La Jornada Semanal, 20 de julio de 1997


LA TIERRA DE LA GRAN PROMESA

Mauricio Carrera


Angeles Mastretta se acaba de convertir en la primera mujer en obtener el Premio Rómulo Gallegos, que en otras ocasiones han recibido Fernando del Paso, Javier Marías, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, entre otros. Su novela Mal de amores, editada por Alfaguara, fue escogida por un jurado de reconocidos escritores del idioma. Celebramos a la autora de Arráncame la vida con esta entrevista que Mauricio Carrera realizó con motivo de la gira de lecturas de Angeles Mastretta a los Estados Unidos.



Tanto Emilia Sauri como Catalina Ascencio son mujeres que ha situado usted en el pasado: la primera durante los tiempos de la Revolución mexicana y la segunda algunas décadas más tarde.

-Para mí el pasado es la tierra de la gran promesa. Cada quien se da sus territorios mágicos. A mí el pasado me ha funcionado para eso. En el pasado puedo concebir cosas. Me gusta mucho jugar con la idea de que en el pasado fueron posibles actitudes beligerantes y audaces, que aún ahora nos lo parecerían, a cargo de mujeres. A mí me gusta plantear eso como un reto para las mujeres actuales: si fue posible entonces, por qué no va a ser posible hoy. Yo creo que de muchos modos, estos dos libros que suceden en el pasado en realidad están trenzados en el presente. Tienen muchas reflexiones, incluso políticas, que están ligadas a modos de ser actuales.

-Por su interés en el pasado hay quien ha dicho que sus personajes son anacrónicos, pero bien pudiera ser que algunos de ellos, y en particular, claro, las mujeres, en vez de estar fuera del tiempo más bien como que se han adelantado a su tiempo...

-Sí. Yo lo que quiero plantear es que esos personajes que aparentemente eran muy extraños en su época, y no nada más en Arráncame la vida y Mal de amores sino en Mujeres de ojos grandes, son en realidad mujeres pioneras, como las que con toda seguridad existieron pero sobre las que nadie escribió y a las que nadie hizo caso. Y luego tengo otro compromiso que me parece importante: es con las mujeres que dieron luchas muy precisas pero nada glamorosas, porque no fueron luchas políticas en general sino de política privada. Esas mujeres dieron esas luchas y vivieron felices. No fueron mujeres tristes ni desoladas o a las que necesariamente les fue mal. Yo noto que en México tenemos la tendencia de venerar a las mujeres que les fue mal. Vélo con Frida. Mujeres que fueron luchadoras y que sin embargo penaron mucho. Yo, por el contrario, creo que hubo otras mujeres que fueron igual de luchadoras pero que sufrieron menos el asunto, lo tomaron con más gusto por la vida. Eso creo.

-Mujeres de las que usted ha hablado y de alguna manera rescatado en Mujeres de ojos grandes. ¿Por qué ``las tías''?

-Este libro lo escribí pensando en mi hija, que cuando nació se estaba muriendo. A las dos semanas de nacida, cuando eso sucedió, yo no sabía qué hacer, no tenía nada qué decirle, nada qué rezar, nada qué pedir, y no se me ocurrió nada más que comenzar a platicarle y decirle cosas como: ``Oye, tú no te me puedes morir. Eres parte de una cadena. Atrás de ti hay mujeres que lucharon para que sus vidas fueran mejores y diferentes, y para que la tuya fuera mejor y más fácil, hija. Entonces tú no me puedes salir con que te mueres. Vas a terminar con una cadena y atrás de ti están las fundadoras de esa cadena, que trabajaron mucho también para ti.'' Se me ocurrió contarle algunas historias que fueron verdad, como la de esta mujer que se casa por poder, se va a vivir a España y luego regresa y dice que es viuda. Esa fue una tía mía, de la que nunca supimos si se había casado o no, o si había inventado lo de ser viuda para poder ser libre. Y así, algunas otras historias de mis amigas. No muchas, como seis o siete. Pero luego, cuando Catalina se alivió, yo decidí que algo debía hacer con esas historias, que debía hacer un libro para Catalina con historias de mujeres excepcionales. Ese libro fue Mujeres de ojos grandes. Es un libro muy universal, muy raro. Por ejemplo, en España e Italia es un libro que tiene mucho éxito. En Boston conocí a una italiana que me dijo que en su país este libro es tan exitoso porque habla de mujeres que son poderosas. Son mujeres que ponen de manifiesto el poder que tienen en sus casas y el poder que asimismo tienen para hacer con sus vidas lo que quieran, aunque no lo demuestren. Son mujeres poderosas que se saben poderosas pero que no lo ostentan.

-Una de esas mujeres de su libro, de hecho no en Mujeres de ojos grandes sino en Puerto libre, dice que en México se divide a las mujeres en hijas de María y en hijas de la chingada...

-Sí, pero está la tercera opción, que es precisamente la que ella misma señala cuando afirma ``yo no quiero pertenecer a ninguna de las dos'', ¿te acuerdas? Así que la tercera opción es ella, la tercera opción son mujeres como ella, mujeres de las que empieza a haber un montón. Mujeres que comienzan, fíjate, a ser la mayoría.

-Mal de amores (considerada por algún reseñista estadunidense como un ``Lo que el viento se llevó al sur de la frontera'') es la historia de Emilia Sauri, una mujer dedicada a la medicina y atormentada entre el amor de dos hombres, Daniel Cuenca y Antonio Zavalza.

-Bueno, yo no diría que se trata de una mujer atormentada o de un amor atormentado. Más bien, aprisionado. Pero decir aprisionado también es injusto. Porque yo creo que se trata de un amor liberado por dos amores distintos. De lo que trata Mal de amores es de una mujer que no puede elegir entre dos hombres muy distintos. Por supuesto, si esta historia le sucediera a un hombre, la historia no tendría mucho chiste, puesto que es muy común encontrarse con libros o situaciones reales en las que un hombre ama a dos mujeres. Pero a la hora en que esta misma historia se traslada y se convierte en la preocupación de una mujer, se vuelve muy rara. ¿Cuándo has visto a una mujer enamorada de dos hombres, cuando es lo contrario lo que sucede todo el tiempo? Nos parece que en la mujer la fidelidad... La fidelidad es una virtud de la que Renato Leduc afirmaba que era más canina que humana: ``yo soy leal, fieles, los perros'', decía don Renato. Emilia Sauri es así: leal.

-Una actitud subversiva, en todo caso.

-Sí, es bonito verlo así. Yo creo que Emilia es en efecto una mujer subversiva. No es una mujer que está en contra de todo porque sí. Es una mujer que quiere ser dueña de su vida y que es capaz de ser infiel para ser fiel a sí misma. Sus actitudes son subversivas. No es una mujer que quiere molestar. No busca el escándalo. Lo único que busca es el milagro de ser leal. Y lo mismo sucede con la tía, que es la maestra. Ella hace lo que cree que debe hacer. No quiere molestar a los demás pero tampoco quiere que los demás la molesten y que las reglas sociales la aten o la obliguen a vivir de determinada manera.