La Jornada 14 de julio de 1997

POR UNA TRANSICION ARMONICA

Tras el optimismo generado por el carácter equitativo, concurrido y transparente que, en lo general, ostentaron las elecciones del domingo 6 de julio, así como por sus saldos positivos para la democracia, debe ahora reflexionarse sobre la necesidad de que las principales fuerzas partidarias del país, los órganos del Estado y el conjunto de la sociedad, se concentren en superar los enconos y las asperezas generadas por las pasadas campañas políticas y en poner sus mejores esfuerzos para asegurar que el nuevo panorama político se traduzca en una institucionalidad sólida, estable y armónica.

En esta perspectiva, un primer paso de gran importancia es el encuentro programado para hoy entre el presidente Ernesto Zedillo y el gobernador electo del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas. Cabe esperar, para bien de los gobiernos federal y urbano, y de la ciudadanía en su conjunto, que las dos personalidades políticas logren establecer, a partir de esta reunión, una comunicación fluida y unas relaciones de trabajo respetuosas que se traduzcan en un ambiente de cooperación entre el Ejecutivo Federal y la primera autoridad electa de la ciudad de México. De ello depende, en gran medida, que la capital del país pueda avanzar en la solución de los problemas que agobian a todos sus habitantes: inseguridad, contaminación, corrupción, necesidades crecientes de abasto de agua, déficit de vivienda, ambulantaje, carencia de un sistema estructurado y eficiente de transporte público, irregularidades en la tenencia de la tierra, entre muchos otros.

Es deseable que la voluntad de colaboración y distensión política manifestada por ambos se proyecte a las entidades en donde todavía se desarrollan conflictos relacionados con los resultados electorales del 6 de julio, así como a sus respectivos institutos políticos.

La necesidad de una distensión entre las fuerzas políticas es especialmente evidente en el Poder Legislativo. No debe olvidarse, a este respecto, que la Cámara de Diputados de la próxima Legislatura no estará dominada por ninguna fuerza partidaria y que, en consecuencia, será necesario establecer un clima de entendimiento y negociación entre las bancadas para sacar adelante el trabajo legislativo y adecuarlo a las expectativas de la voluntad popular, la cual expresó inequívocamente, por medio del voto, un mandato contrario a las mayorías absolutas y en favor de la construcción de consensos entre los partidos.