La despedida a Cristina Payán, rodeada del afecto que ella prodigó
Hay gente cuya vida es una constante siembra, a esa especie perteneció Cristina Payán. Ayer fue despedida rodeada del afecto que prodigó sin reservas. Radiante siempre, con esa sonrisa de sol de barro que iluminaba su cara, Cristina es recordada como la mujer que fue: vital, generosa, inteligente y apasionada. Militante de las buenas causas, creativa hasta la desmesura, fue también una incansable promotora de la cultura popular, a la que dedicó años y afanes.
Algunos de sus amigos trazan aquí un mosaico de recuerdos que perfilan a esta mujer de excepción.
Cristina, mujer de excepción, con don Carlos. En todo fue
vital y generosa, y esa imagen oscurece y proscribe a todas
las demás, dijo Monsiváis. Foto: Víctor Mendiola
Rigoberta Menchú Ť A Cristina y a Carlos los conocí en 1985. Eran los años cuando aquí, en la ciudad de México, yo buscaba hospedaje, casas de amigos dónde poder vivir; no tenía dónde hacerlo. Y desde ese entonces viví en la casa de Cristina y Carlos, hasta que me dieron el Premio Nobel. Ellos fueron prácticamente mis padres adoptivos, sobre todo en esos años en que no tenía recursos. Vivía en el exilio, en condiciones muy difíciles, y ellos me acogieron como parte de su familia. Cristina siempre me infundía mucha alegría, mucha esperanza, no sólo en esa relación que para mí es muy cercana, sino también para muchos otros compatriotas que en ese entonces vivían en iguales condiciones. Convertimos la casa de Cristina en nuestra casa, y nunca tuvimos un pasatiempo distinto al de hacer collares y aretes. Era una mujer que no merecía sufrir y por eso se fue pronto. Le dimos el cariño que necesitaba y nuestra confianza. Para ella fue bueno saber que la quisimos tanto.
Carlos Monsiváis Ť Recuerdo las reuniones en casa de su madre, donde se congregaban todo tipo de disparates que después, cada uno de ellos, tuvo una carrera importante. Cristina, quien entonces era estudiante de secundaria, resaltaba por esa vitalidad que nunca la abandonó. Esa vitalidad es la única imagen que me permito de ella, porque fue generosa, inteligente, entregada a su trabajo, apasionada, pero, sobre todo, lo que más me gustaba de ella era el modo en que vivía su relación con la artesanía, con el trabajo comunitario, con el trabajo de Carlos. En todo fue vital y generosa, y esa imagen oscurece y proscribe a todas las demás.
Dedicación en cuerpo y alma
Juan Soriano Ť Es una amiga entrañable. Los amigos no mueren, se quedan en la memoria para siempre y, además, influyen muchísimo en nuestra formación espiritual. Ella era muy bella, y al mirarla sentía una alegría estética enorme: al ver su pelo, su cara, su piel, su alegría. Era además bondadosísima, cariñosísima y no le exigía nada a uno. Tuve la suerte de verla en Nueva York hace un mes, nos retratamos, platicamos y bromeamos mucho. Siempre que nos encontrábamos, aunque sólo hubieran pasado dos días sin vernos, como si hubiese transcurrido una eternidad; llenos siempre de cosas que contarnos, de deseos de escucharnos. Eso es muy bello, porque para mí la amistad ha sido siempre mucho más fuerte que el amor. Nuestra amistad fue maravillosa y creó algo muy sólido en mi existencia, un agradecimiento grande porque existió alguien con quién hablar de la belleza de la vida.
Mercedes Iturbe Ť Teníamos 20 años de conocernos. Con ella viví el verdadero sentido de la amistad, en donde compartíamos continuamente la vehemencia y el amor por la vida. Cristina amaba todo lo que le rodeaba: la cultura, el arte, a los seres humanos; fue una infatigable trabajadora en todos esos aspectos. Siempre se dio sin reserva. Creo que perdemos, además de una gran amiga, a una persona muy importante en la vida, y por supuesto, para la cultura de este país. Debemos tomarlo como ejemplo.
René Villanueva Ť A Cristina la empecé a tratar cuando se organizaban los festivales del periódico Oposición, órgano informativo del Partido Comunista, entonces tuve la oportunidad de compartir con ella labores de organización. Mientras a mí me tocaban las del foro y la música, ella manejaba con mucho éxito y mucho entusiasmo toda la parte de las editoriales, las artesanías y de los locales que se instalaban. En fin, ese fue un aspecto de la cultura popular que muchos quieren olvidar, pero que existió y fue tan importante y tan significativa para la vida cultural de México. Los festivales de Oposición, con su presencia anual de artistas provenientes de muchas partes del mundo, marcó una época de la cultura de nuestro país. Tengo ese hermoso recuerdo inicial, pero después la vi como directora del Museo de Culturas Populares de Coyoacán, al que le imprimió vida y lo puso en actividad.
Entusiasta promotora cultural
Gerardo Estrada Ť Fue una de las promotoras culturales más entusiastas y más voluntariosas que hemos tenido. Mujer noble, sencilla, generosa, ésas fueron sus virtudes principales, que se reflejaron en su trabajo, en su capacidad de acercarse a la gente y promover actividades comunes.
Bárbara Jacobs Ť Fui amiga de Cristina desde hace muchísimos años, tenía infinidad de proyectos y siempre se dedicó a ellos en cuerpo y alma; siempre eran proyectos que tenían que ver con el mejoramiento de la gente. Cristina era muy entregada; fue una amiga muy querida y fiel.
José María Pérez Gay Ť Fue un ser al que yo quise mucho. La conocí hace 20 años y fue una mujer muy vital. Todo lo que se ha dicho de ella es cierto, pero habría que agregar una cosa más: tenía una extraordinaria generosidad, ese es el recuerdo que nos deja.
Lilia Rossbach Ť Teníamos muchos proyectos en común. Era una mujer con una inmensa vitalidad y luchaba siempre por las buenas causas. Es una gran pérdida, deja un bache espantoso, porque era una loca maravillosa que siempre quería hacer cosas, y hasta el último día de su vida estuvo creando maravillas.
Pacho Ť Fue amiga mía desde hace varios años. Siempre apoyó todos los proyectos de La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Era una mujer muy fuerte, con mucha energía, era vital y creativa. Invariablemente tenía un proyecto en puerta y abría espacios para la cultura popular, y siempre lo hacía con mucha imaginación. (Mónica Mateos y Arturo García Hernández)