ANIVERSARIO LUCTUOSO DE JUAREZ
Salvador Guerrero Chiprés Ť En el 125 aniversario luctuoso de Benito Juárez, el nuncio apostólico Justo Mullor García señaló que el Benemérito de las Américas ``es un creador de patria, un creador de democracia, promotor de una gran Constitución, pero no es un dios inamovible''.
Estimó que para todos los sectores e instituciones que en México comienzan a vivir ``la serenidad de la democracia'' es el tiempo de evolucionar; ``los juaristas tendrán que hacer su Concilio Vaticano II'', indicó monseñor Mullor García al aludir al cambio que la Iglesia católica comenzó a vivir en los años 60. Un siglo después de promulgadas las Leyes de Reforma que formalizaron la separación de la Iglesia del Estado y el imperio de la autoridad civil.
Benito Juárez ``pensó que la Iglesia debía estar arrinconadita y es evidente que hoy no lo está'', además de que la Iglesia ``tiene que tener más libertad de palabra y de comunicación'', así como ejercer ``una libertad educada'' que implique respeto para el gobierno y para todos los actores, así como el diálogo ``amistoso'' con ellos.
Los cristeros, perseguidos por el gobierno callista ``representan un gran tema cultural que hay que discutir'', reflexionó el nuncio.
En su primera conferencia de prensa ante los reporteros responsables de la cobertura de asuntos religiosos, Justo Mullor García condenó el asesinato del concejal español Miguel Angel Blanco Garrido. Fue ``víctima del terrorismo etarra; de un asesinato cobarde y en la obscuridad'', dijo.
``Estamos ante un caso de Caín y Abel, donde una vez más Abel cayó a manos de su hermano''. No se justifica una situación semejante en una España que ha dejado ``el centralismo totalizante de Francisco Franco y vive una maravillosa descentralización... No existe motivo para esos sueños rotos'', añadió.
En los estados modernos, agregó, ``no hay ninguna razón para discutir con las armas en la mano''.
Llamó a los obispos Samuel Ruiz García y Raúl Vera ``hombres de acción que se preocupan por la situación social'' y consideró injustos los intentos de desacreditar sobre todo al primero, quien es presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai).
En Chiapas, dijo, ``hay intereses muy fuertes'' que podrían estar detrás de los intentos de descalificación. Asumió que podrían equivocarse en sus intentos de ayudar a los más pobres, pero no puso en duda su integridad.
En su opinión, ``no hay una Teología de la Liberación; hay varias. Algunas de ellas son respetables y otras son folclóricas''. Comentó que hablar de una teología ``india'' tendría relevancia sólo en el sentido de acentuar su preocupación por un sector, una situación y un lenguaje, ``pero teología es teología y no podemos exagerar los calificativos''. Llamó a evitar malinterpretaciones y malentendidos y expresó que los indígenas ``se han quedado un poco rezagados culturalmente''.
Ante la pregunta de lo que sugeriría al gobierno para que mejorara, respondió: ``yo no soy consejero del gobierno; eso lo deciden los mexicanos''.
Para referirse al caso de la Iglesia católica mexicana presentó el mismo deslinde: ``los obispos mexicanos tienen que decidir''.
Consideró que la Iglesia ``está viviendo un proceso de renovación muy serio'' en México y en el mundo. Desde su punto de vista, la asociación que se hace entre clérigos y clases acomodadas ``está fuera de moda''.
Señaló que los católicos tienen un compromiso para contener ``esa avalancha'' eventualmente dirigida contra la Iglesia; por ejemplo, en el caso de la crítica al celibato eclesiástico que pasa en Inglaterra por una profunda revisión. Indicó que con alguna frecuencia se presentan ``campañas contra la Iglesia, incluso contra el Papa''.
A la pregunta de si esa resistencia clerical a tales ``campañas'' no sirve también para encubrir irregularidades en la Iglesia, respondió que ``la Iglesia va cambiando; debe corregir de vez en cuando''.
El crecimiento de ``las sectas'' se debe más que a los errores de la Iglesia católica y al incumplimiento de los deberes fundamentales de compromiso ético y trabajo pastoral, a la potencialidad de los patrocinadores de asociaciones religiosas impulsadas desde el exterior, frecuentemente con ``mayor poder que algunos estados'' y es consecuencia de un ``proselitismo falaz''.
