Imágenes cinematográficas, es decir, en movimiento tiene Hong Kong. Pero, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde nació el cine, en la ex colonia británica recientemente liberada? Su cinemática ve la luz primera en 1921, año inicial de una década que contempla, entre otros acontecimientos históricos, una huelga de marineros convocada por líderes comunistas. Nace de las entrañas de una pequeña compañía abocada a crear filmes mudos sobre los cuales poseemos escasa información.
Diez años más tarde, tercera década --no olvidemos que en julio de 1937 comienza la guerra chino-japonesa-- funcionan en Hong Kong cinco cine-productoras mayores e innúmeras menores que laboran bajo la sombra protectora de los estudios ubicados en Shangai, ciudad considerada el Hollywood asiático. Intensa creatividad continental que vendría a extenderse hasta Hong Kong --recordemos que el número de habitantes aumenta en esos años de violencia en el enclave inglés más allá del millón y medio de personas, mismas que venían huyendo del avance de las tropas japonesas-- a través de Tianyi Studio bajo la dirección de renombrada familia empresarial; los Shaw brothers que de inmediato inician masiva producción articulada con melodramas en dialecto cantonés. Entre tanto, la China continental, ocupada por las fuerzas del sol naciente, crea cintas acordes a la política imperial, que por cierto, pronto conocería un eclipse total militar y cinematográfico, el 30 de agosto de 1945.
Una vez restablecida la paz durante la quinta década, los Shaw brothers y otras productoras realizaron hasta 200 filmes anuales de variada temática --óperas, fantasías, ballets, aventuras, intrigas sentimentales y remakes hollywoodenses-- destinados al sudeste asiático (Malasia, Borneo, Formosa, Tailandia y Vietnam) habladas en cantonés, chino mandarín y dialecto fu-kien. Películas apoyadas por revistas especializadas en inglés, chino, malayo, hindú, con un tiraje de hasta un millón de ejemplares por semana.
Recojamos los hechos cinemáticos ocurridos durante los sesenta justo desde el inicio de la revolución cultural que vino de la China popular y maoista. Apuntemos que algunos cineastas adscritos a Shangai, desquiciados por aquel irrefrenable movimiento ``cultural'', buscaron refugio en Hong Kong, donde desarrollaron sus preocupaciones dramáticas leales a las concepciones narrativas e ideológicas marxistas-leninistas-trotskistas, al lado de la prolífica producción dominada --como ya dijimos-- por Shaw brothers, ahora abocada a recrear el género de las artes marciales (Bruce Lee) de indudable resonancia internacional. A finales de aquella década (1967), Hong Kong es sacudida por incidentes procomunistas en las manifestaciones por la revolución cultural china, pero también por el arribo de jóvenes cineastas formados en Estados Unidos y Gran Bretaña, como Yim Ho, King Hu y Chang Cheh dispuestos a emprender una inaplazable renovación. Reformas imprescindibles cuyos resultados brillaron poco tiempo después en películas como The emprees dowager y The last tempest, 1975 y 1976 respectivamente, a propósito de la decadencia de la dinastía Ching; o como The warlord y Scandal, años 72 y 74, acerca del poder y la corrupción; como Golden lotus y Moods of love, sobre erotismo.
King Hu recreaba las artes marciales en A touch of zen, The fate of lee khan y The valiant ones. Pero no sólo relumbraron en aquella época filmes épicos, políticos, eróticos y marciales, porque Michael Hui, actor adscrito a la televisión y a Shaw brothers, escribe y dirige, con destructivo buen humor varias comedias basadas en la problemática urbana de Hong Kong. Entre otras, Games gamblers play, The last mesage y The private eyes. No termina con Hui esta brillante década, aún nos falta citar a Allen Fong (Song of yuen chau-chai) y Ann Hui (The secret).
Para concluir, es necesario aproximarnos a los cineastas significativos de los últimos años. De nueva cuenta a Ann Hui y a su desquiciante predicción sobre el futuro en Boot people; acercarnos a Tsui Hark, Dangerous encounter- Frist Kind y a Patrick Tam ``Nomad'' que presintieron la problemática de la generación X enfrentando la liberación territorial y desde luego a Andrew Laus, cuya película Young and dangerous, parte III muestra a los jóvenes de los suburbios de la isla ante los inciertos sucesos que seguirán al finalizar el dominio colonial de Gran Bretaña sobre su ciudad natal.