La Jornada martes 15 de julio de 1997

Fernando Benítez
Cristina Payán

Ayer por la tarde nos llegó la noticia esperada: había muerto Cristina Payán. Y digo esperada porque sabíamos de su gravedad y su agonía.

Cristina fue una mujer extraordinaria; su belleza natural respondía a la de su espíritu.

Trabajó siempre; era antropóloga y amaba el arte de nuestros indios muertos y vivos.

Joyera fantástica, sabía cocinar innumerables platillos de varias cocinas; siempre llena de pasión.

Hoy la lloramos. Deja un hueco en la ciudad más poblada del mundo; deja un hueco en su marido, en sus hijos y en sus amigos que la quisimos tanto.