El mismo Judas podría no estar en el infierno, argumenta, y sugiere el diálogo
En esas organizaciones, dijo el representante del Papa, ``puede haber el interés de que México sea otra cosa''.
A pregunta expresa, Mullor García comentó que Amado Carrillo, El señor de los cielos, ``después de un juicio minucioso, seguramente estará en el purgatorio, porque debe muchas vidas'', pero planteó que la grandeza y capacidad de perdón de Dios es tal, que existe la duda de si el propio Judas está en el infierno.
Llamó a crear ``un nuevo clima de diálogo'' en todos los temas controvertidos y evitar ``las estridencias''.
--Cuando la Iglesia critica la corrupción se le acusa de estar participando en política.
--Hablar contra la corrupción es hablar de moral social. La corrupción social, la corrupción económica es un verdadero pecado social. Las personas que corrompen, pecan. Hay casos muy clamorosos que hasta yo conozco. Criticarla es expresar una idea que además es purificadora.
La cercanía que logró al inicio del encuentro con los reporteros en la nunciatura se tambaleó cuando uno de ellos le indicó que en algunas versiones periodísticas él era presentado como un nuncio no grato a los obispos donde había estado. Su tranquilidad y sonrisa se interrumpieron. Pidió al reportero datos específicos, desmintió la referencia y sostuvo: ``todos los obispos han sido mis amigos y mis hermanos''.
Heredero de una contradictoria cultura anticlerical y muy católica por uno y otro lados de su ascendencia, Justo Mullor García se colocó prácticamente en medio de quienes lo sitúan como un conservador que en su edad adulta se adhirió al Opus Dei y la actitud del hombre que esgrime un discurso moderno dispuesto al debate.
El neoliberalismo, indicó, exige un ``correctivo social''. En su opinión, es posible y necesario impulsar ``un neoliberalismo humano''. Una economía capaz de generar empleos y una ``gran clase media'' sería recomendable para México y ``para todos los Ecapetec'' que hay en este país.
Rosa Elvira Vargas Ť La normalidad democrática que se alcanzó con los comicios del pasado día 6, demostró que una vez más erraron los profetas del derrumbe y quedaron atrás quienes aún se aferran a la política autocrática y autoritaria, y a los admiradores de la violencia como instrumento para acceder al poder, estableció ayer el secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente.
También afirmó que erradicar la pobreza representa, sin duda, el imperativo de la ética pública contemporánea.
Unico orador durante la ceremonia luctuosa por el 125 aniversario de la muerte de Benito Juárez, el titular del sector salud resaltó que las nuevas condiciones políticas también dejaron a un lado a aquellos que añoran la unanimidad, ``cuando en realidad vivimos la pluralidad más intensa de nuestra historia''.
Han quedado atrás inercias y fórmulas desgastadas, dijo De la Fuente ante el presidente Ernesto Zedillo y miembros de su gabinete. Y asentó: ``el México que surge el 6 de julio pasado exige congruencia y nuevos compromisos''.
Momentos antes de la ceremonia oficial, el presidente Zedillo había depositado una ofrenda floral y montado guardia de honor en el monumento que en memoria del Benemérito de las Américas se encuentra en el patio Mariano de Palacio Nacional.
El mensaje de De la Fuente sirvió para vincular las contribuciones de Juárez con la situación que hoy vive el país: ``Queríamos una democracia en la que se compitiera más abierta, transparente y equitativamente por el poder; una democracia más allá de los discursos y de las formas; una democracia en la que la única ventaja fuera el voto limpiamente conquistado. Esa ya la tenemos a nuestro alcance, ahora toca consolidarla, protegerla y ejercerla con responsabilidad y con ética política; proyectarla a todos los rincones del país y arraigarla en la conciencia de todos los mexicanos, sin excepción''.
Luego se refirió a la conducción gubernamental que hoy tiene México y en la que, resaltó, no ha habido titubeos ni incertidumbre, sino conveniente prudencia e indispensable energía, ``en el mejor estilo juarista''.
El titular de Salud resumió que en condiciones de economía en crecimiento y de democracia plena, en México ha llegado la hora de concentrar esfuerzos y capacidades para enfrentar el mayor reto de las naciones en este fin de milenio: el de las desigualdades sociales, las iniquidades y los rezagos inadmisibles.
Ahí están, sentenció, la dimensión y el rostro humano del desarrollo económico, y ese es ahora el gran reclamo nacional.