno de los motores de la sociedad civil es un fenómeno reciente, porque ha sido sobre todo en la década pasada y en lo que va de la presente, cuando ha ocurrido la más alta acumulación de riqueza privada en la historia de Estados Unidos. El resultado es que hoy existen más de 200 mil ``decamillonarios'' y se contabilizan 64 individuos con fortunas estimadas en varios miles de millones de dólares (``billonarios'').

En la actualidad existen en Estados Unidos alrededor de 35 mil fundaciones, con bienes que suman aproximadamente 175 mil millones de dólares. El gasto de estas fundaciones en las áreas de la educación, la salud y la cultura es de ocho mil millones de dólares anuales. Si esta realidad es impresionante, el futuro inmediato lo será aún más: las predicciones indican que en los próximos 40 años se distribuirán, en promedio, 225 mil millones de dólares anuales en herencias. Si sólo el dos por ciento de esta riqueza se destinara a la filantropía, en los próximos 15 años los bienes y los donativos de las fundaciones privadas se duplicarán. Estamos, pues, ante un sector en plena expansión.

Este incremento espectacular en la riqueza privada ocurre, paradójicamente, en un país que sufre problemas cada vez más graves y ominosos relacionados con la atención a la salud, la educación, la degradación ambiental, la drogadicción, el crimen, los conflictos raciales y otros, que el gobierno y el sistema político no han podido atender satisfactoriamente.

Es más, a medida que aumentan los problemas, los recursos pagados por el gobierno para los programas sociales disminuyen, por lo que en el futuro cercano la creatividad de las fundaciones tendrá un campo de acción cada vez más vasto. Uno de los profesionales de la filantropía, Nielsen, lo ha dicho con candidez: ¡estamos llenos de problemas, pero también estamos llenos de millonarios!